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¿Y a ti quién te manda, Effie? Capítulo 12

Publicado por corcheita44 el 16/05/2014 · Categorías: Humor, Pensamientos, Creación, LJDH, Diversión a lo grande, Cosas que me gustan, Cuentos, Historias, Effie Trinket, Novelas, ¿Y a ti quién te manda, Effie?

CAPÍTULO 12: ¡Distrito 4!

Tras despedirnos de Beetee, subimos al tren y nos ponemos en marcha, rumbo al Distrito 4. Peeta se sienta a mi lado y tras ver como el Distrito 3 se aleja voy cerrando los ojos para relajarme. Un bache hace que abra los ojos de golpe y seguido de un chasquido se comienzan a oír los sonidos chirriantes que producen las ruedas metálicas. La gente se agarra donde puede y yo me aferro al respaldo de mi asiento para no caerme. El tren comienza a tambalearse. Las maletas de los turistas caen al pasillo y sus pertenencias ruedan por el vagón mientras el maquinista intenta hacer lo imposible por llevar el tren de vuelta a las vías. Pero es imposible. Las ruedas se bloquean y el tren patina por las vías hasta que descarrilamos y volcamos ladera abajo. Me agarro fuertemente a mi asiento, al igual que Peeta, y cierro los ojos con fuerza. Los objetos cortantes me arañan los brazos y la cara y las maletas me golpean por todas partes. Tras unos interminables segundos, el tren se detiene con brusquedad. Estamos volcados de lateral y yo me encuentro colgando de mi asiento, luchando porque no se me resbalen las manos. Podría caer sobre otra gente y cristales y eso no me haría mucha gracia. Peeta ha conseguido agarrarse bien al asiento y está más cómodo que yo. Un cosquilleo me recorre la mejilla derecha y cuando me llega al labio saboreo un poco de sangre. Me he debido hacer un corte, he tenido suerte de que no haya sido en el ojo. Decido que debo soltarme. Más me vale caer voluntariamente que caer por haberme escurrido. Como llevo unas zapatillas de lona voy bastante cómoda y me es más fácil moverme. Me aseguro de que no haya nadie debajo de mi y me suelto. Oigo el chasquido de los cristales bajo mis pies, el tren está hecho añicos. Hay personas que ya se están levantando y otras que prefieren no moverse por miedo a que se les caiga algo encima. Me aparto y le digo a Peeta que puede bajar y lo hace. Buscamos a Haymitch, está con la espalda pegada en el techo del vagón, que ahora es la pared, y se agarra con fuerza el brazo izquierdo, tiene un corte muy profundo además de la cara y las manos arañadas. Peeta corre a ayudar a Katniss a salir de debajo de unas maletas y al poco tiempo ya estamos toda la comitiva fuera del tren.

Nos limpiamos con un poco de agua e intentamos orientarnos. Mi peluca fucsia ahora es gris, decido quitármela porque lo único que hace es incordiar más que antes y para mi sorpresa, mi pelo rubio está perfecto.

-¡Vaya! Algo que he conseguido que no se dañe -digo victoriosa mientras me sacudo un poco el polvo del pelo.

Una mujer capitoliana me mira con envidia y fastidio, su peluca se ha desintegrado y su pelo natural está horrible. Nuestra guía se asegura de que estemos todos bien y nos da una buena noticia:

-El Distrito 4 está a apenas un kilómetro de aquí. Podemos seguir a pie y llegaremos allí antes de cenar.

Nos ponemos en marcha. Katniss me mira de reojo y sonríe.

-Me resulta extraño verte así.

-¿Cómo? -pregunto.

-Así. Con vaqueros cortos, zapatillas, camiseta de tirantes, sin peluca, apenas maquillada y un poco sucia -explica.

Peeta, Katniss y Haymitch dejan escapar una risita y yo levanto la ceja a modo de: "¿Vale?"

Caminamos largo rato porque, a pesar de que era solo un kilómetro, tuvimos que dar muchos rodeos por culpa del terreno. A medida que nos acercamos al distrito, el olor a mar hace nos animemos y caminemos más rápido. A Katniss le cuesta un poco andar, ya que en el accidente le cayeron cuatro o cinco maletas encima, y el corte de Haymitch no dejó de sangrar hasta hace poco. Juanillo está bien, se dio un pequeño golpe en la pierna pero no fue nada grave. Además, la pequeña y delicada flor que lleva pegada en el sombrero con cinta adhesiva ha salido indemne, y está feliz por ello. He de admitirlo, es un hombre muy extraño, pero parece muy buena persona, y no tan idiota como creíamos al principio. Katniss y él se han hecho grandes amigos y eso me parece bastante raro, ya que Katniss odia a la gente del Capitolio, excluyendo a unos pocos afortunados.

Ya divisamos la playa, está muy cerca y la puesta de sol se ve realmente hermosa.

-¿Oís eso? -pregunta Haymitch extrañado.

Nos concentramos. ¿Música? Parece música de discoteca, a todo volumen. Nos acercamos todos movidos por la curiosidad y cuando pisamos la arena de la playa vemos un montón de jóvenes y no tan jóvenes bailando en la playa. Un escenario con luces y grandes altavoces y con una mesa de mezclas de las buenas. Pero lo que más me sorprende, es ver quién es el DJ.

-No me lo puedo creer -decimos los cuatro sorprendidos.

¡Bienvenidos al Distrito 4!