Cibercorresponsales

Se me cae el mundo a pedazos.

Publicado por blanca el 20/05/2013 · Categorías: Concurso Y tú, ¿qué?, Creación

"He estado averiguando cómo empecé con este vicio, siento cada día que el mundo se me cae a pedazos... Pienso que tal vez mis padres no se han dado cuenta del gran problema que tengo últimamente; me dicen que reacciono de una manera impulsiva y no quisiera apresurarme pero creo que estoy contaminada con lo que últimamente está muy de moda.

¿Mis amigos? eso para mi no existe. Siento que cuando pienso en mi mundo y en lo que hago, lo olvido todo y sólo vivo el momento con gran intensidad porque es mi momento. La gente dice que he perdido peso, que se me notan los huesos... pero eso es mentira. Me gustaría cambiar mi espacio, tal vez solamente soy una adolescente compulsiva, pero lo único que intento es ser yo misma, ya que mis padres no me han dado todo lo que quería sino que he sufrido falta de cariño paternal. Hace ya 2 años que no escucho de los labios de mis padres: "hija, ¡te amo!", al contrario, recibo regalos y regalos... ellos no tienen tiempo para su amada hija, lo reconozco y, así no soy feliz. No tengo en quien confiar, no sé lo que es el amor, hay momentos en que quiero quitarme la vida al pensar que así mis padres no tendrían que gastar su dinero, sólo sé una cosa: yo cambiaría todas mis cosas materiales y se las daría a quien lo necesite por un poquito de amor. Quiero contar mi experiencia, y quiero contarla desde mi punto de vista, desde el momento en que me di cuenta de el comienzo de mi adicción.

Empezó una tarde en la que yo jugaba con mis muñecas y mis amigas cuando de repente nos dimos cuenta que un hombre, muy simpático él, nos invitó a su casa. Nosotras hicimos caso y nos fuimos con él. Nos ofreció refrescos, chucherías y todo tipo de golosinas; yo sentía que esto no daba buena espina así que decidí irme de esa casa. A la salida, el hombre me cogió y me encerró en una habitación atada de manos y pies con la boca tapada. Mis amigas gritaban: "Laura, ¿donde estás?", y el hombre les decía que yo ya me había marchado. Cuando éstas se fueron, el hombre decidió venir adonde me tenía encerrada y me decía: "lo que vamos a hacer lo vas a recordar toda tu vida". Me empezó a quitar la camiseta, yo no quería pero él insistía, y de ver que yo no quería sacármela me la arrancó y así después lo hizo con los pantalones. Él no escuchaba que yo no quería nada, al contrario, seguía... y así hasta que terminó en violación. Yo, ensangrentada, sin saber lo que me había pasado, sólo lloraba desesperadamente. Pronto el hombre se durmió y no recuerdo cómo lo hice pero pude escapar de allí. Llegué a mi casa donde estaba mi madre muy preocupada y llorando y le conté lo sucedido. Mi padre llamó a la policía y lo detuvieron, pero al poco tiempo salió libre de cargos. Aparte de que yo estaba totalmente herida por lo que me pasaba, mis padres poco a poco se fueron alejando de su adorada princesa... y fue ahí, en ese momento, cuando mis padres en vez de apoyarme se alejaron más y más de mí y me sentía cada vez más y más abandonada por su parte. Una noche salí al cine con unos amigos del instituto y un amigo, al salir del cine, empezó a fumar un tipo de tabaco, un tabaco que olía extremadamente raro. Yo me preguntaba por qué olería de esa forma y cuando él vio que le estaba mirando mientras fumaba me preguntó: "¿quieres probar?". Yo le dije que no, que no fumaba, y él me contestó que para él era una medicina, que le ayudaba a soltar adrenalina y sentirse bien, que se sentía excitado, como estar tocando el cielo con las dos manos. Yo sentía curiosidad y decidí probarlo. En poco tiempo me sentí mareada pero a la vez me sentía muy bien: sentía que volaba, estaba totalmente bien, creía que esto era lo que yo buscaba. Pronto me sentí bien, sólo necesitaba fumar y fumar más y mas para sentirme bien, pero el problema que empecé a tener era que no tenía dinero suficiente para conseguir mi droga. Mis padres no me daban dinero y la única idea que se me ocurrió fue coger las joyas de mi madre y venderlas, y así conseguir más droga. Empecé con porros, después con pastillas y no sé cómo voy a terminar; lo único que sé es que no puedo dejar de consumir, es una necesidad como beber agua y comer. No quiero que mis padres se enteren de lo que me pasa: es mi problema y yo controlo. Así como un día empecé a consumir sabré cómo dejarlo cuando no me haga falta.

Tengo un problema, pero es mi problema y nadie me puede ayudar. Sólo yo decido cuándo y cómo me lo dejo."