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¿Y a ti quién te manda, Effie? Capítulo 9

Publicado por corcheita44 el 12/04/2014 · Categorías: Humor, Creación, Libros, LJDH, Diversión a lo grande, Cosas que me gustan, Cuentos, Historias, Effie Trinket, Novelas, ¿Y a ti quién te manda, Effie?

CAPÍTULO 9: Distrito 3

Las familias comienzan a compartir sus recuerdos con nosotros y no me gusta. Es algo que me incomoda casi tanto como a Katniss y a Peeta. Al hablar sobre Brutus, Peeta se pone nervioso pero no quiere llamar mucho la atención. No me estoy enterando de la conversación, lo único que me preocupa ahora es Enobaria. Un escalofrío me recorre el cuerpo, siento su mirada clavada en mi nuca, oigo su respiración y el sudor frío me recorre la espalda. Todavía recuerdo ese día. Enobaria estaba con sus tributos y yo estaba hablando con Haymitch sobre los nuestros de ese año. Ella se chuleaba de que ellos eran profesionales y los del doce eran tan solo unos criajos delgaduchos que no servían para nada. El chico del doce, Marcos, de doce años recién cumplidos se puso a llorar porque estaba atemorizado y Enobaria reía con sus dos tributos profesionales. Entonces Haymitch iba a golpearla pero yo le frené y los tres se pusieron a chincharnos. Y ahí perdí las riendas, empujé a Enobaria y la tiré al ponche manchando su vestido dorado. Todos los mentores que estaban presentes dejaron escapar alguna risita que hizo que Enobaria quedase por los suelos. Ella se levantó y se disponía a pegarme pero Finnick y Chaff la sujetaron. De todas formas, me llevé un arañazo en la cara y una marca roja en el cuello porque tiró de mi collar y lo rompió. A Enobaria le ponía nerviosa que la estuviesen sujetando, le clavó el codo a Chaff en el estómago y se calló en un sofá, y le dio una patada a Finnick en la entrepierna dejándole tirado en el suelo. Me lanzó una mirada asesina y se fue de la sala. No nos volvimos a encontrar cara a cara, hasta ahora.

Salimos de la casa de Lyme tras un par de horas de charla. Paso por la puerta hacia fuera y Enobaria me agarra por el brazo y me arrastra hasta detrás de la casa, me pega a la pared de golpe y coloca su brazo en mi cuello para que no me pueda mover.

-¿Qué tal, Effie? -dice con una espeluznante sonrisa.

-Un poquito apretada -digo mientras intento coger aire más fácilmente. -Por lo demás, todo bien.

-¿Sabes porque te he traído aquí?

-¿Porque quieres que te dé consejos para caídas estilosas? -dejo escapar una risita.

Ella me aprieta más fuerte contra el muro. Me está ahogando. Agarro su brazo para apartarla pero tiene demasiada fuerza y no consigo que se mueva.

-Te dije que te arrepentirías de lo que hiciste y eso es lo que vas a hacer -me aprieta con más fuerza.

-Me arrepiento -digo para que me suelte, pero ella sabe que es coña. Me lo pasé genial y no pienso arrepentirme.

-Asquerosa rata del Capitolio. Te vas a enterar.

Aleja el puño preparada para golpearme pero en el último momento Peeta lanza una piedra y cae en su pie, aparta el brazo y mira a Peeta furiosa.

-Enobaria, ¿qué haces? -pregunta Peeta.

-Solo iba a pintar la pared de rojo -contesta enojada.

Un escalofrío hace que me estremezca al oír esas palabras, la pupila se me hace enana y forcejeo más para liberarme.

-¡¡Quita!! -grito para que me suelte.

Haymitch y Katniss vienen y apartan a Enobaria, pero sin agarrarla mucho.

-¡No me toques! -le dice a Haymitch. -A no ser que quieras quedar en el suelo.

-¡Ja! ¿Cómo? -ríe él.

Enobaria le da una patada en la entrepierna y le deja tendido en el suelo.

-Como le hice a tu amigo Odair -le hecha tierra a la cara y se va enfadada.

Katniss corre a ayudarme mientras Peeta levanta a Haymitch. Nos unimos al grupo de turistas y volvemos al tren para poner rumbo al Distrito 3. Antes de irnos veo a Enobaria por la ventana, me mira con ira y me hace saber que nos volveremos a ver. Y que no me escaparé fácilmente. Al menos tenemos la seguridad de que ella es una chica rebelde y no dirá a nadie que nos ha visto, podemos partir tranquilos. Juanillo y Katniss empiezan a hablar y a compartir experiencias (las de Katniss inventadas) y ambos ríen durante todo el viaje. A pesar de que este tour por Panem no le vaya a venir nada bien a Katniss ni a Peeta, ella sabe encontrar y aprovechar esos momentos en los que olvidarse de todo y cambiar de tema. Eso la vendrá bien, esta excursión va a hacer que Katniss y Peeta pierdan la cabeza. Apoyo la mía en el respaldo del asiento y pienso en dónde estoy y por qué. Podría haberles dejado perfectamente a su suerte pero no, aquí estoy, en un tren turístico con gente más rara de lo normal yendo de distrito en distrito. Tengo miedo de que este viaje pueda cambiarme. Solo llevamos dos distritos recorridos y ya siento que no pienso como antes, me doy cuenta de detalles que no aprecian las personas del Capitolio: dolor, injusticia, pobreza, sufrimiento... la verdad. En las escuelas del Capitolio no muestran como se vive en los distritos de verdad, y en este viaje tan solo nos llevan a las casas de los vencedores, las más lujosas y parecidas a las del Capitolio. Pero, ¿cómo son las demás? Decido apartar esos pensamientos de mi mente porque tan solo hacen que me haga un lío y me dé vueltas la cabeza.

-¿Estás bien? -pregunta Haymicth. -Tienes mala cara.

-Estoy un poco mareada y cansada, no es nada -me escuso.

Cierro los ojos para intentar dormirme un poco, él pone su mano sobre la mía y me acaricia hasta que me duermo.

Despierto de golpe debido a un frenazo. Hemos llegado al Distrito 3. Bajamos del tren, vamos a un hotel a dejar las cosas y salimos para caminar otro rato. Por el camino nos encontramos con Beetee, que al parecer, sale del trabajo. Se nos queda mirando igual que lo hizo Enobaria. Katniss y Peeta se escabullen, corren hacia él y le abrazan. Peeta y Katniss le susurran algo y parece entender la situación. Nos acercamos a él.

-Buenas tardes -dice Beetee.

-Buenas tardes, camarada -agrega Haymitch.

Yo también saludo y veo que Beetee tiene un cacharro entre las manos.

-¿Qué es? -pregunta Katniss curiosa.

-Una cámara -responde.

-Pues no se parece a una cámara -le reprocha Peeta.

-Porque es una cámara de alto rendimiento diseñada para que grabe como una cámara mucho más grande y de la mejor calidad pero oculta. Es decir, este aparato lo podemos esconder en cualquier parte y va a grabar incluso mejor que las mejores cámaras jamás diseñadas -nos explica.

-¿Y para qué quieres eso? -pregunto. -¿Te lo ha pedido el Presidente Snow?

-No. Me lo ha pedido Finnick.

-¿Qué? -exclama Haymitch. -¿Por qué?

-No sé. Pero creo que tiene que ver con Snow... Lo que importa ahora es que está casi acabada -dice contento observando su obra de arte llena de tuercas y una pequeña lente en el medio. -Continuad con vuestra compañía, que se os van. Ya nos veremos mañana -se despide.

Volvemos con los turistas, caminamos un poco observando el distrito. Tecnología. Parece muy moderno. Llegamos al hotel y entro en nuestra habitación. Esta vez dormimos los cuatro en un mismo cuarto. Katniss salta sobre su cama, coge un cojín y golpea a Haymitch en la cabeza.

-¡¿Qué haces?!

Katniss le saca la lengua y Peeta se alía con ella para golpearle con los cojines. Me escondo para que no me den porque entre los tres están armando una gorda. Peeta me da a mí en la cara y me anima a que me apunte a la batalla. A pesar de estar tan cansada decido unirme porque no voy a dormir de ninguna de las maneras. Haymitch me da otro cojín y nos liamos a golpes, dejando la habitación llena de plumas. Me quito la peluca porque es incómoda y ya no me importa que vean mi pelo. Creo que hay confianza. Esto me recuerda a mi adolescencia, en las fiestas que montaba con mis amigas, y me hace sentir bien y contenta, es la primera vez que me lo paso bien de verdad con ellos, con los chicos del doce.