Diferente

Había una vez un mar que no podía tener olas. En su juventud, había dado lugar a playas espectaculares y campeonatos mundiales de surfque atraían a inmensas multitudes, pero ahora una remodelación urbana impedía el paso del aire a la zona, dejando al mar estéril. A veces, parecía que una columan de agua se elevaba, pero falsa alarma. Seguramente sería el pedo de un pez, como los aranques, que utilizan las flatulencias para comunicarse.
El mar se encontraba mal, triste y mareado. La poca gente que había en la playa se saludaba:
- ¡Hola!
- ¡Hola!
Y todo le recordaba a lo mismo. Lo que daría él por una ola. El mar continuaba abatido, completamente desolado en todos los sentidos. Ni la gente que se bajaba a la playa sólo para leer quería estar allí, el mar apenas tenía sonido, y el efecto de coger una caracola y escucharla perdía la gracia. De hecho, no había ni socorrista, la bandera verde llevaba décadas puesta.
De vez en cuando, algún viajero solitario se acercaba, por la noche, cuando la marea subía, y se daba un chapuzón. Al parecer, no quería quedar mal bañándose en... eso.
En un zoológico cercano, había una jirafa con miedo a las alturas. Nació llorando, pero porque se veía demasiado lejos del suelo. Por eso, le ponían gafas con visión macroscópica para que no sufriera. Lo malo es que, como no veía lo que realmente tenía que ver, se chocaba contra todo, ya fuera animal, planta o ser inerte.
Y al lado de las jirafas estaban los búhos. Un búho con miedo a la oscuridad. En ese caso no había sido un trauma infantil, sino hace relativamente poco tiempo. Pero se desconocen los motivos, sólo los sabe él, si es que los sabe. El caso es que él es diurno, y su jaula tiene una linterna que está encendida permanentemente. Un día que se le acabaron las pilas suscitó una revuelta entre los búhos que empezaron atacar a los trabajadores del zoo, así que era mejor complacerle.
Un humilde pero despistado trabajador se dejó una puerta mal cerrada, y los animales se empezaron a escapar, entre ellos la jirafa y el búho. Al verse asustados mutuamente, se preguntaron que qué les pasaba. Eso era posible gracias a que el búho era bilingüe. Una nueva ley y una larga historia...
Mientras todos los animales se marchaban ordenadamente, sin pausa pero sin prisa como dice la canción, estos dos huían como podían. La jirafa se golpeó y se le cayeron las gafas, por lo que su temor aumentó todavía más.
Tras andar cinco minutos, llegaron a un túnel, donde ahora fue el búho el que paso apuros. Se quería quedar por el camino, no quería cruzar aquel infierno. La jirafa le animó, diciéndole que era más importante su libertad que sus miedos. Y no fue hipócrita, ella misma intentaba mirar al frente y no la distancia que la separaba del suelo. El búho, no sé si por convencimiento o porque la jirafa le mordió una ala, accedió y continuó su descoordinado vuelo.
Después de una hora de camino, parecía que los humanos habían quedado atrás. Realmente, sólo los habían perseguido los primeros cinco minutos, pero su nerviosismo les impedía darse cuenta de que todo habría sido más facil si no se centraran tanto en ellos mismos. Tras ver unos árboles tropicales y notar algo de humedad, los animales siguieron corriendo, olvidando todo lo anterior, hasta que llegaron a un lugar que les alivió del sofoco.
Sí, era aquel mar, tan tranquilo, que permitió a la jirafa (a la que no le cubría el agua gracias a su cuello) y al búho (que aunque no sabía nadar no tenía peligro de ahogarse por las olas y por la compañía de la jirafa) pasar un excelente rato juntos. A lo lejos había un humano que se acercó a ellos sin que se dieran cuenta. Cuando el búho lo vio de reojo, preparó las alas, pero no fue lo suficientemente rápido. La jirafa, aunque era vegetariana, estaba dispuesta a hacer lo que fuera por salvar a su amigo. Pero el humano no tenía malas intenciones. Simplemente le acarició y le soltó.
La jirafa también había aprovechado el tiempo. Se había fijado en los humanos y había aprendido español para entender sus horarios, sus sistemas y también para poder manipularles para llevar una vida más cómoda. Así que hizo de traductora y de ese modo los tres compartieron sus miedos: las olas, la oscuridad y las alturas.
Entre todo, no se habían dicho sus nombres.
-¿Cómo te llamas jirafa?
- Mari
- ¿Y tú, búho?
- No tengo nombre.
- Yo me llamo Jose- dijo el humano.
- De acuerdo, pues entonces bautizaremos a este mar Mar y Jose. Si algún humano se llama así, se sentirá bien cada vez que lo visite, tú incluido.
El mar se sintió muy agradecido, y aunque no podía hablar, aquella energía y ánimo le otorgó una capacidad increíble: producir olas sin necesidad de viento. El búho casi se ahoga si no llega a ser por la jirafa, que estuvo atenta y descubrió que su miedo tenía más ventajas que inconvenientes.
¡Oh no, estaba anocheciendo! El búho se quedó firme, no tenía ningún lugar adonde ir y ya era hora de que se comportara como alguien responsable e independiente. La oscuridad era simplemente la ausencia de luz, al fin y al cabo. Si los humanos superan ese miedo a corta edad, ¿por qué no puedo yo? Entonces el búho volvio a utilizar su visión nocturna, aunque ya la tenía un poco atrofiada de no usarla. De hecho, confundió un puesto de comida con los baños de la zona de playa. Eso sí que era atasco y no lo de la M-30
Así que al final, todos contentos.
¡A, y la playa fue limpiada de los restos animales de todo tipo, y empezó a cobrar fama! De hecho, al parecer habían recomendado el sitio en el zoo y se convirtió en la única playa donde cada día de la semana te encuentras un animal diferente. Mari Jose Rodríguez reabrió las instalaciones, e incluso creó competiciones de voley playa. El surf era demasiado pedir, las olas no eran lo mismo que antes
Si la buscáis en Google no os saldrá, no está en esta dimensión. Si queréis, también podéis mandar allí a vuestros miedos, bastante lejos. A veces te darás cuenta de que son más las ventajas que los inconvenientes, y si no es así, al menos lo habrás intentado. Conocerás a gente que te ayudará y te salvará, como tú les ayudarás a ellos. Y hasta los que parecen menos capaces pueden lograr cosas casi imposibles, como hizo el mar creando olas. Nunca será todo lo mismo que antes, pero vive el aquí y el ahora. Y no sigas leyendo, porque aquí acaba este relato.



Comentarios
supercalifragilistica - hace más de 9 años
Grande siempre!!! Con una moraleja interesante!!!
patry - hace más de 9 años
Me ha encantado, pero tengo una duda: Si Mar es por la jirafa y Jose por el humano, ¿el Rodríguez sale del búho XD?
patry - hace más de 9 años
Me ha encantado, pero tengo una duda: Si Mar es por la jirafa y Jose por el humano, ¿el Rodríguez sale del búho XD?
spidrmancoy - hace más de 9 años
Jajaja, obviamente (en realidad me acabo de dar cuenta) :) Gracias por estar atentos, que se me va la olla
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