Cibercorresponsales

Él y yo

Publicado por _dennaselen el 14/11/2016 · Categorías: Pensamientos, Creación

Él era como yo. Me entendía. Al principio le temía. Un horror recorria mis venas cada vez que sabia que me observaba. Que se paseaba delante de mi esperando que le dijese una palabra. La palabra.

Él era como yo. Me comprendía. Sabía lo que sentía a cada momento. Me incomodaba. Sabía hacerlo muy bien. Una vez bajo la cama, otra vez en el espejo del baño, otra en el inmenso y oscuro armario de mi habitación que nunca abrí.

Él era como yo. Respiraba mi mismo aire, se movía como yo, se reía como yo. Pero nunca hablaba. Nunca decía nada. Era callado, reservado y tímido. Nunca le escuche decir ni una palabra.

Un día, durante una noche con neblina, se sentó a mi lado con un peluche. Un peluche parecido al que yo tenía y al que él tenía gran apego. No se separaba de él. Ni tampoco de mi. Éramos sus amigos. Sus únicos amigos.

Esa misma noche le leí. Y él comprendió, supo, entendió. Escuchó y una vez más fue como yo. Y tras mucho tiempo temiendole, me vi a mi mismo reflejado en él.

Y tras mucho tiempo, le dejé dormir en la cama.

Pasado el tiempo yo iba creciendo y él conmigo. Pero había algo raro. Pasaba el tiempo y se convertia en algo distante. Alejado. Casi inerte. Dejaba de comprender, de sentir, de entender. De ser como yo. Fue entonces cuando dejó de salir por las noches, dejó de visitarme, dejo de ser como yo.

Entonces fue cuando temí al tiempo, quien se habia llevado a mi amigo. Al monstruo que me acompañaba cada noche y no se marchaba hasta que me dormía. Se había llevado a aquello que siempre supo mi por qué aún yo desconociendolo hoy en vida.

Y es en las noches de ahora en las que cierro la ventana y miro bajo la cama, en el espejo del baño y en el armario que nunca abría para ver si ha regresado.

Y es en las noches de ahora en las que leo solo, sin nadie que me escuche. En las que duermo inquieto porque nadie vigila mis pesadillas.

Y es en las noches de ahora en las que solo duermo con la canción de una voz nunca escuchada en mi cerebro, la que calma mis pesadillas.