El asesino de la capucha negra (Parte 4)
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CAPITULO 4: LA INVESTIGACION
Al día siguiente, decidimos preguntar a la gente que nos rodeaba si habían visto algo que nos pudiera dar alguna pista para resolver el caso, nos levantamos muy temprano, en los dos casos las víctimas habían muerto cerca del puente colgante. Jake se puso un sombrero y un abrigo tipo de Sherlock Holmes.
ANDREW: ¿Y ese abrigo?
JAKE: Hay que darle más ambiente a las cosas
MASON: Toma una lupa para quemar hormigas
JAKE: Elemental mi querido Mason.
ANDREW: ¿Sabíais que la frase “Elemental querido Watson” no aparece en ningún momento en la obra de Sherlock Holmes? Lo sé gracias a mi profe de Lengua.
JAKE: No nos importa Andrew, gracias.
Empezamos a analizar el terreno, y Mason se tropezó, cuando fuimos a ayudarle, encontramos unas pisadas, algo un tanto raro porque desde el asesinato por ahí estaba prohibido entrar, y había llovido días antes, seguimos el rastro, pero acababa en un callejón sin salida. La frustración, para nosotros no existía en el diccionario.
Decidimos coger otro camino, y aunque tardamos una hora en encontrar algo que nos llamara la atención, la espera mereció la pena.
Era la segunda vez que veía a alguien muerto, por lo que ya no era nada raro para mí. Jake caminaba muy despacio, como si alguien le fuera a atacar en cualquier momento y aun así iba a 50 metros delante de mí, lo admito. Mason era el más despreocupado, parecía no ser consciente de la realidad del asunto, y sinceramente creo que no lo era, pero de repente Mason gritó espeluznantemente:
MASON: Ahhhhhhhhhhhhhhhh (con voz de chica)
ANDREW: He oído a otra chica gritando, Jake ¿Tú sabes qué pasa?
JAKE: (susurrando) Ha sido Mason.
ANDREW: ¿Has visto algo Mason?
MASON: He visto un cuchillo salir volando.
ANDREW: ¿Salir volando? ¿Un cuchillo solo? Imposible ¿No has visto nada más?
JAKE: Esperad, he escuchado algo.
Seguimos a Jake, acercándonos poco a poco al lugar donde él había escuchado el ruido, y notamos algo en el suelo, era como una especie de objeto raro, Mason dijo:
MASON: No es muy grande, podemos saltarla.
Entonces Mason se preparó para saltar y cuando parecía que volaba por los aires, lo hizo, pero el aterrizaje fue demasiado forzoso (se cayó). Y de repente empezamos a escuchar un Pi, Pi, Pi (un pitido).
DESCONOCIDO: Hey vosotros, que hacéis ahí.
ANDREW: Lo que tú no haces.
DESCONOCIDO: Eso es una falta grave.
ANDREW: No me hable usted de falta, que no soy futbolista.
MASON: Se nota…
DESCONOCIDO: ¿Qué haces aquí?
ANDREW: Lo que tú no haces.
JAKE: Esto me suena de algo.
DESCONOCIDO: Venís conmigo ahora mismo.
En ese momento, aparecieron un montón de soldados bien uniformados, y aunque, intentamos huir, resultó imposible. Siempre había querido ser un malote, pero no tanto. Nos llevaron a un bunker subterráneo que tenía forma de cuadrado como la cabeza del tipo que no era capaz de entender que todo el campamento, incluso quizás él mismo, estaban en peligro.
Al cabo de unos minutos, entró un señor uniformado y con muchas estrellitas, así que supusimos que era el comandante Sky, decidimos preguntarle por los cuchillos voladores que habíamos visto unas horas antes. Mason que era el más directo dijo:
MASON: Hemos visto unos cuchillos volar, ¿qué es lo que realmente estáis haciendo?
SKY: Lo que tú no haces. ¿A qué sienta mal? No, ahora en serio, todo forma parte de un protocolo de emergencia, tenemos nuevos ataques y estamos desarrollando nuevo armamento. ¿Nuestra última invención? La cuchillopulta, sí, tenemos que mejorar el nombre, básicamente es una gigantesca catapulta de cuchillos.
ANDREW: Ahora todo tiene sentido.
SKY: No todo, todavía no me explico por qué estáis aquí.
JAKE: Estábamos haciendo turismo.
SKY: A vuestra celda.
Estábamos muy cansados, así que lo único que hicimos fue irnos a dormir, pero al día siguiente cuando nos despertamos, ideamos un plan para escapar. Nuestra celda era muy estrecha, barrotes muy gruesos, de hecho, dormimos demasiado pegados, todavía huelo a Jake, la celda era oscura, tenía alta seguridad, porque había un candado en el techo, un guardia gordo, el típico guardia que vigila la celda y al que siempre le quitan la llave tenía una silla en la que solo dormía y roncaba.
Comenzamos a planear cómo escapar. Demasiadas ideas, pero pocas nueces. Sí, nosotros y nuestros refranes.. En fin, Jake propuso golpear los barrotes como unos desesperados hasta que se partieran. Mason, en cambio, pensaba llorar hasta que se cansaran de nuestros alaridos y nos dejaran ir. Y yo creo que tuve la mejor idea. Pero nadie supo apreciarla. Era un elaborado plan en el que todos teníamos que colaborar y aprovecharnos de las propiedades físico-químicas de la celda. Demasiado aburrido… según ellos.
En resumen, mi plan consistía en coger un palo, pasarlo por la celda e intentar agarrar las llaves del guardia. Pero como ya dije, era demasiado aburrido para ellos.
Mason se resbaló de repente, no entiendo como si no hay espacio ni para caminar, como para resbalarse. Al quedarse boca arriba se dio cuenta del candado en el techo. Lo miró fijamente, el candado le miró a él, y hubo una conexión especial entre ellos.
MASON: Chicos, si el candado está arriba, eso significa que en la puerta no hay ningún candado.
ANDREW: Te quiero Mason. Nunca pensé que llegaría este momento.
JAKE: Por eso nunca conseguirás novia Andrew.
Jake arrastró la reja para abrirla. Como el guardia estaba dormido, lo hizo sin ningún cuidado. El ruido fue descomunal, y salió un montón de óxido que llevaba acumulándose durante años. El guardia no tuvo más remedio que despertarse. Jake se preparó para darle un puñetazo al guardia y noquearlo, pero, aunque no sé como explicarlo, sentí una pequeña pero poderosa fuerza recorrer mi cuerpo y con una velocidad mucho mayor que la de Jake, dejé K.O. al guardia.
JAKE: Lo de que nunca conseguirás novia… lo retiro. Si le amenazas con partirle la cara a lo mejor.
Miramos alrededor para comprobar que pudiéramos salir con libertad, y todo parecía en orden. Corrimos hacia el exterior, pero junto antes de salir había una puerta con una inscripción que decía: “Introducir clave”, yo, que era hacker informático, empecé a utilizar mis algoritmos para averiguar la contraseña. Utilicé todos mis dotes para intentar averiguarlo, pero fue en vano. Ninguna de las 25678734623 combinaciones fue la acertada. Mientras tanto, Jake tenía la mano en la barbilla con cara de pensar. Miraba a todo su alrededor, y entonces dijo:
JAKE: ¡Eureka!
Se dirigió hacia una sala repleta de instrumentos musicales, y agarró una clave (instrumento) La introdujo en la puerta y de repente se abrió. Por fin respiramos el dulce aire de la libertad.
Era un día rarísimo: Jake había pensado, Mason nos había salvado y yo había utilizado mi fuerza física en vez de la mental.
Les felicité a todos por su buen trabajo. Estábamos un poco frustrados porque no habíamos conseguido sacar nada en claro, cuando Mason dijo:
MASON: ¡Ah, chicos, se me había olvidado algo!
JAKE: Qué raro, olvidársete algo.
MASON: Calla. Mientras estábamos intentando averiguar la contraseña para salir, vi unos documentos en una mesa y los cogí. A lo mejor nos sirven.
Yo agarré los documentos y los leí. Al parecer, la policía tenía una lista entera de los posibles sospechosos del caso sobre el asesino de la capucha negra. Nosotros estábamos entre ellos. Ahí empezó nuestra investigación. Teníamos que sacar a relucir la verdad, demostrar nuestra inocencia y encontrar al verdadero asesino. Uno de los nombres que vi en esa lista me sorprendió bastante, el nombre era: Jazmine.

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