¿Nuestra identidad está determinada por la naturaleza, la sociedad en la que vivimos o es independiente de ambas?
El tema de la identidad, que es el conjunto de rasgos propios de un individuo, tiene su historia. Comienza siendo planteado en la Filosofía Antigua y Medieval de una manera metafísica, ya que giraba en torno a la naturaleza del ser humano, con lo que podemos decir que se basaba en el concepto de sustancia, entendida como una realidad estable y permanente. Sigue siendo un problema que está en boca de todos, pero ahora tiene tres puntos de vista: la determinación a través de los genes, la formación a través de la cultura (actividades, procedimientos, valores e ideas que se producen y transmiten por aprendizaje social) y nuestra propia elección de la identidad.
Para defender mi idea he seguido una estructura dialéctica, exponiendo primero mi tesis, luego la antítesis y por último la síntesis. Para acabar, he realizado una conclusión.
En mi opinión, la identidad la formamos nosotros mismos, ya que somos seres racionales y podemos considerar lo que queremos llegar a ser y de qué modo nos influyen las decisiones que tomemos; tenemos ideas sobre los conceptos del bien y del mal, de la mentira y la verdad, de la libertad, y aunque sean un poco abstractos, todos tenemos una definición común, sin diferenciar entre los genes que tenemos o la cultura a la que pertenecemos. Creo que, aunque tengamos rasgos personales parecidos a los de nuestros familiares, no tienen porqué venir determinados, es decir, fijado con anterioridad, por los genes, ya que cuando somos conscientes de todo lo que nos rodea podemos elegir si ese rasgo lo queremos o no en nuestra vida y así, vamos moldeando nuestra propia identidad. Con lo referente a la cultura, no pienso que tenga mucho que ver en la formación de nuestra personalidad, porque lo único que hace es crearnos unos ideales que nos distinguen de las otras culturas, pero siempre puedes decidir lo que quieres hacer, ya que no estamos bajo presión. Hay quien me dirá que hay culturas en las que son obligados a hacer ciertas cosas, pero yo pienso que si de verdad aprecias tu vida, tu persona, a ti, deberías enfrentarte y defender tus propios principios, cueste lo que cueste.
Por el contrario está, por ejemplo, Bakunnin, que defiende que “El hombre no se convierte en hombre...más que en una sociedad y solamente por la acción colectiva de la sociedad entera; no se emancipa del yugo de la naturaleza exterior más que por el trabajo colectivo-social (...), y sin esa emancipación material no puede haber emancipación intelectual y moral para nadie. (...)”
Yo pienso que el hombre, si quiere, es totalmente libre de ser como quiera ser, y llega a ser un hombre, no se queda en una marioneta social y manipulable. Por ejemplo, todos tenemos roles sociales, y podemos deshacernos de ellos, con lo cual, si hay emancipación material de la sociedad, por lo tanto, hay emancipación intelectual y moral.
También, en contra de mis ideas, existen personas que dicen que “en buena parte, la personalidad está determinada por los genes, que nos proporcionan una gran variedad de predisposiciones. Pero el ambiente y las experiencias de la vida (padres, sociedad, amistades, cultura, etc.) se ocupan de moldear todas esas posibilidades en una dirección u otra. Por tanto, aunque podamos cambiar nuestra forma de ser, lo hacemos en base a esas características de personalidad con las que hemos venido al mundo.”
Sintetizando, es cierto que tenemos una base para crear nuestra identidad, pero no es algo sólido, podemos destruir esa base creando rasgos completamente distintos; como dijo Agnes Heller: “No todos los que han sido golpeados de pequeños golpearán a sus mujeres.” Y, ¿no es cierto que siempre te dicen lo importante que es la libertad, que reflexiones? Todos estaremos hartos de oír un “tú eliges” o, relacionando el tema con la tecnología, un “Sí” o “No” a una pregunta de ¿Desea continuar con…?, pues lo mismo en la vida real y nuestra identidad.
En conclusión, todos podemos decidir nuestra propia identidad, que para eso es nuestra vida y nuestra condición de persona, aunque haya excepciones culturales, ya sean creencias religiosas, tradiciones… Y, si es cierto que nuestra personalidad está determinada por los genes, pienso que somos inteligentes y estamos avanzados como para poder elegir si cambiar o no esas ideas naturales. Además, si sabemos lo que es la libertad, ¿por qué hay que dejarlo sólo en un “sueño” que es deseado? Hazlo realidad, no sueñes con la libertad, escribela en cada paso que des, en cada decisión que tomes, crea tu personalidad. Y, si está determinada por los genes, ¿somos tan sólo experimentos científicos? Tener alas es, si tú quieres, volar en libertad.
Soraya González, 1ºG bach. Salesianos Atocha.



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