03:12 a.m.
Nuestro asesino caminaba por una calle de Madrid aquella fría noche de noviembre.Volvió a sacar del bolsillo la tarjeta que había recibido esa misma mañana por correo y comprobó que iba en la dirección indicada. Mientras caminaba,iba pensando cuál había sido su error. No le gustaba dejar ningún cabo suelto,y,¿qué ocurriría si se fuera de la lengua? Si eso ocurriera,todos los años de estricta profesionalidad en aquella arte incomprendida del crimen perfecto se verían finalizados súbitamente por tan sólo un favor que le prestó a un viejo amigo con el que quedó en deuda años atrás. Alcanzó la calle donde se encontraba el chalet número 28,donde le habían citado. Era un barrio realmente rico. Casas despampanantes,jardines esplendorosamente cuidados... Aquella calle olía a glamour y a perfume de chanel,todo esparcido por una avenida de treinta chalets. Cuando caminaba por el número 14, un ruido efervescente proviniente del chalet contiguo le advirtió de que se cambiase de acera,pero ya era demasiado tarde para su gabardina de marca cuya etiqueta exigía lavar en seco. Ya con el abrigo echado a perder, masculló una maldición por lo bajo. ¿Aspersores en noviembre? ¿De verdad? Sólo a un millonario se le ocurriría tal cosa. Debería haberlo previsto. Alcanzó el número 28, empujó la puerta frontal, subió las escaleras, miró el reloj, que marcaba las 03:15 exactamente y tocó el timbre.




Comentarios
partyflipa - hace más de 10 años
OoO
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