Cibercorresponsales

El despertar de un RedSkin

Publicado por skinheads-e el 21/01/2011 · Categorías: Pensamientos

Hoy me ha vuelto a hablar durante horas, no se calla ni aunque le dé la espalda. Yo llegué a ésa… bueno, llamémosla habitación temporal hará ya unos tres años, y desde el mismo día que cerraron la puerta tras de mí no he parado de escucharle. Día y noche, comiendo y leyendo, despierto y creo que a veces incluso cuando estoy dormido. Pero no me importa tanto como lo pinto, en el fondo me cae bien, me entretiene y es un tío que no le importa darse a conocer. Aunque al principio asusta verle, impone tanto que sólo te atreves a mirar un poco de reojo… creo que en una de las ojeadas fugaces que le eché en estos años pude verle algunas cicatrices que no desaparecerían jamás de su piel. Reconozco que cuando permanece un rato en silencio me preocupo, creo que he llegado a un punto en el que dependo un poco de él para mantenerme vivo aquí dentro. Parece mentira que llevando tanto tiempo juntos (aunque no sé porqué tengo la sensación de conocerle de mucho antes) nunca me haya contado cómo llegó a estar donde está ahora, aunque es verdad que yo tampoco me acuerdo muy bien… parece que lo he querido sacar de mi mente ese recuerdo … hasta hoy; me he despertado de madrugada sudando y sobresaltado porque he tenido un sueño muy extraño. Me siento en la cama y le veo pero esta vez le noto algo extraño. Su voz ha cambiado y parecía que iba a desvelarme lo que nunca me atreví a preguntarle. Así que sin dejar que me repusiera empezó su historia:

“¿Sabes? Cuando era niño se metían conmigo en el patio, todos los días iba a casa llorando a mi padre porque a mi madre no la llegué a conocer nunca. Y él firme y frío me decía siempre “seguro que te lo mereces, aprende a defenderte”. Aunque él era muy duro y apenas me he hablado con él desde hace ya años siempre le he tenido respeto y gratitud.

Pero no pude evitar rebelarme ante lo que él me pedía: notaba en mi interior que no podía estar atado a unas normas, a aceptar un castigo ni permitir que mi libertad se viese violada, así que una mañana cuando ya tenía 17 años salí a la calle y me compré una cuchilla. En cuanto llegué a casa me rapé, me miré al espejo y me vi como esos grupos de gente que había visto en más de una ocasión vestidos con botas y tirantes, sin pelo en sus cabezas y con símbolos que conocía por lo que había estudiado en el colegio. Yo que ya les había visto pelear en más de una ocasión me quedé prendado de su ansias de libertad e igualdad así que, me quise unir a ellos. Y así lo hice. Al principio me rechazaron con duras palabras “tú no lo llevas en la sangre chaval” me decían en algunas ocasiones, pero yo siempre les contestaba firme como una estaca: “mi cuerpo, mi sangre y mis genes vienen de fábrica. No los elegí y por tanto yo soy quien decide, porque yo en realidad soy lo que pienso; y lo que pienso es lo que hago y lo que digo”. A pesar de todo, les costó un tiempo aceptarme como uno más, sobre todo al cabecilla. Pero después de unos meses pude verme oficialmente como un integrante más de los RedSkins. Puede que me hubiese visto influenciado por la sociedad para que llegase a ser quien soy ahora mismo, no veo por qué no ha podido ser así… al fin y al cabo, vivir reprimido en la escuela, llegar a casa y no tener apoyo y ver en la calle a gente que lucha por su libertad… no sé, ¿qué hay de malo en ello? es verdad que yo nací hombre pero las características del que ves ahora mismo las he ido adaptando a lo largo de los años.

Durante diez años me dediqué a revelarme contra lo que se oponía a mi ideología comunista, me vi en vuelto en muchas peleas de las cuales no todas acabaron bien, mi padre sufrió más de un disgusto por mi culpa… creo que ese es uno de los motivos por el que no nos hablamos. Fui fichado más de una vez por la policía hasta que recibí un aviso serio y tuve que “andarme con cuidado” como me dijeron. Pero lo siento, no recibo órdenes de gente uniformada y menos consejos. Así que volví a mis andadas, sabiendo qué era lo que quería: la libertad de un pueblo reprimido y silenciado. Te prometo que si no era muy necesario como defensa propia o un motivo de mucho peso, no pegaba a nadie jamás… y así llegó noviembre del 2007, cuando a un compañero antisistema le asestó una puñalada un hij… bueno ya me entiendes, un ultra. No lo dudé ni un segundo, en cuanto me enteré de lo sucedido me puse alerta y me metí en más peleas que en toda mi vida, sólo buscando venganza por un compañero muerto. Y así llegué aquí, en una de las peleas que no sé si fue provocada por nosotros o por ellos vino la policía y no conseguí escapar (tampoco quería soltar a ese intento de nazi, todo hay que decirlo).

Aunque por alguna razón no he sido capaz de recordar esto hasta hoy, quizás porque no estaba preparado para volver a recordar todo lo que ha sucedido en mi vida hasta llegar a hoy”.

De repente se calla, un poli abre la celda y me deja salir. No sé porqué necesito mirarme en un espejo, tengo una extraña sensación. Y allí me planto, justo antes de salir al patio en un espejo de medio metro y me veo, me observo. Ahí estoy yo: con una cicatriz en la mejilla señal de mi última pelea de hace tres años… yo… compañero, hijo (aunque siento no haber sido el mejor para mi padre), obrero, comunista, amigo, preso, pero sobretodo: RedSkin. Da igual los roles que cargue a mi espalda ante esta sociedad o el estatus que ocupe en ella (que me alegro que sea de clase media-baja para poder ver desde aquí lo que otros cegados de estar tan "arriba" no son capaces ni de imaginar) lo que sí tengo claro es de algo: se acabó escuchar a quien yo mismo me había imaginado cuando en realidad lo único que hacía era oprimirme a mí mismo, justo lo que tanto odio... se acabó. Ni en la calle ni entre rejas lograrán callar mi voz.

"Culpable" de lo escrito: Lorenzo Castellón, 32 años según su DNI pero no según su espíritu liberal.

(Conocida también como Nazaret )