Lo parece, pero nada es igual
Mi primer día de Universidad…, bueno me voy a cambiar. Me he puesto una camisa encima de un peto azul claro y una camiseta gris, me he atado mis converse negras; me he metido en uno de los bolsillos traseros del peto las llaves y en el otro el móvil y salgo de casa. No tenía amigos ya que mi antiguo instituto el Grow Flow tenía, además de bachiller, universidad pero lamentablemente mis padres me han cambiado porque no les convencía y esas cosas de padres. No quise andar con discusiones ya que ellos me pagan la universidad y a medias mi piso en el que vivo desde hace un año. Por cierto, me llamo Valeria y tengo dieciocho años. He llegado a la parada del autobús en cinco minutos ya que lo tengo al lado de casa, de repente he visto a un autobús con dirección al Sweet Amoris. Este es el mío, la puerta se ha abierto haciendo bajar unas escaleras de metal, me he subido y le he dado mi ticket al conductor; nada más entrar me he fijado en las personas que viajaban en el autobús, en especial en un chico con el pelo rojo que iba escuchando música en su Mp3 y en su compañero que iba escribiendo en su libreta. Muy siniestro todo como a mí me gusta decir, me he sentado en uno de los asientos de la izquierda, no muy lejos de los dos chicos, he sacado el móvil y me he puesto a ver Instagram y a hablar con Laeti por WhatsApp; por cierto, Laeti es mi mejor amiga del Grow Flow, ha pasado mucho tiempo desde que la conocí y no ha cambiado nada, sin embargo yo he cambiado mucho en cinco años, antes era mucho más valiente que ahora, y no tenía miedo a lo que me dijera la gente… Pero desde que me hizo eso Dake… yo… De repente he notado que unas lágrimas estaban empezando a caer por mis mejillas, me las he secado rápido al ver que una anciana me está observando mientras empieza a sacar un pañuelo de su bolso, antes de que lo saque la he dicho que no hacía falta con la mano y la he sonreído dulcemente. Me ha sonado el móvil, era un mensaje de Laeti:
-Espero ke te traten bien Val.
-Yo también lo espero, y también espero que los chicos no sean como…
-Nena, no hace falta que digas su nombre.
-Vale, gracias… Bueno ya he llegado, hablamos luego.
-Chao: D
Me he bajado del autobús y me dirijo a la entrada; hay mucha gente por aquí…
-¡AUH!- Dije pues alguien me había tirado al suelo.
-Lo siento- un chico alto con el pelo negro me ha ayudado a levantarme del suelo mientras se disculpaba.- Lo siento de veras, ¿te has hecho algo?
-N-no, estoy bien gracias- En decimas de segundo me había puesto colorada.
-Menos mal sería una lástima que te hicieras algo el primer día de Uni; me llamo Armin.
-¿Pero…? Eh me llamo Valeria.
-Valeria… Bonito nombre.
-Gracias supongo. Bueno… adiós me tengo que ir.
Me he ido corriendo de allí, no estoy acostumbrada a los piropos desde hace bastante tiempo, según el correo que mandaron el otro día, debía ir a la sala de delegados a buscar a un tal Nathaniel que es el delegado principal. Releo el correo pero no pone en que sala se encuentra la sala… Vaya tortura. Avanzo por lo que supongo que es el pasillo principal y veo dos puertas.
“Derecha o izquierda…”
Derecha, allá vamos. Abro la puerta con miedo y veo a un chico rubio cachas dando me la espalda, me acerco a él.
-¡Hola!
-AH, ¡es que no sabes llamar a la puerta!
-L-lo siento… Y-yo…
Me he ido corriendo para que no me viese llorar, no soporto que me griten porque lo paso fatal, Dake después de gritarme me pegaba, sin querer me he chocado con alguien que me ha visto que estaba llorando y me a llevado a un sitio con muchas plantas.
-¿Qué te pasa?
-N-nada.
-Pues no es lo que me demuestras… Me llamo Rosalya. Venga cálmate y cuéntamelo, soy de confianza.
Me seco las lagrimas y sonrío a esa chica tan maja que tengo delante de mí, o parece maja…
-Mucho mejor, ¿Cómo te llamas? ¿Eres nueva verdad?
-Hola, me llamo Valeria y si soy nueva.
-Hola Val, digo Valeria. ¿Por qué llorabas hace unos segundos?
-Por nada…
-Valeria… Alguien no llora por nada.
-Vale… Es que Nathaniel me ha gritado sin venir a cuento y…
-¿Y…?
-Pues que me ha hecho recordar mi horrible pasado.
-¿Y qué te pasó?
-Pues…
-No pasa nada, no me lo tienes que contar si no quieres.
-Muchas gracias Rosa.



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