Recuerdos del bautizo de mi sobrina
Ayer, fue el día en el que bautizamos a mi sobrina más pequeña. Me lo pasé muy bien, sobretodo cuando sucedió esta anécdota: Mi madre decidió cambiarle el pañal a Daniela, acostumbrada a siempre cambiar a los niños con las piernas levantadas. Sé que esto no es muy interesante, pero seguro que os partís de risa cuando os cuente lo que pasó. No sé si habréis oído eso de que los niños están menos estreñidos cuando tienen las piernas en alto. Como mi madre tiene esa manía, la niña, ya con la ''plasta'' en el pañal, tuvo ganas de más y le dejó a mi madre un regalito con pis en el vestido (por adornar). Lo más gracioso fue cuando, por segunda vez, tampoco requirió uso del pañal. Yo pensé: lo bueno de esto es que así vamos a acordarnos siempre de este bautizo. Comimos en la Mancha, donde tuvo lugar este ''siniestro''. Después de tomar algo, mi madre y yo nos fuimos a casa. Espero que os haya gustado esta anécdota, porque cada vez que yo me acuerdo de ella, no puedo evitar reírme.




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