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El Chico del Pan. Cap 7. Rompiendo el hielo

Publicado por flashali el 07/09/2014 · Categorías: Pensamientos, Libros, Sobre mí, Vacaciones, Felicidad, Recuerdos, Mi novela, El chico del pan, THG, .lll.OMG, Flashali, Peeta-lo-Peta, novela por capítulos, Amor SC

El Chico del Pan

Cap.7 Rompiendo el hielo

Me despierto al oír unos suaves golpecitos en la puerta, contrastando con los horribles chillidos de Effie.

-¡Arriba, arriba, arriba! ¡Hoy va a ser un día muy, muy, muy importante!

La mujer me conduce al vagón comedor, donde Haymitch ya está sentado, y vuelve saltarina a llamar a Katniss. Yo cojo unos panecillos de la enorme bandeja que nos ponen para desayunar y analizo a mi mentor con la mirada. Esto hace que se ponga nervioso y me acaba mirando con confusión. Me alegra ver que no recuerda nada de lo de anoche.

La mujer extravagante entra de nuevo y se prepara un café mientras Katniss viene. Cuando Effie pasa por delante Haymitch, este se estira haciendo que a ella se le derrame todo el café (no hace falta aclarar que ha sido adrede).

-¡Haymitch! ¡Maldita sea! ¡¿Pero tú te crees que eso son modales?! ¡Podrías haberme manchado! -Coge un trapo y limpia el suelo. Es increíble cómo no se cae con esos tacones.

-Yo no he sido. La culpa es de esa pedazo de bola de pelo sintético que llevas en la cabeza.-Dice el hombre tranquilamente.

Intento no echarme a reír, porque después de todo me da pena, y no quiero que me suelte un sermón sobre los modales.

Se prepara otro café, y esta vez mira a Haymitch mientras se va alejando poco a poco, vigilando no estar a su alcance. Esto provoca que nos riamos a carcajadas mientras ella murmura algo con su marcado acento capitoliano y agarra fuerte la taza de café. Entonces entra Katniss analizando la escena. Lo que se ha perdido...

Katniss se sienta y observa su bandeja, y se detiene pensativa en cada alimento.

-Lo llaman chocolate caliente, -digo al notar su confusión- está bueno.

Ella es la primera en acabarse su desayuno, a pesar de que ha llegado la última. Yo como despacio, y Haymitch casi no come, solo mezcla un zumo rojo con licor de una botella.

-Entonces, ¿se supone que nos vas a aconsejar?-Pregunta mi compañera a Haymitch.

-¿Quieres un consejo? Sigue viva.-Responde él, y se echa a reír.

No sé que se cree este hombre- ¡Es su obligación! Y no estoy dispuesto a morir sin que este borracho haga su trabajo.

-Muy gracioso, -le digo duramente, y golpeo el vaso que tiene en la mano, haciendo que se caiga al suelo y se rompa, derramando todo su preciado licor. -Pero no para nosotros.

''¡PAF!" El puño de Haymitch va a parar a mi mandíbula con tanta fuerza que me caigo de la silla. Se da la vuelta para coger más alcohol, y oigo un golpe en la mesa. Cuando me incorporo, veo que Katniss ha clavado un cuchillo en la madera. Un cuchillo que perfectamente podría estar clavado en la mano de nuestro mentor, quien se incorpora y nos mira de reojo.

-Bueno, ¿qué tenemos aquí? ¿De verdad me han tocado un par de luchadores este año?

Me levanto para ponerme un poco de hielo en el golpe, pero Haymitch me lo impide.

-No. Deja que salga el moratón. La audiencia pensará que te has peleado con otro tributo antes incluso de llegar a la arena.

-Va contra las reglas. -Digo, porque es verdad. No se puede herir a otro tributo antes de los juegos. Si no, solo saldrían cuatro en pantalla. Estaría bien que se pudiese matar antes de entrar a la arena, en los trenes y eso. Sería más fácil y más rápido, aunque yo no mataría a nadie, me encerraría en mi habitación hasta que no quedasen más enemigos. El caso es que lo sancionarán de algún modo, como dejándote sin patrocinadores o haciéndote la vida imposible en la arena, literalmente.

-Solo si te pillan. -Continúa Haymitch- Ese moratón dirá que has luchado y no te han cogido; mucho mejor. -La verdad es que yo preferiría pasar desapercibido, pero él parece que no lo ve así. No se si es el inconveniente de hablar con un borracho o la ventaja de hablar con un mentor.

El hombre mira hacia Katniss y la pregunta si sabe utilizar bien un cuchillo, a lo que ella responde con un lanzamiento directo hacia la pared. Y no solo es el lanzamiento, es que lo deja clavado en el hueco entre dos paneles de madera. Yo sabía que era una experta con el arco, ya que mi padre le compra a veces la carne que caza y los animales tienen la flecha clavada en el ojo. Pero no sabía que además manejase así los cuchillos. Estoy fascinado con esta chica, y no puedo evitar pensar que estoy perdido, no solo porque únicamente sepa hornear.

Haymitch nos anima diciendo que estamos en forma y que no está todo perdido. Pues yo necesito una bendición, porque no creo que haya un horno asesino en la arena, ni unos pinceles que disparen rayos o algo así (sí, no solo se ordenar, también pinto. Pero no me va a servir, creo). Nos ofrece un trato: No interferimos en su bebida y nos promete estar lo suficiente sobrio como para ayudarnos siempre y cuando le hagamos caso. No sé que tipo de trato es este, pero es un progreso.

-Vale.

-Pues ayúdanos. Cuando lleguemos a la arena, ¿cuál es la mejor estrategia en la cornucopia para alguien...?

-Cada cosa a su tiempo.-Haymitch corta a Katniss-Dentro de unos minutos llegaremos a la estación y estaréis en manos de los estilistas. No os va a gustar lo que os hagan, pero, sea lo que sea, no os resistáis.

Katniss va a protestar, pero Haymitch sale del vagón con su botella y nos deja solos. Nos quedamos a oscuras, excepto por algunas lucecitas de dentro. Debemos de estar en el túnel que atraviesa las montañas y lleva al Capitolio. Después de un largo tiempo el tren reduce su velocidad y una brillante luz inunda el compartimento.

Ambos salimos disparados hacia la ventana, como niños pequeños. Allí está, tan grande y lujoso. Supongo que tendría que odiarlo, pero no puedo evitar admirar la asombrosa, aunque un tanto extravagante, belleza del Capitolio.

Coches brillantes, edificios altísimos... Es increíble. También hay un montón de gente, y toda con ropa realmente extravagante y extremamente brillante, de distintos diseños que yo nunca llevaría. Sus caras están pintadas y modificadas. Algunos incluso parecen animales.

La verdad es que aquí la gente está un poco mal de la azotea, empezando porque ellos son el motivo de que estemos aquí, por los Juegos del Hambre.

Cuando estos "seres" nos ven llegar saludan y sonríen, nos vitorean... es de locos. Parece que hubiese llegado el circo a la ciudad. ¡Que tonterías dices, Peeta! Supongo que así nos ven ellos, como animales de circo. Me gustaría mostrarles mi odio, o simplemente ignorarles (tal y como está haciendo Katniss), pero ellos son nuestra única ayuda del exterior cuando estemos en la arena, así que procuro gustarles. Les saludo sonriente, y Katniss se aleja con desprecio de la ventana. Debería hacer lo mismo que yo. Dependemos de ellos. Porque, aunque no hay cámaras aún, los Juegos del Hambre acaban de empezar.