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¿Quién soy? #1

Publicado por spidrmancoy el 17/03/2016 · Categorías: Creación, ¿Quién soy?

Lee este relato mío hasta el final. A ver si logras adivinar quién soy antes de leer todo.

ACTIVIDAD: Escribe un diario personal simulando ser un personaje de ficción

Requesón, 17 de marzo de 1723

Hoy empiezo este diario. Me autoprometo registrar cada momento de mi vida desde ahora hasta siempre, sin erratas, sólo con erratones, puesto que soy un ratón.

Anteayer, mi primer día de trabajo.

Empiezo a oler el queso gruyer que le pedí a mi madre que me pusiera para despertarme. Son las seis y media.

Mientras pienso en lo que podía haber pasado de no haberme despertado, me preparo un puré de cuatro quesos: emmental, roquefort, mozzarella y rayado. El aroma y el sabor, deliciosos.

Me visto rápidamente, y llego a palacio en menos de 5 minutos. Más o menos decorado, más o menos bonito, y con un gran letrero en su fachada que tiene grabadas las letras “Casa real de Requesón”

Allí, en el suelo, veo un polvo amarillento y puro. Sigo el rastro, y veo a un ser impresionante, magnífico, imponente. Tras dos largas horas, me entero de todo.

Es el hada de los dientes, y mi trabajo consiste en intercambiar los dientes de los niños por un regalo.

Me entrega una carpeta el doble de grande que yo, donde está todo mi trabajo pendiente. Yo, a duras penas, me mantengo en pie con la carpeta, y me pongo a organizar todo el trabajo.

Cada folio de la carpeta pone el nombre y la dirección del niño, qué regalo tengo que dar… Todo súper-organizado, escrito a mano con muy buena caligrafía, y con un claro toque femenino reflejado en los corazoncitos de las íes en vez de puntos. Supongo que es ella, pero no me atrevo a preguntarle.

Llega la noche, llega el gran momento. Entro a casa del primer niño, le hago una exodoncia completa, y dejo el regalo debajo de la almohada. Yo, súper satisfecho de mi trabajo, oigo al niño llorar, algo nada raro cuando te han quitado todos los dientes sin ser un profesional y sin tener los utensilios adecuados.

Cuando por fin me entero de que lo que hay que hacer es coger el diente que se le caiga, es demasiado tarde.

Se me viene el mundo abajo. El pobre niño llorando, su madre alarmada y yo, ya fuera de la casa, con lágrimas en los ojos. Sorprendentemente, el hada de los dientes me da otra oportunidad. Me dice que me perdona y arregla todo, pero me manda repartir los dientes de los niños de todo el mundo y dejar que me cambie el nombre. A cambio, me dará el don de la inmortalidad.

Yo, súper arrepentido, acepto. Y desde entonces, dentro de unos largos años, cuando haya trabajado por todo el mundo, y aunque me llame Ramón Martínez, todo el mundo me conocerá con el nombre que me puso el hada, el Ratoncito Pérez.

Se me hace tarde, mañana sigo escribiendo.