El asesino de la capucha negra (Parte 5)
Parte anterior:
CAPÍTULO 5: A LO HECHO, SOSPECHO
Jazmine… ¿Cómo podía estar ese nombre en la lista? Sin embargo, no era lo que más preocupaba. Estaba totalmente anonadado por haber encontrado el nombre de Jazmine en la lista cuando Mason dijo que no entendía por qué los de Andorra se llamaban andorranos, que ese nombre sonaba a ‘diarrea’ Pero no fue lo único que dijo:
MASON: Hey, chicos, aquí hay tres sospechosos que se llaman igual que nosotros: Andrew, Mason y Jake.
JAKE: Mason, no seas estúpido, somos nosotros.
ANDREW: Mierda, tenía esperanzas…
MASON: Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
ANDREW: Díselo a Linterna Verde (chiste sólo para frikis, como yo)
Me guardé la lista en el bolsillo, porque la gente lista tiene que llevar las listas. Pero, aunque al principio no nos preocupamos por el hecho de que nuestros nombres estuvieran en la lista, con el pasar del tiempo empezaron a haber grandes confrontaciones entre nosotros, confrontaciones que empezaré a contar en este capítulo.
Todo empezó un día en el que Jake llevaba su famosa e inigualable capucha negra. Yo lo miré fijamente a los ojos y le pregunté:
YO: ¿Desde cuándo tienes esa capucha, Jake?
JAKE: Desde hace tres años, tú mismo me la regalaste.
YO: ¿Seguro? Ah sí, es verdad. Pero, ¿y ese símbolo? Claro, no podías hacerte tatuajes y te has estropeado la capucha que te regalé.
JAKE: ¿Qué símbolo? ¿De qué me hablas?
MASON: Alaaa, qué bonito- lo dijo mirando al cielo, no a la chaqueta.
Le mostré el símbolo a Jake, y la verdad es que tenía la misma cara de sorprendido que yo. Al principio creí que estaba actuando.
YO: No me digas que llevas con esa chaqueta tres años y nunca has visto el símbolo.
JAKE: Vale, pues no te lo digo… Espera, ¿a qué vienen tantas preguntas? No me digas que estás sospechando de mí.
MASON: Es normal, somos los maestros de la sospecha, ¿recuerdas?
YO: Solamente quiero tener en cuenta todos los hechos.
JAKE: Muy bien, sigamos. ¿Por qué en lugar de poner Andrew pones yo?
ANDREW: No sé de que me hablas.
JAKE: Andrew eres imbécil, no me digas que dudas de tu mejor amigo.
MASON: Hey, espera, si vosotros sois mejores amigos, ¿dónde quedo yo?
YO: Esa es una muy buena pregunta que me recuerda que… tenemos que irnos. Todavía hay mucho que investigar.
Y así, nos fuimos, con un ambiente raro entre nosotros que no habíamos sentido desde que descubrimos que Mason se comía nuestras galletas favoritas desde que teníamos tres años.
Cuando llegó la noche, al principio no decíamos ni una palabra. Y entonces Mason carraspeó y se puso a cantar:
MASON: Esta canción no es para nada ninguna indirecta. Espero que os guste. Se llama: Sin título 23.
Había una vez un niño que no tenía amigos
Hasta que le dije: ‘Ven, juega conmigo’
Pero crecieron y empezaron las sospechas
Sobre muchas cosas dichas y no hechas
Dicen que todo tiene un principio y un final
Y el final de esta amistad es cuando empezasteis a sospechar.
Después hubo otro silencio incómodo, y qué lástima que en papel no se puedan reproducir los increíbles desafines que hacía. Entonces Mason volvió a abrir la boca.
MASON: Ha quedado buena noche.
ANDREW: Se me ha ocurrido un título para tu canción. “A lo hecho-sospecho”
Y entonces, ninguno de nosotros pudo más y estalló la guerra.
JAKE: No puedo creer que digas eso de tus amigos. Además, si uno de los tres es el culpable, te acusaría a ti. De los tres, eres el que idea los planes más maquiavélicos.
ANDREW: Qué fuerte. Esto es más fuerte que un fuerte. (Aquí va una foto de un fuerte)
MASON: Espera. ¿A mí nadie me echa la culpa? ¿Hasta en eso me margináis?
ANDREW: Pensándolo bien, ¿cómo sabías tú que la puerta estaba abierta? Es muy sospechoso.
MASON: Simplemente la empujé.
JAKE: ¡No hay momento para excusas! Mason, de ahora en adelante, iremos por separado. Y ya sabes quién ira sólo.
Y así nos fuimos a dormir, bueno, no sé si los demás pudieron, yo a duras penas. Al día siguiente, fue tal y como dijo Jake: cada uno por su lado. Y Mason más solo que un solo de batería.
Aunque mi vida es muy interesante, no os contaré todo, pues básicamente los siguientes 12 días fueron discutir más que otra cosa. Hasta que un día, caminando por el campamento, me encontré con Jazmine, que curiosamente era otra de las sospechosas. Pero, como me gustaba, no había sospechas en mi corazón (frase cursi del día)
Ella me vio a lo lejos y me saludó con la mano. Yo me acerqué en una de esas veces que no sabes si mirar fijamente a la gente o mirar a los lados por el camino. Hasta que empecé a hablar:
ANDREW: Hola.
JAZMINE: Buenas.
ANDREW: ¿Cómo estás después de lo de tu hermano?
JAZMINE: Pues aquí voy, tirando de la vida como se pueda.
ANDREW: Vale, te dejo tirar de la vida pero no tires de mi camisa que me la rompes porfa.
JAZMINE: Qué poco romántico eres.
ANDREW: No vivo en el siglo XIX
JAZMINE: He pillado tu referencia al Romanticismo. Pero bueno, ¿a qué venías?
ANDREW: No venía a nada, simplemente nos hemos encontrado.
JAZMINE: ¿Al lado de mi habitación? ¿En serio?
ANDREW: Pura coincidencia. Bueno, ahora en serio, necesitaba a alguien con quien hablar.
JAZMINE: Pues has ido a la más indicada.
ANDREW: Voy al grano.
JAZMINE: No tengo granero.
ANDREW: Por favor, un poco de seriedad.
JAZMINE: ¿Y tú me pides seriedad? Sí te partiste de risa de mi hermano que murió embadurnado de chocolate.
ANDREW: Lo pasado pasado está. Déjalo.
JAZMINE: Habla. Tienes un minuto y cinco segundos.
ANDREW: ¿Por qué siempre pones todo tan difícil?
JAZMINE: Te queda un minuto.
ANDREW: ´GBUG7YUGYUHUYUHNUNUJNUJHNJINUHNHJJEWFHKEJKWHFJWHFKJWEFFJKEWHFJKEHW (Duración: 1 minuto)
JAZMINE: No te he entendido nada.
ANDREW: Con razón, si sólo tengo de límite un minuto tengo que hablar todo lo rápido que pueda. Haberlo grabado y puesto en cámara lenta.
JAZMINE: Pues nada, hasta luego.
ANDREW: Espera.
JAZMINE: ¿Qué pasa?
ANDREW: Un perro por tu casa.
JAZMINE: Hasta luego imbécil.
ANDREW: No, no, espera, espera. De verdad necesito a alguien con quien a hablar. No tengo amigos.
JAZMINE: Se nota. ¿Y Mason y Jake?
ANDREW: Nos hemos peleado.
En ese momento, Jazmine sintió lástima por mí, y me invitó a entrar a su cuarto, algo que por sí estaba prohibido, pero nunca hacemos caso de las reglas (no seáis malpensados, no pasó nada, por ahora)
ANDREW: Mira, sé que cuando nos conocimos la cosa no era de lo más fácil. Pero mira, quiero hablar sobre mis sentimientos.
JAZMINE: ¿No eres un poco directo?
ANDREW: Ok, ok… Segunda oportunidad.
JAZMINE: Ah, hola, Andrew, no te había visto, ¿qué tal?
Eso era algo que me encantaba totalmente de ella. No es la típica chica que huye cuando se encuentra con un tonto como yo. Era muy natural, sencilla, que podía poner loco a cualquier hombre. Vale, se nota que estoy un poco enamorado. Continuaré contando la conversación.
ANDREW: Bien, ¿y tú?
JAZMINE: ¿Qué te trae por mi habitación?
ANDREW: Nada, pasaba por aquí.
JAZMINE: ¿Quieres pasar?
ANDREW: Si ya estoy dentro.
JAZMINE: Oye, venga, que en serio, tengo poco tiempo.
ANDREW: A ver… ¿Qué harías tú si empiezas a sospechar que tus amigos pueden en verdad ser personas muy malvadas?
JAZMINE: ¿Te refieres a Jake y Mason?
Y yo, mirando a la pared, volteé los ojos y dije:
ANDREW: ¡No, qué va! Hablo de mis otros cincuenta y tres amigos.
JAZMINE: Pues mira, yo no sé mucho de amigos. Pero si son tus amigos, es porque realmente confías en ellos, y si no confías en ellos, es porque no son tus amigos. Ahora, lo siento, pero quiero dormir.
ANDREW: Gracias.
Me fui de la habitación antes de que viniera Moseby y me pillara. Mientras me dio una charla de quince minutos sobre por qué no debía entrar a otras habitaciones distintas a la mía y menos a la de una chica, yo pensaba en la frase que me había dicho a Jazmine. Es muy larga, no la voy a copiar otra vez, pero me llegó a la patata (referencia a nuestro profesor de inglés). “Si son tus amigos, es porque realmente confías en ellos” Pero, claro, para mí Jazmine no era una amiga, como ya habréis notado. ¿Podía confiar realmente en ella? ¿Por qué su nombre estaba en la lista? Después me di cuenta de que la frase no se refería a ella, sino a Mason y Jake. Pero en lo más profundo de mi corazón había una antítesis entre amor y duda que ni yo mismo podía solucionar (frase cursi del 2) No con Mason y Jake, obviamente, sino con ya sabéis…
Pero, volviendo a su tema, Mason y Jake han estado conmigo desde que era niño. No debía dudar de ellos, eran mis amigos y siempre lo serían. En el fondo, muy en el fondo, les necesitaba. Y creo que ellos a mí. Espero que ellos a mí. Algo que me hizo pensar eso fue que cuando llegué a la habitación me encontré a Mason llorando en una esquina gritando que ya no tenía amigos.
ANDREW: ¿Por qué lloras?
MASON: ¿Estoy gritando ‘No tengo amigos’ y me preguntas eso? A veces pienso que el estúpido no soy yo.
En ese momento, apareció Jake, y, decidido a disculparme con él, le dije:
ANDREW: Jake…
Pero no me dejó hablar, y me soltó un puñetazo en toda la cara. Pensé que podía haber sido sin querer, que no me había visto. Pero un segundo puñetazo me reafirmó que no.
JAKE: ¿Vas a volver a acusarme otra vez?
ANDREW: En verdad iba a disculparme
JAKE: Aah.. Pues… Disculpa aceptada. Te iba a decir que tenías mucha cara pero ya no te queda mucha…
ANDREW: Claro, después de esos puñetazos…
Mason empezó a llorar otra vez, y yo le pregunté:
ANDREW: Mason, ¿por qué lloras?
MASON: De la emoción de volver a tener amigos…
En ese momento nos abrazamos como una piña. Un momento, las piñas no se abrazan. Como unos ositos Haribbo. Uy, perdón por la publicidad. Llegamos al acuerdo de nunca más dudar de nosotros, y ponernos a investigar de verdad en el caso y dejarnos de tonterías. Hicimos nuestro saludo secreto, que ni vosotros, queridos lectores, sabréis, y el señor Moseby, que había entrado a nuestro habitación sin que nos diéramos cuenta,
MOSEBY: ¿Quién se ha dejado la tapa del váter levantada? – gritó como un poseso.
Todos nos miramos unos a otros, sospechando sobre quién podía haber sido. Nuestro saludo secreto no dura demasiado.
Y así es como acaba este capítulo, mis queridos lectores, afianzando más nuestra amistad. Porque nadie puede evitar que una amistad tenga problemas, pero igual que los sufrimientos nos hacen más fuertes, los problemas en una amistad la potencian, siempre y cuando se superen. Porque nuestra amistad era una de esas amistades que siempre tiene problemas pero que al final, nadie sabe cómo, funcionan.

Parte siguiente (próximamente):



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.