Cibercorresponsales

Un negro más

Publicado por jma$ el 22/03/2014 · Categorías: Solidaridad, Pensamientos, Donde vivo, Creación, Noticias, Cultura

-Entonces ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Fue duro verdad?.

+Pues sí, fue duro pero es una larga historia, ¿Tienes tanto tiempo?.

-Siempre hay tiempo para una buena historia, adelante.

+Pues todo comienza con ese decir que tanto os he escuchado, me encontraba entre la espada y la pared, morir aquí o intentarlo allí, porque saber huir es importante para la supervivencia, no lo comprenderás porque para ustedes la supervivencia no es un problema pero en nuestro pueblo, era en lo único que debías pensar. Sabía que me estaban buscando ¿Por qué? Porque no tenía el mismo pensamiento que ellos porque me querían muerto y eso que nunca he llamado la atención pero la vida de donde vengo es así. Mi amigo se encontraba en las mismas circunstancia y juntos como hermanos decidimos huir al norte. No tuvimos muchos problemas excepto en una noche especialmente fría donde mi chaquetón ya agujereado del tiempo no abrigaba lo suficiente y he de admitir que lo estaba pasando mal cuando mi amigo decidió compartir una de las mantas que había encontrado conmigo, para ti no es nada, pero de donde vengo privarte de calor es acercarte a la muerte y que él lo hiciera solo por no dejarme atrás dice más de un solo amigo. Así durante una semana comiendo lo poco que encontramos como pescado de un pequeño riachuelo o incluso insectos porque cuando tienes hambre nada importa el sabor de lo que comas. Por fin llegamos y lo único que nos separa de nuestra salvación son unas vallas, unas vallas defensivas con pinchos súper afilados de unos tres metros, miramos hacía donde llegaba de alto y miramos atrás, era morir allí o morir aquí intentándolo. Meto uno de mis dedos por un hueco mi amigo me empuja y en el impulso noto la sangre derramar por mi frente, he rozado el pincho, pero logro quedarme en un sitio estable cojo la mano de mi amigo, le advierto del pincho y sube, los dos tomamos impulso e intentamos saltar, uno de los pinchos me roza la  pierna y siento el dolor, pero no solo me roza, se clava en ella y así, con la gravedad caigo hacía abajo, mi cuerpo queda colgando con la pierna en aquel pincho liado pero mi peso logra hacer que baje haciéndome un gran corte y caigo al suelo. Mi amigo ha caído bien solo tuvo un pequeño rasguño, miramos al frente y solo queda una valla más, otra valla de la muerte más asi que repetimos la misma táctica, esta vez con algo más de suerte paso el pie malo rozándome los pinchos por mi espalda y vientre, salto pero caigo sobre mi pié malo, solo me dio tiempo mirar una vez más hacía el cielo por si algún dios le apetecía ayudarme pero en vez de ver una divinidad veo el infierno, lo veo a él, entrelazado en los malditos pinchos, solo dio un último espasmo antes de dejarme solo, antes de que yo me desmayara.

Cuando me levanté estaba en una casa extraña que parcía ser un pequeño hospital, pregunte varias veces por mi amigo, pedí asilo político pero no tuve respuesta, solo que cuando me recuperé volvió a empezar la historia, compre a un traficante una patera y aquí estoy, aún huyendo como delincuente.

-¿Pero cómo se llamaba tu amigo? ¿No supiste nada más de él?

+No tiene nombre porque aquí su nombre no importa, aquí solo es un inmigrante que ''Asalta las vallas de Melilla'' solo uno más.