Una historia sin más (10)
10. Difícil de explicar.
Una vez en el coche, el hombre de traje se sentó en el asiento del conductor y encendió el motor. Pronto estábamos en las calles del pueblo, no muy lejos del instituto pero lo suficiente como para asustarme. “¿Por qué me pasan estas cosas a mi? Si soy un chico normal y corriente.” Pensaba con miedo. Pensé en preguntarle al conductor algo pero no me atrevía no quería aparentar ser un niño pequeño pero en realidad lo era. No lograba entender de que iba todo esto y nadie quería explicarme nada.
De repente el coche se detuvo, frente a la clínica de psicología. Unos segundos antes de que el hombre de traje me ordenara bajar del coche, me paré a pensar en todos los aspectos del día para intentar averiguar qué estaba pasando. “Primero la profesora y sus preguntas, después que Alicia no había venido a clase, probablemente estaría aquí, en el psicólogo. Y por último me secuestran y me dicen que es por Alicia. Está claro, la a pasado algo, un ataque o algo y habrán preguntado a los profesores si tenía alguna relación y la profesora de lengua les habrá dicho que estábamos saliendo o similar. Genial ya lo tengo claro.” En el momento que creí tener la situación controlada bajé del coche y seguí al hombre de traje.
- Oiga, ¿me permite saber… su nombre?
- Me llamo Jesús, pero mis compañeros me han apodado “Jés”.
- Yo soy…
- Ya sé quien eres, entra.
Me cortó con una voz bastante agresiva, no me gustó nada, solo intentaba ser formal. Decidí hacerle caso, no le fuera a cabrear y entré en la clínica. Abrí la puerta y la recepcionista me dijo que fuera a la última sala, por el pasillo a la izquierda. Mientras iba hacia la sala, empecé a temblar de los nervios y a sudar. Estaba bastante nervioso, me había dado cuenta de que no tenía la situación controlada ni por asomo y que no iba a saber qué hacer ni qué me encontraría en aquella sala.
Me empecé a fijar en la decoración del interior de la clínica y observé una decoración distinta según te adentrabas en el local. Poco a poco, a cada paso que avanzas, la decoración pasa de ser bonita y llamativa a ser oscura y sombría.
Me paré frente a la puerta donde al otro lado encontraría respuestas a la mayoría de mis preguntas y antes de pasar organicé mis ideas y me relajé para intentar dejar de sudar y bajar mi ritmo sanguíneo, parecía que me iba a explotar el corazón. Finalmente me decidí a abrir la puerta. Al observar lo que se hallaba tras esta, me quedé bastante sorprendido y un poco decepcionado e de admitir.
Observé una habitación bastante corriente pero en vez de dirigir mi atención al lugar en el que me encontraba como de costumbre, me fijé en la nuca persona que se encontraba en esta. Tras una mesa de madera oscura y en una silla recubierta con cuero se encontraba una señora mayor, con el pelo algo rizado, corto y blanco. En cuanto entré, cogió una libreta y un bolígrafo y empezó a apuntar, “Que grosera, ni si quiera me ha saludado.” Pensé.
La puerta se cerró de golpe tras de mi y una vez dentro me senté en una de las sillas frente a la oscura mesa de madera y observé mi situación. Una sala decorada completamente de colores oscuros, azul, marrón, negro… y con muebles de madera oscura. Lo único que llamaba la atención de estos eran algunas hendiduras en distintas partes de una estantería claramente con sobrepeso de libros. No parecía una habitación muy agradable, no al menos como lo parecían las primeras, llenas de color y de luz.
Era extraño, pero este ambiente relajaba. Más aún cuando la señora bajó un poco la persiana de la solitaria ventana de la habitación. Todo quedó casi a oscuras pero con suficiente luz como para orientarse por la habitación y no caerse ni tropezar con nada. Apenas me podía fijar en los detalles de los objetos de mi alrededor, lo cual en parte no me gustaba pero me relajaba al pensar “Sólo son siluetas, no hay nada más que ver ahí.”
Giré la cabeza para mirar a ambos lados y mientras la señora seguía con sus notas en la libreta, vi varias titulaciones que no logré reconocer en la pared por la tenue luz. Supuse en ese momento, por la actitud de la señora y la habitación, que no estábamos en una consulta sino en su despacho o parecido. La sala era bonita y relajaba pero si tratas a un paciente como puede ser a un adolescente ensimismado o deprimido que se auto mutila como por ejemplo hacía antes Marta, lo último que quieres es meterle en una sala oscura y relajante para que no piense en el suicidio. Lo que yo haría en mi opinión es darle un sitio colorido y alegre con luz para que vea el lado bueno de las cosas, de ahí que saque la idea de que este era su despacho.
Ya llevaba lo menos una media hora y me estaba cansando. Había memorizado cada mueble y cada objeto de la sala y la señora seguía con sus notas. Ya había escudriñado todos los detalles de lo que me dejaba ver la luz de aquel lugar y me estaba empezando a aburrir. Mas bien ya estaba aburriéndome. En ese momento en que decidí que me aburría, pensé en hablarle a la señora pero cuando me incorporé con los brazos, inclinando la cabeza hacia delante para hablar, un gesto que repetía mucho cuando estaba sentado, me cortó.
- Bueno, parece que ya te has cansado de pensar en tus cosas, ¿No Alex? – “¡¿Pero qué dices?!, si eras tu la que estaba en sus cosas con la libretita.” Pensé, me irritó mucho ese comentario y no pude evitar echarle una mirada de odio.
Me paré a pensar en por qué lo habría dicho hasta que me di cuenta de mi error, ella era la psicóloga, seguramente las notas eran sobre mi actitud, y no sería la primera vez que cuando me concentro en alguna zona u objeto me llaman la atención por estar pensando en mis cosas cuando en realidad estoy memorizando detalles.
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Espero que os guste ir diciendome en comentarios pliiiis.
Un saludo calamares! :D



Comentarios
partyflipa - hace más de 10 años
¡Qué confusión! ¿Pero qué está pasando? Voy a leer el siguiente...
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