Una historia sin más. (2)

Publicado por asher el 12/12/2014 · Categorías: Pensamientos, Creación, Libros, Sobre mí

2. La única carta, estoy perdido

Después de no encontrar a Alicia en el primer recreo decidí esperar al segundo, ya que en las dos horas siguientes teníamos clases de optativas elegidas y por desgracia no coincidíamos. Las clases se me hicieron eternas y no me enteré de nada por estar obsesionado con una idea, "¿y si fuera cierto que lo dice de verdad?¿en ese caso que debo hacer?", mil preguntas rondaban por mi cabeza y por primera vez en mucho tiempo no encontraba respuestas.

Al sonar la campana que determinaba el final de la clase, desperté de mi pequeño trance y en seguida pensé "tan sólo me quedan cinco minutos para practicar lo que la voy a decir o preguntar. He de ser sutil pero no demasiado, no quiero que vea que desconfío ni que se sienta incómoda. Dios mío, no se que hacer, para empezar ya me cuesta hablar con la gente. Estoy perdido." Empiezo a perder la esperanza de poder obtener respuestas y en vez de buscar en el recreo a Alicia me quedo en mi rincón. Mi famoso rincón, una esquina cercana a la puerta del instituto con un triste radiador que nadie sabe para que esta fuera del edificio y tan mal colocado, pero a mi me viene genial. Me siento en el suelo apoyando la espalda en el radiador que curiosamente en verano esta caliente y en invierno frío, todo sea por ahorrar energía.

Saco mi palmera de chocolate, que con tanta ansia, he esperado a abrir hasta el momento del recreo, abro el envoltorio y antes de poder darle el primer mordisco, una mano aparece en movimiento y me roba un cachito, no muy grade pero justo el que iba a morder. Levanto la mirada para ver quien ha sido el ladrón y veo que alejándose poco a poco con el cachito de palmera en la mano la figura de una chica, me resulta familiar por lo que no me quejó del pequeño hurto, me quedo mirándola para ver si puedo adivinar de quien se trata y de repente caigo en que es Alicia. Un impulso que no puedo explicar, hace de tripas corazón y de la nada sale de mi boca:

-¡Alicia! -Por lo pronto e pongo a pensar en como he podido decir su nombre en alto a riesgo de lo que efectivamente ocurre. Se separa de sus amigas y se acerca habiendo degustado ya el cachito de palmera. Me fijo en que cerca del labio, en la mejilla se ha manchado de chocolate y se me ocurre una excusa para salir del embrollo.

- Dime Alex- me dice con una sonrisa y sus mejillas sonrojadas.

-Es que... Es que... - "vamos imbécil, di algo y deja de parecer tartamudo" pienso mientras intento decir algo con claridad.- Ti, Ti, Tienes un poco de chocolate en la mejilla...-

- Quítamelo por favor.- dijo con su dulce voz. La miré a los ojos, a sus preciosos ojos verdes y me quedé en blanco, pensé "¿y ahora qué hago?, cómo puedo salir de esta? será mejor que la limpie con cuidado y me vaya a clase ya..." Me baje la manga de la chaqueta para limpiarla pero me cogió del brazo, lo alejó de su cara, y me dijo:

-¿qué tal si lo haces... Con un beso?- Se le puso la cara roja como de costumbre y me miró girando de lado a lado como una chiquilla pequeña. Acto seguido, ante tantos problemas sin solución aparente, en un ataque de pánico, la dije:

-Perdona tengo que irme.- Y como un imbécil salí corriendo con mis cosas hacia clase dejándola sola allí parada.

Seguramente se debió quedar pensando que era estúpida y todo esto por mi culpa. A lo mejor el día vuelve a su curso y empiezan de nuevo las calamidades.

Me dirigí a clase pensando en que era muy tonto por perder una oportunidad así, y más aún por si había molestado de alguna manera a Alicia. Llegué, por suerte la puerta estaba abierta así que pasé a mi sitio, dejé las cosas y me fui a una mesa que había junto a la ventana. Como tantos cambios de clase me senté en la mesa, abrí la ventana y miré por ella como esperando un milagro. Con el viento acariciándome la cara y el ruido y risas de la gente en el patio, me relajaba.

Me paré a pensar en lo que había pasado y a planear como siempre, que opciones me quedaban para arreglar mis errores. Con el único con el que no podía era con el de Alicia. Era un error que me comía por dentro, una situación de la que no sabía salir y que me angustiaba ya que a muchos chicos que conozco les gustaría estar en mi lugar, no se por qué me tuvo que elegir a mi pero no me quejo.

Noté como una mano cogía la mía y escuché un sollozo tenue. Al volverme acia a atrás para ver de quién se trataba vi que era Marta, quizá la chica con más corazón que he conocido nunca. Somos buenos amigos y es en la única en la que confío y quizá la única chica con la que no temo hablar. Es alta, rubia y está en los huesos. Siempre viste de oscuro y de grupos de heavy y cosas así de cadenas y pinchos, no me gusta y lo sabe pero no me importa, para gusto colores que se suele decir, digamos que la respeto. Al ver a digamos que mi mejor o única amiga llorando y que me cogía la mano, sentí temor pues algo malo había pasado y me dispuse a preguntárselo cuando la mire el brazo y vi que tenía múltiples arañazos de los que salían pequeñas gotas de sangre. Me he olvidado comentar que cuando se deprimía por algo, tendía a hacerse auto lesiones, así que me relajé pensé que debía hacer con la mente fría y cuando lo tuve claro en cuestión de segundos me propuse hacerlo rápido.

La agarré del brazo bueno y la llevé mientras lloraba al baño de chicas, cogí papel higiénico y la lavé con agua el brazo. Con el papel improvisé un pequeño vendaje para que si sangraba mas, no manchase y taponase la herida. No era la primera vez que se lo hacía y como las otras veces me preocupé por que estuviera bien y le pregunté por qué lo había hecho. Lo único que entendí de esa frase balbuceante entre sollozos y lágrimas fue muerte. Mi primera reacción fue abrazarla y darla un beso en la frente. La quería mucho porque siempre me ha apoyado en todo y la pasaba, como a mi, solo cosas malas. La acompañé a jefatura de estudios para que llamaran a sus padres y la fueran a recoger y me quedé con ella esperando media hora, pero debía quedarme con ella aunque llegara tarde a clase y eso me moleste, debía hacerlo y lo hacía.

Esta semana ha trascurrido con normalidad, como siempre: las mismas bromas, las mismas caras de asco etc... En fin, nada del otro mundo. Hoy era viernes ya, lo que significaba que por la tarde saldría con Marta e intentaría averiguar por qué estaba últimamente tan deprimida. A ella nunca la a gustado que hurgue en su vida, ni aunque sea para ayudarla. A veces me da miedo, cuando se deprime hace auténticas tonterías y se pone fría como el hielo.

No debía pensar en ello ahora. Estaba en clase de lengua con la nueva sustituta y me había olvidado completamente de lo que me había pasado con mi compañera de al lado, con Alicia. En toda la semana no volvimos a hablar de nada, ni siquiera de lo ocurrido pero la veía inquieta, como si estuviera agobiada por algo.

-¿Te pasa algo Alicia?

-Vaya, veo que por fin te dignas a hablarme

-Pero Alicia es que yo...

-Hazme un favor y cállate

-Alicia...-Dije con la típica voz de crio sorprendido, no entendía por qué se había puesto así. No lo veía normal.

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Ha! Os dejo con la intriga a ver que me decís en los comentarios. Espero que os guste!

Un saludo calamares! :D