Más allá de mi corazón. Capítulo 3
Tengo que descubrir la verdad. ¿Es esto una obsesión, una mala pesadilla de la que despertaré? Esto es la cruda realidad que me aplasta cada mañana, sintiendo como si mis pies fueran de hierro a cada paso que doy, notando mi cabeza llena de acontecimientos que se alborotan con el paso de los segundos, obteniendo imágenes borrosas y confusas de la realidad. Debo de darme prisa si no quiero llegar tarde a clase. Oigo como unas nubes negras se acercan lentamente acechando con llover. Intento aligerar el paso, pero ya es demasiado tarde; la lluvia comienza a caer, cada vez con más fuerza. Noto como me cala los huesos. Me tambaleo ligeramente y mi cabeza da vueltas. Tengo que refugiarme en algún lugar hasta que la lluvia cese, pues me será imposible llegar así al instituto. Corro hacia el techado de una casa cercana. Me apoyo contra la pared y cierro los ojos para relajar mis pensamientos. Permanezco así unos segundos hasta que oigo una dulce voz llamarme, que me resulta algo familiar. Abro los ojos bruscamente, estoy sudando y sobresaltada. Miro a todos lados, con el corazón palpitándome con fuerza contra el pecho. No sé a dónde miro, ni siquiera sé qué estoy buscando, sólo sé que debo encontrarle.
No lo pienso. Corro en mitad de la lluvia, dejando mi mochila atrás. No sé hacia dónde me dirijo, pero no me importa, solo sigo a mi corazón, a esa voz que se repite en mi mente y despierta millones de recuerdos. Mi cabeza va a estallar. Comienzo a no distinguir aquello que me rodea con claridad. Atisbo la figura de un joven, es él. Me llama con súplicas. Me quiere, me necesita y yo le busco incansable. Estoy a punto de alcanzarle, mis piernas amenazan con romperse como frágiles cristales, mi cabeza martillea fuertemente mis sentimientos y la percepción que tengo de la realidad se vuelve cada vez más neblinosa. No puedo correr más, pero mi corazón sigue luchando por conseguir llegar junto a él.
Soy demasiado estúpida, pero por desgracia me doy cuenta demasiado tarde. La imagen se vuelve más nítida, pero no para mostrarme a un joven de cabellos rizados, sino a una chica morena y alta que sonríe maliciosamente… ¿Por qué no me pregunté antes si esto era real? Tal vez estaba tan desesperada por verle que me había engañado a mí misma.
No tengo tiempo para retroceder y huir de allí. El dolor y el miedo se apoderan de mí cuando la chica saca un arma y me apunta con ella. Un disparo rasga el aire y me derrumbo sobre el húmedo suelo, sintiendo una profunda punzada en el corazón, pero sé que ahí no he recibido el disparo, esto es mucho más doloroso que eso: intentar huir de un amor que está unido a la muerte.




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