La ciudad dónde los halcones vuelan Cap 3
Todos nos hemos quedado atónitos al escuchar la voz que salía del teléfono, era la de un niño, seguro… esa voz era de…
…Lorian…
La recuerdo bien, tenía una voz juguetona, menos cuando se ponía serio, sonaba tan segura que había veces que causaba miedo, pero luego se reía y parecía que no hubiera pasado nada. Era normal en él, tenía la extraña mania de reírse de todo.
-¿Quién eres?-grito mi padre- Dime tú nombre…
-Ya deberías conocerme… ya deberías saber quién soy... Diego.
-No sé quién eres… ¡no te conozco! ¿Qué quieres de mí?
-Quiero apoderarme de tu vida… y a los demás, los que estáis escuchando… esto solo acaba de comenzar, estaros atentos-y colgó.
Esas fueran las últimas palabras que dijo… no se los demás que pensaron pero yo sigo pensando que es una broma y de muy mal gusto. Pero mi padre tiene los pelos de punta, es la segunda vez que lo veo tan nervioso.
Todos estamos callados, menos Nora ella sigue debatiéndose entre acabarse la piruleta o jugar con el peluche, no entiende nada ¡qué suerte tiene!
Unos minutos después todos se fueron, Pau llevo a Nora dormida en la espalda, se fue con su madre y yo estoy cansada, el viaje en coche ha sido largo, incluyendo la fiesta, donde han venido todos, es como si no hubiera dormido en un año- así que me voy a acostar- aunque apenas son las nueve de la noche.
-Buenas noches, Sheena…
-Buenas noches, mamá…
Se me había olvidado, al final Nora se ha llevado el peluche, lo ha escondido en su carro.
Mañana creo que estaré toda la mañana en casa.
¡Hora de dormir! Por fin puedo dormir en mi cama, la echaba de menos, me he puesto el pijama y he cerrado los ojos, por fin…
Cuando intentas dormir porque estas cansada y tus ojos te dicen “no os cerréis” y tu mente dice “sigue despierta”. Llevo una hora dando vueltas en la cama y no puedo dormir, mi mente ha decidido seguir despierta y tener conversaciones ella sola. Mis padres aún no se han acostado, estoy por irme con ellos.
La decoración sigue igual, no ha cambiado nada, los mismos cuadros, parecen hasta las mismas flores y las paredes están del mismo color, aunque les de el sol durante el día.
Me desperté sobresaltada al oír los gritos de mi padre y fui para ver lo que pasaba, estaba discutiendo con alguien por teléfono.
-No se lo voy a decir… me da igual… Nos has hecho demasiado daña y no voy a permitir que le sigas haciendo daño… que no la vas a ver… ¿Por qué?... porque a mí no me da la gana, hazme lo que quieras a mí pero no te acerques a ella… te mataré… me da igual que seas mi hijo… yo no te abandone… cállate…
-¿Quién era?
-Sheena ¿Qué haces aquí?... ¡Eh! Lo siento, he gritado demasiado ¿te he despertado? Lo siento, no era mi intención…
-¿Con quién estabas hablando? ¿Quién es mi hermano?
-Has entendido mal, cariño. Me refería a tu tío, mi hermano…-dice con una risa nerviosa.
-No tienes hermano, papá…
-Es verdad…-continua con la risa nerviosa- no te lo he contado nunca porque él no vive en España.
-Pues nunca me habías hablando de él ¿Por qué?
-Por problemas familiares, llevaba años sin hablar con él.
-No me lo creo, papá. La abuela me contó que eres hijo único.
-¡Estás muy pesada! Sheena- me grita- vete a dormir y no hagas tantas preguntas, me estás cansando, hay veces que eres muy pesada.
-Tú también me cansas, pero me cayó y te aguanto, insensible… me voy a mi habitación.
No he podido dormir, porque siempre tengo que discutir con mi padre, siempre nos alteramos y discutimos desde que soy pequeña. Y después él hace como si no hubiera pasado nada o sale con la frase de “no lo entenderías, es cosa de mayores”. Ya tengo veinticinco años papá, ya no soy el bebé que tienes que proteger.
-Hola, cariño ¿Cómo has dormido?...-dice mi padre- Mamá te ha preparado tortitas de chocolate y… cariño, sigues enfadada… ¿no me vas a hablar?
-¿Qué pasa? ¿Ya habéis discutido? Solo lleváis un día juntos… las viejas costumbres no se van… ¿hoy vas a verlo, Sheena?
-Voy con Pau dentro de media hora, así que no me esperéis para comer, llegare tarde…
-No os va a servir de nada seguir buscando información sobre el caso de Lorian, ya hace demasiados años que ocurrió y no vais a averiguar nada nuevo.
-Si no hubiéramos ido a ese lugar ahora Lorian estaría aquí haciendo alguna de sus trastadas, y si hubierais buscado mejor ahora él estaría descansando.
-No me eches las culpas…
-Solo digo lo que pienso o acaso no me dejas…
-Bueno, me voy que Pau acaba de llamar a la puerta, papá no te canses…
Menos mal que ha llegado antes de la hora, porque ya me veía discutir de nuevo con mi padre, siempre le he echado las culpas por la muerte de Lorian, porque sé que eso le sienta fatal, es la única manera de salirme con la mía.
-Hola, Sheena… ya tienes la cara larga ¿con quién has discutido?... A vale, no me lo vas a decir, eso es que has discutido con Diego…
-Si ya lo sabes porque preguntas.
-Para hablar sobre algo, ¿Quieres que te cuente algo sobre Nora?...
-Lo vas a hacer igual…
-Pues verás ayer cuando llegamos a casa…
Ha estado más de una hora hablando de Nora, no me dejaba decir nada, me ha dicho que el peluche le ha escondido y no le dice dónde está.
-Ya hemos llegado… vamos pasa…-siempre me da paso primero, no le gusto entrar al cementerio, así que tenemos ir cogidos de la mano como si fuéramos novios, para que podamos entrar.
-¿Aun te da miedo?
-No… que va…-está temblando.
-¿Quieres que entremos otro día?
-No, estoy bien, Sheena… vamos entremos.
La tumba de Lorian está en el suelo, en el lugar donde suelen poner a los niños pequeños y recién nacidos cuando estos fallecen, el ayuntamiento le hizo a Lorian como una pequeña casa donde están todos sus juguetes y donde hay fotos de él.
-Porque me hiciste correr, Lorian… ahora estaríamos los dos juntos… sé que m estas escuchando y te estas riendo, seguro que me estás diciendo que soy un miedica, porque te has ido solo tu…
-No tienes que echarte toda la culpa, yo también estaba allí…
-No tuviste que ver como lo mataban e irte corriendo…- ya se ha puesto a llorar- tendría que ser yo el que estuviera allí dentro…
-No digas eso, no es verdad…
-No sé cómo puedes estar al lado de este idiota, hermanita… deberías darle la razón… Mira… te llamas Pau ¿verdad? Ella no quiera afírmalo porque te quiere, pero tu mataste a Lorian…
-¿Quién eres? ¿De qué vas?
-Papá no te ha hablado de mí, ese viejo saco de patatas. Mira… yo soy tu hermano mayor… ¿te han dicho mi nombre? Me pusieron Nicolás, pero tú me llamabas Nick.




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