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¿Y a ti quién te manda, Effie? Capítulo 14

Publicado por corcheita44 el 01/06/2014 · Categorías: Pensamientos, Creación, LJDH, Diversión a lo grande, Cosas que me gustan, Historias, Effie Trinket, Novelas, ¿Y a ti quién te manda, Effie?

CAPÍTULO 14: Bienvenido al grupo

Me levanto de golpe. Unos pasos torpes se oyen en la habitación de al lado, debe ser Finnick. Se encienden las luces de la casa y Haymitch y yo salimos de la habitación en un acto reflejo. Finnick baja las escaleras a saltos, Katniss, Peeta y nosotros le seguimos y salimos a la calle en pijama y descalzos. Finnick llama apresuradamente a la puerta de la casa de al lado mientras grita repetidamente el nombre de Annie, pero no hay respuesta. Embiste contra la puerta una y otra vez pero esta no se abre y lo único que está consiguiendo es magullarse el brazo. Diviso un clavo en el suelo, lo cojo y voy corriendo a la cerradura. Tras unos segundos so oye un chasquido y la puerta se abre lentamente seguida de un escalofriante chirrido. La luz de la luna que entra por la puerta y las ventanas nos es suficiente para comprobar que los muebles están por los suelos y las cortinas desgarradas. Finnick sube rápido las escaleras y le seguimos. Al llegar a la planta de arriba tengo los pies destrozados y me arrepiento de no haberme puesto las zapatillas al salir. Katniss y Haymitch buscan por la planta de abajo algún indicio de lo sucedido, Peeta despeja el suelo y Finnick y yo buscamos desesperadamente a Annie, pero no hay rastro de la chica. La cama está desecha y las ventanas de su habitación, abiertas de par en par, dejan entrar la fresca brisa marina. Finnick se sienta en la cama desesperado y exhausto. Me siento a su lado, le aparto los rizos del flequillo y la luz de la luna hace brillar sus preciosos ojos verdes, vidriosos a causa de las lágrimas. Le abrazo para tranquilizarle y él hace lo mismo.

-La encontraremos, Finnick -susurro despacio.

Él apoya la frente en mi hombro mientras hace un esfuerzo por controlar su respiración y los acelerados latidos de su corazón.

-¿Por qué? -pregunta con un hilo de voz. -¿Por qué se la llevan a ella?

Su voz, desgarradora y rota por el dolor hace que me sienta como ellos. Como la gente de los distritos. Indefensa, dolorida, destrozada, expuesta a todos los peligros y a las peores atrocidades que se le pueda ocurrir al Capitolio. Y yo también me pregunto cómo se atreven a chantajear a las personas con personas, a jugar con los sentimientos, con algo tan frágil. Finnick me suelta y me mira fijamente con esos ojos tan poderosos, llenos de ira y desesperación, pero a la vez humildes y divertidos. Me agarra fuertemente por los hombros para que no me vaya.

-Tú me entiendes, ¿verdad? -me dice con voz firme. -No eres como ellos. Ya no. Ahora te ves como nosotros.

Y así es. En esos espejos verdes no veo a una joven capitoliana, sino una chica que se ha dado cuenta de lo que son las cosas, el reflejo de una joven que se siente perdida entre dos bandos, una joven insignificante que no sabe cómo hacer por ayudar a los demás, tal vez porque nunca lo haya intentado.

Haymitch y Katniss entran apresuradamente a la habitación logrando evadir todos mis pensamientos. Finnick se pone en pie y coge la nota que Haymitch trae. A medida que la lee, veo como una llama crece en sus ojos, agarra con fuerza el papel mientras frunce el ceño y , finalmente, termina por desgarrarlo.

-¿Qué ocurre? -pregunta Peeta, que acaba de entrar en la habitación.

-Está bien... -dice Finnick para sus adentros mientras cierra los ojos, frunce el ceño y deja escapar una sonrisa de medio lado. -Snow sabe que para mí es fácil encontraros. Él no sabe que estáis aquí y ha cogido a Annie para que os lleve de vuelta al Capitolio.

-Entonces tenemos que volver -dice Katniss de inmediato.

-¡No! -le detiene Finnick. -Yo también puedo jugar a los juegos del presidente. Siemrpe lo he hecho. Voy a escoltaros hasta el 12 y cuando estéis a salvo iré a por Annie al Capitolio.

-¡¡No digas sandeces!! -grita Haymitch. -¿Y si descubre que nos ayudas? ¡La matarán, y tú lo sabes!

-No lo descubrirán. Además, tengo más ases en la manga.

-No seas estúpido Finnick -intervengo suplicante.

-Effie, tú sabes mejor que nadie que puedo hacerlo y cómo puedo hacerlo -me mira fijamente.

Me vienen a la cabeza recuerdos de todas esas noches en mi casa, cuando Finnick sabía que yo era de fiar, cuando me contaba todo lo que pensaba sobre el Capitolio y las mil formas que tenía de hacer caer a Snow. El presidente le estaba dando una gran ventaja a Finnick al vender su cuerpo, y ahora él sabe inumerables secretos con los que derrocar al Capitolio. Pero necesita tiempo, y también lo sabe.

Le cojo suavemente la mano para hacerle entender que estoy de su parte y me responde con una sonrisa. Tras ordenar un poco la casa de Annie, volvemos a la casa de Finnick para dormir un poco. Katniss y Peeta van a su habitación volando, se mueren de sueño. Finnick, Haymitch y yo subimos despacio y en silencio las escaleras para evitar que los vecinos llamen a nuestra puerta con horcas y antorchas en pago por el ruido que hemos montado.

-¿Le gustas a Haymitch? -me susurra Finnick al oído de manera que Haymitch no pueda oírlo.

-¿Y yo qué sé? -le respondo un tanto molesta por su pregunta tan directa.

-Voy a comprobarlo.

Un relámpago cruza sus ojos y esboza una traviesa sonrisa. Y yo temo por lo que vaya a hacer. De pronto, me detiene agarrándome por la cintura (cómo no) y me besa apasionadamente en los labios de tal forma que casi me tira por las escaleras, pero no, no me tira porque me está sujetando muy fuerte contra él. ¡Oh por Dios! ¡Qué vergüenza!

-Buenas noches, guapísima -me guiña un ojo y se va a su habitación, no sin antes ver la cara de Haymitch.

Él está con los ojos como platos y el ceño fruncido por la confusión. Temo empezar a sonrojarme así que cojo de la mano a Haymitch y le arrastro a la habitación como: "Aquí no ha pasado nada". Me tumbo en la cama de espaldas a él y le doy las buenas noches.

-¿¡Qué demonios ha pasado!? -me pregunta.

-¿Y yo qué sé? -le respondo igual que a Finnick.

Sin duda alguna, Haymitch parece muy molesto. En la habitación de al lado se oyen las carcajadas de Katniss, Peeta y Finnick pero yo hago como que no las escucho y me hago la dormida. ¡Ay, cómo besa!

-¡Effie, eso a sido un beso!

...Y menudo beso...   Al final me acabo quedando dormida de verdad.