A veces, solo hace falta preguntar.

A veces me pregunto cuantas veces morimos. Si son las mismas que respiramos. Cada simple palabra que escribo sale de mí pero aún sigo sin comprender como lo hago. Quizá es un acto mecánico, quizá se ha vuelto un hábito. Me pregunto si resulta tan fácil verme a mí en estas palabras como escribirlas. Me pregunto si hay alguien en este mundo que me lea y diga que me conoce bien solo por leer cada una de estas palabras. Cada uno de mis textos. Me pregunto si hay alguien que de verdad entienda por qué hago lo que hago. Porque ni yo misma lo sé.
A veces me pregunto cuanta gente me queda. Cuantos de los que decían que se quedarían a mi lado, siguen de verdad. Me pregunto cuantos de ellos saben cual es mi libro favorito, mi color favorito o incluso el día de mi cumpleaños. Me pregunto si quiera si saben como me apellido. O como me llamo.
A veces me pregunto que se les pasa por la cabeza a aquellos que observan desde la lejanía. Sí, ya sabes aquellos que mantienen una expresión firme y segura, que ocultan lo que piensan. Me pregunto si les resulta fácil engañar con una sola mirada o con un simple "estoy bien" a la gente que les rodea. Me pregunto si tienen a alguien en su vida que les conozca. Que vea sus dibujos, sus escritos, las canciones que escucha al día y sepa que siente. Me pregunto cuanta gente conoce sus gestos, sus expresiones. Quién les conoce.
A veces me pregunto si eso fuera más fácil. Hacer que todo el mundo vea lo que no es para comprender quién sabe que ocurre en realidad. Me pregunto cuanta gente llora en silencio por culpa de aquellos que también sufren pero quieren sentirse mejor. Me pregunto cuantos de ellos soportan una vida peor que la mía. Me pregunto si las cosas de verdad se superan.
Cuántas palabras y ni siquiera sé qué estoy sintiendo ahora mismo. No sé si alguien de verdad leerá esto y le encontrará un sentido. No sé si alguien me leerá de verdad. Simplemente estoy dejando caer mis manos sobre el teclado y estoy dejando guiar mi cerebro por una canción escuchada en bucle y preguntándome cosas. ¿Es creación? ¿Esto sale de mí? ¿o simplemente son palabras que no valen nada para nadie?
Cuántas lágrimas han caído por mis ojos, y por los tuyos. Seamos sinceros. Has llorado por algo o al menos te has sentido mal. ¿Te han hecho daño? Me pregunto cuánta gente se acerca preguntando de verdad que ocurre. Me pregunto cuanta gente, mirándote a los ojos sabe lo que te pasa. Cuánta gente se sienta a tu lado, sin decir una sola palabra, simplemente a dejarte llorar. No sé aún si llorar es de valientes o de cobardes. No sé qué significa cada lágrima porque parecen haber perdido su valor.
Cuántos trenes se mueven por minuto. Cuántas direcciones. La cantidad de gente que se marcha. La gente que abandona. Gente que no tiene más remedio. Me pregunto como se sentirán esas personas. Qué las habrá hecho irse. Me pregunto cuánta gente se ha ido y me ha dejado a mí. Es irónico pensarlo, porque puede que yo también me haya ido del lado de muchos. Me pregunto cuántas oportunidades quedan en la vida de una persona para redimir los errores cometidos. Me pregunto si fui importante para alguien. Me pregunto, si la respuesta es afirmativa, pueda soportar lo que hice.
Me pregunto si sabemos que lloramos lo mismo. Que sangramos lo mismo. Que vivimos variables de una misma vida. Que solo estás tú pendiente de lo que te pueda pasar. Que al final, cuando todo pase, solo puedes contar contigo. No quieres herir a nadie. No quieres dañar a nadie. No puedes querer a nadie del todo. Solo puedes jugar tus cartas frente a un espejo y preguntarte cual será tu próximo movimiento.
A veces me pregunto de qué sirve lo que hago. De qué sirve dar mucho por la gente a la que no le importas. Me pregunto cuántas noches más se ha de llorar para encontrar la respuesta a la pregunta de qué hago bien o qué hago mal. Me pregunto que habría sido de mi de no ser por las elecciones que tomé. Si habría cambiado algo. Me pregunto de que sirve lamentarse. De qué sirve dejarse influenciar.
Y ahora es como si mirara bajo la lluvia un mar embravecido, intentando pensar qué debo hacer. Seguir adelante como todos. Para mucha gente la facilidad de decirlo es asombrosa. Pero pensémoslo por un momento. Tu vida no es maravillosa. No es perfecta. ¿Y la de quién si lo es? No puedes salvar a todo el mundo de su caos. No puedes dejar que te salven a tí de ti mismo.
A veces me pregunto cuantas veces morimos. Si son las mismas veces que las que vivimos. Si son las mismas veces que respiramos. Que lloramos. Que reímos o que nos hacen reir. A veces me pregunto si las palabras demuestran cosas, si me conocen de verdad, si te conocen de verdad. A veces me pregunto si la vida quiere dar una lección. Si quiere mostrarnos como seguir.
A veces me pregunto si existir conlleva soportar. Si enseñar es caer en el vacío.
Camino mientras me alejo de ese océano bajo la lluvia, tratando dejar mi mente en blanco. No necesito saber si se entiende. Solo necesito saber si estaremos bien en algún momento.
Somos huesos congelados, somos respiraciones entrecortadas. Somos dolor, somos agonía. Somos susurros, somos mentiras.
A veces me pregunto si se hará más fácil con el tiempo.
A veces, solo hace falta preguntar.



Comentarios
la desiss - hace más de 7 años
Te entiendo perfectamente ahí veces( en mi caso sobretodo cuando estoy mal) que te hacen preguntarte un montón de cosas. Que has hecho mal?? Porque lo he hecho?? Y casi todas no tienen respuestas. Has hecho una cosa que yo no podría haber hecho por eso me encanta tanto tu vídeo.
_dennaselen - hace más de 7 años
Vaya muchisimas gracias en serio. En ese momento estaba derrumbada y simplemente necesitaba saber si alguien podría entender algo de que escribiera, lo que fuera. Asi que muchisimas gracias por el comentario c: me alegra de que te guste.