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Una historia sin más.

Publicado por asher el 09/12/2014 · Categorías: Creación

U na historia sin más.

Otro día en el paraíso, o mas bien debería decir en el infierno que es mi vida. Me llamo Alex Pereira y os voy a contar como es mi vida. El día de hoy no pinta nada nuevo, me tengo que levantar a las 6 am como siempre y prepararme para ir al instituto. Como no, me quedé dormido y llegué tarde a clase. Aquí es donde vamos a empezar, nada más llegar a clase, al comenzar el día.

1. El Ángel del infierno

Llegar tarde a clase es una de las cosas que mas me molestan del mundo, no por el hecho de perder clase, o por la bronca del profesor, sino por la vergüenza ante mis compañeros de ese mal rato que se pasa. Con la mochila a la espalda bien sujeta, pienso en excusas para que el profesor me deje tranquilo lo antes posible, como por ejemplo "vengo del médico", no esa no vale, los médicos ahora te dan justificantes, que tal "me encontraba mal y en principio no iba a venir a clase", si con esa valdrá. Ya estoy enfrente de la puerta de mi aula de Lengua, hoy íbamos a hacer una prueba de lectura, una brillante idea de nuestro genial profesor. Evidentemente es un sarcasmo ya nuestro profesor, Luis José , está como una regadera. Es de Francia con familia Española y corpulento. Jugó de pequeño al fútbol lo cual es fácil de apreciar. En clase no para de hacer movimientos extraños, cambiar el tono de voz etc etc... en fin es muy raro pero los profesores que tocan tocan y hay que aprobar igualmente.

Tomo en mi mano el pomo de la puerta, pienso, suspiro, me relajo y lo giro. Mientras se abre la puerta me da la sensación de que el tiempo pasa mucho mas lento y empiezo a pensar en lo que puede ocurrir, y dada mi suerte en la vida, todas son muy malas opciones. La puerta termina de abrirse y yo vuelvo en mi, toda la clase se queda mirándome en silencio y veo que nuestro adorado profesor no está y en su lugar, en la pizarra mirándome, se encuentra una joven, de unos 20 años, de cabello largo y liso, de un tono muy oscuro. Parece ser una profesora nueva o una sustituta, va vestida de negro completamente, con un conjunto que realza sus curvas por lo que deduzco que esta soltera. Es joven y no se le notan signos de la edad como arrugas o similar. Me mira dulcemente, como si supiera perfectamente lo que ha pasado y me estuviera diciendo, "corre siéntate y no hagas más el ridículo". De repente me sentí aliviado, liberado y despreocupado de tener que dar explicaciones y mi boca cobró vida propia.

-Soy Alex Pereira , siento llegar tarde, ¿se puede pasar?

-Por supuesto. Soy Laura, vuestra nueva profesora de lengua,-Por alguna extraña razón, esta nueva profesora me caía bien y parecía comprender a los alumnos ya que todos en clase parecían estar contentos- ve a tu sitio y saca el material, estamos con las frases subordinadas.

Rápidamente fui a mi sitio en segunda fila, sentado junto a una chica que apenas conocía mas que de haberla visto alguna vez por el instituto. Sabía de ella que se llamaba Alicia, que tenia el pelo castaño rizado que le caía en ondas desde la cabeza al cuello, y unos ojos verdes que hipnotizaban. Era una chica maja y divertida, parecía reír por todo y siempre estaba alegre, una cualidad que no mucha gente posee. Alicia no era la más guapa de clase, pero tan sólo por su carácter enamoraba.

Cuando me senté y saqué las cosas Alicia me iba a dirigir las primeras palabras en todo el curso. Si, a pesar de estar en todas las clases juntos no hemos hablado nunca, quizá por mi timidez, quizá porque no surgió la ocasión... quién sabe, el caso era que estaba a punto de recibir sus primeras palabras.

-Buenos días Alex , hoy vienes muy guapo- me lo dijo mirándome a los ojos y con una sonrisa de oreja a oreja.

Noté como se le coloreaban los mofletes y me dejó de mirar para atender a la profesora. Me quedé sin poder reaccionar y sin saber que pensar durante unos segundos y en seguida me giré hacia ella para contestarla, pero no encontré las palabras adecuadas. En ese momento se volvió, me miró la cara de angustia y miedo que tenía y me dijo en un tono bajo:

-Tranquilo, no tienes que decir nada. -me volvió a sonreír y se preocupó de nuevo de atender.

"Después de todo, hoy no va a ser un día tan horrendo" pensé.

Mientras la clase pasaba, yo estaba por primera vez sin atender, obsesionado con la idea de que una chica como Alicia me dirigiera y no sólo la palabra sino un cumplido. Era algo que no me había ocurrido nunca e intentaba buscar el por qué, ¿por qué de repente me dirige la palabra en los dos meses que llevamos de clase, por qué ahora y por qué un cumplido que sé que es mentira? ¿por qué?.

La clase de lengua se me pasó en un periquete y además sin darme cuenta, había olvidado que teníamos nueva profesora y la vergüenza de llegar tarde a clase había desaparecido.

En los descansos de 5 minutos la clase cambia. La gente se levanta, se va con sus amigos, forman corrillos y hablan y juegan. En cambio yo, me dedico como es habitual en mi, a estar solo, sentado en la mesa mirando por la ventana, siempre sólo.

De repente escuché unas risas de fondo, no eran las de siempre de lo macarras de clase, la típica risa de "mira ese tonto ahí marginado", esta vez eran risas de chicas, de cotilleos y no sonaban muy lejos lo cual no era para nada habitual. Me volví a ver que se terciaba y vi que el grupito de Alicia se reía y me echaban miraditas mientras Alicia sonreía y se sonrojaba esquivando mi mirada. Es una sensación muy rara esta en la que no sabes que pasa ni como reaccionar y mucho menos sabes si es bueno o malo. Después de todo lo que he vivido, he aprendido a no confiar y a fijarme en los detalles que delatan a las personas para saber si sus intenciones son buenas o malas, pero en este caso estaba perdido.

Toco el timbre y el profesor de biología, siempre puntual entró en clase después de su típica charla con el profesor de enfrente. Entró decidido y raudo hasta su sitio para empezar lo antes posible y acabar lo antes posible. Lo bueno de sus clases, o lo malo según se mire, es que el no las medía por el tiempo oficial de la hora sino por el temario dado, así que si lo dábamos en poco tiempo, saldríamos antes al recreo y al contrario, si tardamos demasiado, a lo mejor ni salimos.

Esta vez vacilé en llegar a mi sitio para que Alicia se sentara antes y pudiera observar con mas pericia, con un mayor detalle sus detalles para averiguar por qué me había dicho esas cosas en la hora de Lengua. Todos se sentaron rápidamente y yo me senté nada mas ver que lo hacía Alicia. Por desgracia no pude descubrir nada, así que decidí arriesgarlo todo a una sola carta: "al final de la clase, le preguntaré por qué".

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Espero que este primer post os guste y que me ayudeis a seguir con la historia, se aceptan sugerencias y criticas constructivas :D Saludos!