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Mi Prueba de Pase de Grado

Publicado por corcheita44 el 29/06/2014 · Categorías: Pensamientos, Donde vivo, Cosas de clase, Música, Sobre mí, Escuela, Cosas que me gustan, Conservatorio

Fue muy larga y la he intentado resumir todo lo que he podido. PARTE 1:

Eran las tres y cuarto de la tarde, un día soleado. Mi madre me llevó con el coche hasta ese edificio, tan menudo por fuera pero tan imponente por dentro, me dejó en la puerta y entré. Apenas temblaba, iba decidida. Una compañera llegó a la vez que yo, el conserje nos abrió la puerta y ambas caminamos por los oscuros y silenciosos pasillos, las clases habían terminado la semana pasada. Ya en la segunda planta, escucho el sonido de un oboe que sale de una de las cabinas para practicar, la gente aprovecha al máximo. Llegamos hasta la sala de profesores, estaba cerrada. Nos sentamos en el pasillo a esperar a los demás y a los quince minutos llega mi amiga con su padre. Nos desea buena suerte a las tres y se va. Al poco rato llega un amigo, estaba muy nervioso a pesar de que tocaba bien. Yo presentía que no le iba a salir bien pero, en la prueba, a nadie le sale tan bien como desea o como al menos le sale otras veces. Intento relajarme, los nervios no ayudan y eso es algo que sé por verdadera experiencia. A las cuatro llegaron los profesores cuatro profesores que formaban el tribunal y, sin apenas dejarnos calentar, nos metieron a todos en el salón de actos, se sentaron y esperaron a que nuestros instrumentos estuviesen afinados para comenzar. Mi profesor presentaba a cuatro alumnos este año, de los cuales dos eran muy amigos míos. Los cuatro le suplicábamos que fuese un buen abogado. En el tribunal, los profesores te examinan mientras tocas tres obras, una de ella de memoria, pero tu profesor no puede examinarte; luego es el que tiene el voto decisivo, claro, porque él es el tutor, pero aún así...

Mi amiga me impresionó, lo hizo bastante bien y fue la primera. Yo estaba la tercera y, no me salió tan bien como esperaba, pero no fui la que peor. Intenté centrarme en el profesor de mi hermana me dijo. Hay palabras o frases que se te quedan en la cabeza mejor que otras y, aunque parezcan insignificantes son las que luego te ayudan de verdad, y las que me dijo ese profesor fue: "No escupas la obra". Hay gente que le puede servir eso de: siente la música, haz música, etc... Pero a mí, esas fueron las palabras que más me dijeron cómo tenía que hacerlo, qué quería expresar y qué tenía y quería sentir. Para empezar, la que tenía que tocar de memoria comencé mal, aunque luego rectifiqué, y el resto me salió aceptable. Esas palabras me ayudaron mucho. Como supuse, a mí amigo no le fue muy bien... Nos presentamos ocho personas ese año, solo de violín; cinco menos que el año anterior. Al terminar las pruebas de instrumento nos repartieron Entonación y Ritmo. Todo a primera vista y, en lugar de darnos quince minutos para estudiarlo, nos redujeron el tiempo a siete. El ritmo lo llevo con una nota de nueve, y la entonación me daba más miedo aunque mi nota es de siete. Respetando el orden anterior, yo era la tercera. Salí del aula donde estaba estudiando acompañada de un profesor que me llevó hasta la puerta del salón de actos donde estaba el tribunal. Yo estaba incluso más nerviosa que en la prueba de instrumento. Las manos, el cuello, la frente... todo me sudaba, las piernas apenas podían dar un paso sin que temblasen, y en mi cara se reflejaba un gran temor. Estaba pálida, el profesor me lo notó y me tranquilizó diciendo que lo haría muy bien, o eso es lo que creyó porque yo seguía tan nerviosa como antes, aunque intentaba sonreír. El profesor me hizo una señal para que esperase a que saliese la chica que estaba delante de mí, otra buena amiga mía. Al poco rato, salió acompañada de la profesora, estaba llorando como una loca. "Tranquilos, no pasa nada" decía la profesora. Era obvio que la niña se había puesto nerviosa y le había salido mal. ¡Lo que me faltaba! En ese momento todos mis músculos se tensaron, la pupila se me hizo pequeña y un escalofrío recorrió mi espalda mientras el profesor me empujaba hacia el salón.  El salón de actos estaba oscuro, unos focos alumbraban con una luz amarilla la estancia, la pianista me sonreía desde el escenario y los profesoras me miraban ya examinándome sin apenas haberme acercado. Había un atril al lado del piano y una silla en frente de los profesores. "¿Me van a pedir que haga el ritmo ahí, a dos metros de ellos?" Deseaba que no fuese así pero, la suerte no estaba de mi parte ese día. Me senté y en cuanto me dieron la partitura, me pareció como si no la hubiese visto en la vida a pesar de que hacía dos minutos la había tenido frente a mí. "¿Empiezo ya?" pregunté tras observarla un poco para centrarme, no quería que pareciese que la estaba estudiando allí. Empecé, era sencilla, pero me atascaba y lo fácil me salió fatal. Llegué a lo difícil y lo hice muy bien. Soy rara. Terminé la partitura de ritmo y me indicaron que subiese al escenario, al lado del piano para cantar la lección de entonación. Este año pusieron las pruebas más difíciles que el anterior porque quieren elevar el nivel del conservatorio, y se notó bastante. "Si lo que se me da de sobresaliente me ha salido para un cinco, ¿¡¡CÓMO ME SALDRÁ ESTO!!?" Pensaba, estaba atacada, nerviosa, y no me molesté en ocultarlo. Movía las manos, secaba el sudor en mi pantalón, soplaba para tranquilizarme... no lo hice excesivo, pero intentaba que el tribunal viese que la prueba era DEMASIADO complicada incluso para mí, que el Lenguaje Musical es algo que yo llevo de notables y sobresalientes. Afirme con la cabeza para que la pianista comenzase y yo empecé a cantar la lección. Se me fue un poco en un par de pasajes pero luego lo volví a coger. Me salió mucho mejor que el ritmo. Terminé, recogí mis cosas y me fui de la sala. El profesor de antes me acompañó y vigiló que no dijese nada a nadie de los que estaban esperando para hacer la prueba.

Ya solo me quedaba Teoría y Dictado al día siguiente.