Esclavos del dinero
Ella iba tranquila. Era su primer día frente al océano. El azul del cielo se mezclaba con el azul agua, creando tonos de similar belleza. Su bañador nuevo captaba todas las miradas, y sin duda iba a ser su mejor verano. Su pelo largo y oscuro se revolvía al compás del viento, y el agua fría comenzaba a rozar sus pies. Aventurada, se sumergía, bailaba con las olas y sentía la arena suave bajo sus pies. No se daba cuenta, pero se alejaba de la orilla. Cuando quiso volver era demasiado tarde, bandera roja y piernas cansadas que no tocaban el suelo. Inconsciencia. Socorristas, reanimación. No la podían dejar morir. No la dejaron morir.
Él era un ciudadano normal, como otro cualquiera. No había elegido dónde nacer, y por desgracia su zona no se encontraba entre las mejores. Drogas, contrabando, ajustes de cuentas. Ir al colegio no era seguro. Secuestros, dinero. Y un día le tocó a él. Pistola en el costado, retenido en el colegio. Mil policías llegan en su ayuda. Segundos, espera. No le podían dejar morir. No le dejaron morir.
Era un banco creado con ahorros, mil trabajadores. No empezó con más que una oficina, pero con los años fue edificio, nadie sabe muy bien cómo. Todos se fijaban en sus asombrosas instalaciones y el buen trato que ofrecía. Millones eligieron su apariencia de seguridad, hasta el Estado se enorgullecía. Un día ese gran banco quebró, y la gente tenía miedo. Crisis, nerviosismo, inseguridad. Pero llegaron las ayudas, las compras de deuda y con ello la tranquilidad. No lo podían dejar morir. No lo dejaron morir.
Ellos tenían un trabajo, una carrera, unos estudios. Se levantaban por la mañana y pese a los problemas del día a día se sentaban felices en su pequeño coche camino al trabajo después de un humilde desayuno en familia. Disfrutaban pese a las largas horas poniendo todo su empeño. Un día esto se acaba. Adiós, adiós a todos. Preferimos prescindir de vosotros antes que de cosas más importantes.
Ahora pasa el tiempo, y no tienen dinero para la calefacción. Pasan frío y ese frío no recibe ninguna ayuda. Más tarde se quedan sin casa, les desahucian. Tenían lo justo para comer, pero ahora sólo queda acudir allí donde les dan un plato gratis al día. La ayuda no llega. La situación empeora y ellos se ven sin fuerzas, se desaniman. Al final entienden que nadie va a ir a por ellos. Que las ayudas ayudan, pero son mínimas, y no entienden por qué, simplemente por no disponer de unos papeles con números y unas cuantas monedas, no pueden disfrutar de una vida normal, un techo, una sonrisa. Que tienen dinero o mueren. O, como poco, les espera una vida peor. No les tenían que dejar morir. Les dejaron morir.
Y ahora bien, ¿Nos parecería una barbaridad dejar morir a una chica bajo las olas, o no hacer nada por un secuestrado al sentir que una pistola le roza la sien, pero si nos parece normal, y permitimos, dejar morir, lentamente, y si no es morir agonizar, dejar sin derechos y tratar como a máquinas de las que no cuesta nada deshacerse cuando dejan de dar dinero, a seres humanos sólo por no conseguir lo que el sistema espera de nosotros?
La sociedad está equivocada, y lo seguirá estando mientras haya dinero para rescatar bancos pero no para ofrecer ayuda a quien lo necesita, abandonándolo así a su suerte tan sólo por no poseer algo tan superficial como el dinero. Seguirá equivocada mientras los empresarios, de mente fría y guiados por la codicia de poseer lo que otros necesitan, piensen al despedir “A nadie le importó, realmente él sólo era mano de obra, una máquina más a la que yo me impongo en todos los ámbitos, estoy por encima de ella, por ello antes de que caiga yo, caen ellos”
Y, cómo no, seguiremos en una sociedad errónea hasta que los políticos no dejen de medir el paro a base de números, y lo comiencen a contar en problemas. Seguirá así hasta que sepan lo que vivimos ‘los de abajo’, porque hasta ahora no hemos visto a ninguno pasar lo que pasan muchos. Todo irá bien mientras tengan su coche, su sueldo, sus viajes, su despilfarro.
Y por supuesto, seguirá equivocada mientras consiga callarnos con la televisión, el consumo excesivo y la falta de pensamiento. Mientras consiga distraernos con el fútbol y gritar al futbolista del equipo contrario antes que dirigirnos al palco donde reposan, satisfechos, los políticos. Mientras nos conformemos con lo que hay por miedo a perderlo todo.
Y todo por culpa del sistema. ¿Quién será él para cuadricular nuestra vida? . ¿Por qué no somos nosotros mismos los que elegimos qué y cómo queremos vivir, tal vez sin ‘los de arriba’, tal vez sin ‘el dinero como finalidad’?
Pero no. Verán morir como una barbaridad a menos que te falte dinero.
Eso sí, no pueden dejar morir al sistema. No van a dejar morir al sistema.
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Idea del post sacada de www.sextacolumna.wordpress.com/2013/03/04/cuanto-mas-estamos-dispuestos-a-aguantar , artículo que escribió un amigo mío y me impresionó bastante por la verdad de sus lineas, además de darme unas cuantas cosas sobre qué pensar. Así que parte del mérito de este post, es suyo. ;)



Comentarios
partysummer - hace más de 11 años
Ole, ole y ole! Claro, directo, real, estremecedor... Y ahora? Qué podemos hacer??? Te mando una canción a ver qué te parece. https://www.youtube.com/watch?v=lOOovEDqLTA
partyflipa - hace más de 11 años
¡¡¡Qué bueno!!! Qué duro, directo ... y real. Felicidades. Gracias además porque creo que últimamente se publican menos artículos sobre solidaridad y sobre la realidad por aquí y creo que son muy necesarios. Sobre todo en un proyecto como éste. Oye, déjale a tu amigo un comentario con el enlace a tu artículo para que lo lea, ¿no? ;)
julialalala - hace más de 11 años
Gracias a los dos :D La canción, muy buena, Sí sí, ya lo sabe, hablamos mucho de estas cosas y solemos leernos :D
jma$ - hace más de 11 años
Gran post, gran realidad ;)
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