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¿Y a ti quién te manda, Effie? Capítulo 19

Publicado por corcheita44 el 15/12/2014 · Categorías: Humor, Pensamientos, Creación, LJDH, Diversión a lo grande, Cosas que me gustan, Historias, Effie Trinket, Novelas, ¿Y a ti quién te manda, Effie?

Capítulo 19: ¿Eau de Toilette?

Estoy en una casa de locos. La capitoliana chilla más fuerte que mi hámster y todos los turistas salen de la habitación lo más rápido que les permiten sus ruidosos, altos e incómodos zapatos. Se nota que no son de marca. Juanillo, que se ha tapado la cara con las manos, se levanta lentamente.

-Mejor os espero fuera –Nos dice, que seguimos sentados sin inmutarnos. Bueno, yo sí. ¡Cielo Santo! ¿Dónde ha quedado la educación? Creo que Johanna perdió las formas hace mucho tiempo.

Johanna comprueba que se han ido todos y cierra la puerta de un golpe, se sienta a nuestro lado con un suspiro de alivio. Nos observa, fríamente, de arriba abajo. Me mira raro, más raro que a Katniss, Peeta, más raro que incluso a Haymitch con su pelo verde radiactivo. Ahora que me doy cuenta, ya se les ve por lo menos un par de centímetros de la raíz, tendré que teñírselo de nuevo.

-Os veis horribles –suelta de pronto la vencedora.

-Gracias por fijarte –ironiza Katniss.

-Finnick me ha llamado esta mañana –dice Johanna. –Me ha dicho que ha llegado a un pequeño trato con el Chumbito.

-¿Quién? –pregunto.

-Con Snow. Ha liberado a Annie pero a cambio va a tener que “trabajar” más.

Haymitch pone una mueca de fastidio.

-Al menos Annie está bien –suspira.

Decidimos que tendríamos que ir saliendo de allí para que no sospechen, nos levantamos y, antes de salir por la puerta, Johanna me agarra fuertemente por el brazo y me detiene.

-Tengo un mensaje para ti. Enobaria te envía recuerdos.

Me estremezco.

-Tranquila –Johanna me regala una de sus escasas sonrisas, ¡una sonrisa amable! –Lo del ponche estuvo genial.

Devuelvo la sonrisa y me voy. Es posible que en el fondo sea una chica buena. Sí, la chica de las hachas tiene corazoncito.

Caminamos visitando el distrito –súper aburrido- y, entonces, recuerdo algo.

-Haymitch. ¿Chumbito?

-Ah, sí. Hace unos años, cuando estábamos todos los vencedores en el Capitolio, decidimos inventarnos unos nombres en clave para que nadie pudiese enterarse de lo que hablábamos. Claramente, los profesionales, a excepción de Odair, no estaban metidos en el plan. Pensé que lo sabías. Incluso Katniss y Peeta lo saben.

-Pues no lo sabía. Explícame eso.

-Pues, nuestro queridísimo presidente recibió el apodo de Chumbito, ahora no recuerdo bien por qué. Los agentes de la paz eran los Madroños. Peeta es Chiquilín, lo eligió Katniss por eso de que sabe hacer galletas y es muy dulce. A Katniss se le asignó el nombre de Papaya, una vez dijo que le encantaba la papaya, o tal vez solo le gustaba el sonido de la palabra, pero así se quedó. Beetee Latier es Afflelou, por las gafas. Odair es Sugar Cube. Johanna se llama Axe. A mí me decidieron poner el sobrenombre de Parra, por eso del vino, aunque yo no le veo la gracia. Y a ti…

-¿A mí? –No me lo puedo creer. Se va a enterar por meterme en sus jueguecitos.

-¡Yo no fui! –avisa. –A ti decidieron llamarte Eau de Toilette.

-Yo os mato.

-¡¡Tranquila, Eff!! Es cariñoso.

Acelero el paso. ¿Eau de Toilette? Pues al menos yo me hecho perfume y me preocupo por mi aspecto.  Indignante. Nos dirigimos a las afueras del Distrito, casi entramos en el bosque, pero antes de ponerun pie allí damos media vuelta repentinamente. Katniss suspira. Pobrecilla.

Las malas condiciones del asfalto hacen que mis zapatos me estén matando. Y eso que son de buena calidad, pero está claro que el distrito no está diseñado para gente con calzado en condiciones. En fin, llegamos a una fuente de piedra y nos sentamos para descansar un poco. Decido que este es mi momento de reflexionar. Llevo casi cuatro semanas en un trenecito turístico con los vencedores del doce y con un montón de capitolianos viajando por todo Panem. Y, me he dado cuenta, de que no todos los distritos son como los pinta el Capitolio, ni si quiera el uno o el dos. Lo que sale por la tele está todo montado. Y de esto me he dado cuenta gracias a Katniss, Peeta y Haymitch. Apuesto a que el resto de turistas capitolianos no se han dado ni cuenta. Tal vez piensen que están visitando un safari. En el Capitolio la gente tiene un concepto de las personas de los distritos bastante raro. Piensan que son como animales, encerrados en sus distritos y controlados por los domadores llamados Agentes de la Paz. Mi mentalidad está cambiando tan rápido en este viaje que a veces pienso que me están dando algo para que se me meta en la cabeza todo lo que estoy viendo. Es como si odiase al Capitolio. Recuerdo que hace unos días, en el distrito 6 vi a una familia destrozada porque su hijo pequeño había muerto por falta de alimentos, vi a hombres sobreexplotados y a mujeres jovencísimas que aparentaban estar en la tercera edad. Pero claro, la gente no observa estas cosas. Y encima nuestro querido presidente intenta camuflar los hechos. Me da repelús. ¡Dios mío! Si el presidente se enterase de todo esto me mandarían fusilar por traición. Pero...

-Effie -Peeta me saca de mis pensamientos al darme la mano y levantarme. -Nos vamos de aquí, vamos al Distrito 8.

-¡Ya queda menos! -agoniza Katniss.

Yo también estoy empezando a añorar mi casa, incluso a mi vecina de enfrente, la que siempre pide azúcar y te obsequia con monísimos hámsters de colores.