Una historia sin más. (6)
6.Una estupenda tarde
Estuvimos vagabundeando durante unas horas por las calles, las cuales conocíamos desde pequeños como la palma de nuestra mano. Marta iba por la calle dando de vez en cuando pequeños saltitos e iba sonriendo, se la veía feliz así que, no saqué el tema de por qué hace unos días se cortó.
Por la calle ya empezaba a refrescar y a hacer mal tiempo con lo que la ofrecí entrar en una cafetería o parecido a tomarnos algo.
La cafetería en la que entramos era un tanto peculiar, ya que aunque estaba decorada rústicamente, tenía la barra de piedra maciza y entre las mesas un tablado pegado a la pared donde se encontraba incrustada una televisión. Marta y yo nos quedamos mirándolo de distinta manera, mientras que yo lo miraba con cierto asombro intentando reconocer para que se usaría esa zona del local, Marta lo miraba con una sonrisa mordiéndose el labio inferior, como cuando va a hacer alguna de las suyas.
-Que pasa parejita – No sorprendió el camarero, un hombre grande y un tanto gordo y corpulento. - ¿os apetece un karaoke?
-No gracias – Respondí rápidamente antes que Marta. Por como me miraba parecía que quería probarlo y con mi miedo escénico y lo mal que canto...
-Venga Alex, porfaaa – Me cogió de las manos y me arrastró hacia el tablado. No opuse mucha resistencia por que si no luego se enfadaría conmigo.
-Está bien... Solo una canción y nos vamos- Observé que no había mucha gente y pensé que no podría ser muy difícil aguantarlo.
-¿En serio? - Me preguntó sorprendida con una sonrisa en la cara - ¿Con el miedo escénico que tienes, te vas a atrever?
-Lo intentaré.
El camarero con sus grandes manos apenas era capaz de mover el botón para encender la televisión y los micrófonos. Cuando por fin lo consiguió nos los acercó. Marta estaba entusiasmada y yo estaba empezando a sudar y a temblar.
Marta corrió tras del camarero para elegir la canción y volvió al mismo trote. Me vio tiritando y sudando y se rió intentando esconder su boca con la mano que tenía libre.
La televisión se encendió, las luces se pusieron tenues y apareció una pequeña bola de discoteca en el centro del techo del local. Todo se iluminó con distintos colores en movimiento.
La canción empezó a sonar, la reconocí al instante “La primera versión”. Esa fue durante mucho tiempo nuestra canción favorita, pero sólo la cantábamos en su habitación y siempre solos nunca nos había visto nadie. A ella no la importaría ya que iba a clases de canto y ademas no tenia miedo escénico, es mas la encantaba salir al escenario y actuar, cantar bailar... Estaba hecha una artista pero yo por el contrario sufría hasta cuando tenía que hacer de árbol en la función del colegio.
Cuando empezamos a cantar, la primera estrofa ella la cantó genial y yo tartamudeé un poco. El camarero que estaba apoyado en la barra mirándonos se rio.
Marta se dio cuenta de lo mal que lo estaba pasando y me cogió de la cintura, me acercó a ella y siguió cantando haciendo que nuestros cuerpos se balanceasen de un lado a otro.
Me relajé bastante y pude cantar un poco mejor, aunque se me seguía dando fatal. En el momento en que ya estaba relajado mirando la letra de la pantalla que no me hacía falta porque me sabía la letra de la canción de memoria, Marta me abrazó y me izo bailar con ella mientras cantábamos. Lo hizo con tanta dulzura y suavidad que cedí y me dejé llevar.
De pronto la canción había terminado y no me lo creía. Había estado cantando y bailando delante de diez o veinte desconocidos y me lo había pasado bien. Me encontraba tan bien que abracé a Marta y esta me devolvió el abrazo con más fuerza.
Oí que la puerta del bar se habría y entraba mas gente llamada por el cúmulo de aplausos de la gente. En ese momento en el que Marta se giró y me hizo señas para que mirara a nuestro público, en ese mismo instante en el que giré la cabeza para ver a toda la gente que nos aplaudía, Marta me tomó con sus manos y me besó en los labios.
Unas milésimas de segundo antes había podido ver a una chica de ojos verdes con el pelo castaño y rizado que nos miraba desde el fondo. Mientras aún duraba el beso de Marta que me estaba dejando seco, abrí los ojos y la vi. Era Alicia. En el momento en que la reconocí llorando al fondo, ella se marchó. Yo detuve el beso y grité.
-¡Alicia, espera!
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Bueeeeeno calamares, espero que os haya gustado y siento dejaros en este momento con tanta tensión pero aún no se como seguir ;)
Os espero en los comentarios como siempre y,
Un saludo calamares! :D



Comentarios
partyflipa - hace más de 10 años
¡Uaaaaaah, qué culebrón! Voy a por el 7. Por cierto, como es un relato bastante musical, quizá podrías poner también los vídeos a las canciones para que las escuchemos mientras leemos jejeje Pero bueno, tú eres el artista, tú decides ;)
asher - hace más de 10 años
Podria si, es una buena idea. Quizas lo haga en un futuro proximo. :D
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