Gritos, capítulo 2.
CAPÍTULO 2.
Su casa estaba perfectamente ordenada. Demasiado perfectamente ordenada. Daba incluso repelús. Apuesto a que la ropa estaba también colocada por colores, o no, por alguna razón que ella haya creído conveniente, aunque nosotros no le veamos coherencia alguna.
Fuimos al salón. Me...



