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¿Y a ti quién te manda, Effie? Capítulo 7

Publicado por corcheita44 el 18/03/2014 · Categorías: Humor, Pensamientos, Creación, LJDH, Diversión a lo grande, Cosas que me gustan, Cuentos, Historias, Effie Trinket, Novelas, ¿Y a ti quién te manda, Effie?

CAPÍTULO 7: DISTRITO 2

Viajamos un tiempo en el tren y por fin divisamos el Distrito 2. Es bastante grande y hay una especie de montaña llamada El Hueso. Allí es de donde se sacan los materiales para trabajar, en este distrito se dedican a la albañilería. Pero cada vez hay más gente que deja ese oficio para entrenarse como agente de la paz, la mayoría de ellos vienen de aquí. Bajamos y estiramos un poco las piernas antes de comenzar otra aburrida ruta. Juanillo y Katniss van juntos haciendo fotos por todas partes, se les ve bastante ridículos... Peeta se queda a mi lado y Haymitch camina por detrás cansado, de vez en cuando tenemos que parar para decirle que se dé prisa. Si es por él se quedaba dormido en una maleta y salía cuando llegase al doce. Pero claro, Haymitch siempre tiene esos momentos en los que le gusta picar a la gente.

-¡Ey, Peeta! -dice Haymitch dándole un codazo y guiñándole un ojo. -¿Verdad que Juanillo y Katniss hacen buena pareja?

-Nope. No soy celoso Haymitch. Además, ella no es Katniss.

-¿Qué? ¿Cómo que no? -pregunta extrañado.

-Como que no -digo metiéndome en la conversación.

Peeta me mira y ambos sonreímos. Ponemos una voz muy chillona y decimos al unísono:

-Es Lady Elizabeth -y ponemos posturitas para imitar que es toda una señorita.

Katniss se gira de golpe y viene hacia nosotros con unos pasos más exagerados que los de las modelos de pasarela.

-¿Alguien me ha llamado caballeros? -dice con un tono muy pijo y soltando su melena rosada al viento.

-¡Vete por ahí si no quieres que te arranque el pelo de un tirón! -dice Haymitch mosqueado.

-No seas tan grosero, hombre -se queja ella. Le da un golpecito con la mano en el hombro y se va como ha venido.

-Se lo está ganando... -susurra Haymitch por lo bajo, aguantando las ganas de darla una bofetada.

-¡Tranquilo! No pasa nada -le calma Peeta. -no tengas esos humos, parece que estás muy sensible.

-A lo mejor está en sus días... -susurro al oído de Peeta.

-¿¡Haymitch!? -suelta Peeta y le mira sorprendido con los ojos como platos.

-¿Qué he oído? -dice él amenazante.

-El sonido de los pájaros, las cámaras, los pasos de las personas... -empiezo a numerar.

-No, eso no he oído.

-Entonces estás sordo chaval -respondo y continúo caminando como si nada.

Después de visitar el Edificio de Justicia, El Hueso, alguna que otra casa para ver cómo son, etc, paramos en un parque cerca de El Hueso a comer. Nos sentamos en el césped a la sombra de un árbol y reparten unos bocadillos. Katniss apoya su cabeza en las piernas de Peeta y él acaricia su pelo. Haymitch me pasa un bocadillo, le doy las gracias, pero cuando lo sostengo en las manos noto un pequeño cosquilleo en mi pierna y después en mi mano por la que sostengo el bocadillo envuelto. Veo que una hormiga me camina por la pierna. Me la quito y veo que me comienzan a trepar más por mi mano. Me levanto de un salto al descubrir que dentro del papel lo que hay son hormigas, millones y millones de hormigas, y aprovecho que Haymitch se está riendo para abrir el papel un poco y metérselo bajo su camiseta con las hormigas dentro. Entonces es cuando Katniss, Peeta y yo comenzamos a reír de verdad. Él se va corriendo a sacudirse la camiseta y Katniss me pasa un bocadillo en condiciones. Al cabo de un rato viene Haymitch rojo de ira.

-Te vas a enterar. Esto no quedará así.

-Ya bueno. Supongo que cuando lleguemos al doce ya estarás molido de las vueltas que te he dado -digo triunfante.

En ese momento me doy cuenta de que Katniss y Peeta han dejado de reír para mirar hacia un punto en concreto. Miro hacia allí y descubro a una chica de unos quince o dieciséis años, delgadita y morena sentada en la falda de El Hueso. Katniss y Peeta están petrificados. Esa chica está junto a otra de su misma edad y, aunque están a apenas veinte metros y solo lo he visto por un segundo, he sido capaz de leer las letras y ver la foto que hay en su colgante. Una foto de una chica morena con el pelo recogido, una mirada alegre y decidida. Ahí ponía:

Te queremos, Clove.