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El asesino de la capucha negra (Parte 6)

Publicado por spidrmancoy el 26/07/2016 · Categorías: Creación, Impactante, Misterio, Con un amigo

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CAPÍTULO 6: un punto de vista diferente

Voy a ir directo al grano. En el principio de este capítulo no voy a contar mucho, simplemente hablaré del momento en el que nos encontramos a Moseby muerto (osea que vamos a hacer spoiler)

Y también de cuando encontramos su diario. Sí, hasta Moseby tenía un diario. Nadie se lo imaginaba.

 

(hay que poner como muere)

 

Diario de Mosby- 24 de mayo

 

Tengo que acordarme de comprar café. Esto del té me relaja en vez de activarme, y encima está asqueroso. Encima mi mujer dijo: te lo dije. Bueno, otra vez a aguantar a estos pesados. Encima soy el único que trabaja aquí. Las del comedor sólo que tienen que ocuparse de hacer bazofia que a saber de dónde la habrán sacado, y los otros instructores no hacen nada. Y cuando digo nada, es que se pasan la vida nadando en la piscina.

 

Iba a sentarme un rato en el comedor a descansar un poco de la rutina. Cuando de repente, veo a tres chicos acercarse a mí y me dije a mí mismo: “Esos tres chicos de siempre. Me tienen harto” Efectivamente, eran ellos. Uno de los tres, que no parecía ser muy listo, se llamaba Mesa o algo así, me dijo:

 

• ¿Estás sentado?- dijo Mesa

• No, es que me he encariñado con la silla

Obviamente, el chico no entendió nada, porque resulta que se llamaba Mason. Pero yo disimulé e intenté interrogarles.

 

-¿Qué queréis?

- Aquí las preguntas las hacemos nosotros.

- ¿No estabas casado? ¿Por qué ahora dices que estás encariñado con tu silla? ¿Quién esa tal silla?- preguntó Mason

 

Estaba a punto de darle un golpe por las estupideces que estaba soltando cuando de repente su amigo, que creo que se llamaba Jake lo mandó callar. Entonces, el que parecía más listo de los tres, hizo una pregunta que me inquietó:

 

• ¿Por si acaso tienes los papeles de inscripción de Estefanía, la chica que murió hace unos días?

• Sí, están todos en regla.

• Vale, ¿y dónde están?

• Te lo acabo de decir, estúpido. Encima de la regla.

 

Me miraron mal y fueron escopetados hacia el lugar que les había indicado. Estaba harto de esos criajos, por si no lo había dicho. Un momento... eso era información confidencial. Me engañaron totalmente. Cuando quise darme cuenta, sólo vi la puerta que se cerraba lentamente.

Bueno, y Mesa volvió a por un lápiz que se le había caído.

 

Salí derecho hacia el lugar para impedirles el paso. Y gracias a Dios que Mason antes de llegar se cayó unas cuatro veces y pude llegar yo antes. Me puse enfrente de ellos y les dije:

 

- ¿Para qué queréis esta información?

- ¿Por qué nos lo preguntas?

- Teniendo en cuenta que esos papeles son míos...

 

Andrew me distrajo con unos rollos filosóficos sobre la propiedad o algo así. Sólo pude ver una sombra que se cernía sobre mí. No sabía lo que era, pero me dejó inconsciente. Desperté en el mismo sitio, pero ya era la hora de comer. Y alguien misteriosamente me había robado mi Rolex. Otra semana más.

 

A la hora de comer, cogí el micrófono e hice un anuncio:

 

- Andrew, Jake y Mason, acudan al despacho del instructor Moseby, ahora mismo, por favor- puse voz de azafata para que pareciera más real.

 

Cuando llegaron, pregunté lo más primordial: acerca de mi Rolex.

 

- Muy bien, muchachos, ¿quién de ustedes ha cogido mi Rolex?

 

Uno de ellos, creo que era Andrew, se derrumbó y acusó directamente a su amigo Mason:

 

-Fue él

Mason echó a llorar, y entonces soltó un discurso que me hizo darme cuenta de que no era tan tonto como parecía. Dora la Exploradora mola mucho, estoy de acuerdo.

 

-Teóricamente, usted no puede acusarme por haberle robado el Rolex.

- ¿Y por qué no?- pregunté

• Porque este Rolex es mío. Me lo requisaron cuando entré al campamento.

• Está bien. Porque soy muy misericordioso, te lo regalo. Ahora díganme la verdad: ¿por qué han cogido los papeles de Estefanía?

 

Les eché mi típica mirada de instructor para que se vinieran abajo. Y al menos en Mason lo conseguí, porque se cayó de la silla. Pero otro de ellos, el más chulo de los tres, le preguntó al otro:

 

- Tiene algo en el ojo, ¿verdad?

- Cállate Jake, ¿no ves que es un tic nervioso?No te burles de él

 

Y si hay algo que odio aparte de la comida del comedor es que se burlen de mí. Les puse una expulsión a cada uno, no tenía ni idea de si podía hacerlo o no, porque nunca me he leído el reglamento del campamento, pero bueno, lo hice de todos modos.

 

Llamé a mis guardias: eran otros dos chavales de su edad que había contratado por un día y se los llevaron. Mientras tanto, Mason gritaba

 

- ¡No! ¡El asesino se va a salir con la suya! ¡No lo hagas! ¡Nooo!

- Mason, si todavía no te hemos agarrado.

- Me adelanto a los acontecimientos.

 

En ese momento recordé la misteriosa presencia de un asesino de una capucha negra en nuestro campamento. Eso me hizo recordar lo que pasó hace mucho, mucho tiempo. Y que hoy era el gran día. Sí, el día de la misión. A las cuatro (de la mañana), mientras todos estarían durmiendo (bueno, en realidad no, pero sin molestar mucho), tenía que salir afuera.

 

Cuánto tiempo llevaba sin salir. Cogí mi móvil, y encendí el radar. Mi último sospechoso estaba cada vez más cerca que nunca. Tenía que ser él. Demasiadas casualidades. El radar pitó con tanta intensidad que explotó. Me empecé a poner nervioso, así que utilicé la más alta tecnología que tenía: la linterna de mi móvil.

 

Para mi impresión, era bastante potente. Aunque un tío con una linterna no tenía muchas posibilidades contra un asesino en serie.

 

Seguí caminando con tanto miedo que empecé a sentir mis pantalones mojados y eso que estamos en pleno verano, pero no penséis mal (pongo esto por si acaso alguien lee mi diario) era porque mi botella tenía un agujero y con las prisas el agua empezó a salir. Habiendo aclarado esto prosigo con mi relato:

 

Avancé entre la espesura del bosque mientras miraba a mi alrededor. Cuando escuché un ruido a lo lejos y pregunté: ¿quién es? Y entonces escuché: miauuu. Después de eso escuché unas voces joviales y volví a preguntar ¿quién es? Y entonces escuché: Otro gato (véase el chavo del ocho)

 

Lo que parecía tres sombras se transformaron en rostros que me parecieron familiares, pero si eran Andrew y su pandilla de vagos o como yo los suelo llamar los tres chiflafos espera perdón los tres chiflados.

 

Hice otra vez la misma pregunta, porque en la mañana ya me los había encontrado.

 

- ¿Qué hacéis aquí chicos? - les pregunté

- Usted nos has expulsado, ¿se ha arrepentido ya?

 

Antes de empezar a discutir mi radar sonó, el asesino se acercaba cada vez más.

 

- Chicos, tenéis que iros de aquí- dije

- ¿Qué pasa le da miedo la oscuridad? - preguntó Andrew

 

Sabía que Andrew era un tipo que no se conformaba con pocas explicaciones o con ninguna.

 

- No tengo porque daros explicaciones.

- Bueno vale – dijo Andrew.

- Está bien os diré la verdad, pero no me presionéis más.

 

Y entonces les conté absolutamente todo. Y empezó la larga historia.

 

- Todo empezó hace ya mucho tiempo, cuando todavía tenía pelo, tenía aproximadamente vuestra edad y estaba profundamente enamorado sin embargo tenía algo más importante que hacer, cuidar de mi pequeña hermana Daphne. Era muy preciosa, era blanca como la nieve a pesar de que yo soy negro (algo que siempre me pregunté, a lo mejor era adoptada), ella no era consciente pero cada vez que hablaba su sonrisa dibuja una media luna que causaba ternura a cualquiera que lo viera. El doctor Franklin le había diagnosticado cáncer hace un año, le dijo que solo le quedaban dos meses de vida, pero por alguna razón estar en ese campamento había hecho que su esperanza de vida aumentara. De hecho, cada vez iba afrontando mejor su enfermedad y a simple vista parecía otra niña cualquiera. Y en el momento en el que mejor estábamos, en el que parecía que todo empezaba a salir bien, la desgracia llegó a nuestra familia y para quedarse (momento de música clásica para dar énfasis). Iba a darle las buenas noches a mi querida niña cuando de repente la chica a la cual amaba me envió un mensaje por whatsapp (ese es el motivo por el cual ahora en este campamento está prohibido el whatsapp) y me dijo que fuera a su habitación. En ese momento pensé que por unos momentos que me ausentara no pasaría nada, así que fui y me dirigí a la habitación, pero cuando llegué me llevé una decepción, no había nadie, así que cabizbajo, regresé a la habitación de mi hermana, cuando ya estaba cerca escuché un ruido o mejor dicho un grito espeluznante. Corrí desesperado hacia el cuarto de mi pequeña hermana y cuando abrí la puerta de un golpe, pude observar a una persona encapuchada, una capucha negra con un cuchillo en la mano, y la cama de mi hermana sangrando. Ella dijo:

 

- Hermano quiero decirte algo.

 

Yo con lágrimas en los ojos solo pude decir.

 

- Te pondrás bien.

 

Entonces ella me miro con sus ojitos tiernos y me afirmó:

 

- Eres el mejor hermano del mundo, te quiero.

- Yo a ti también, mi hermosa hermana.

- Una preguntita antes de dormir, tengo mucho sueño.

- Dime.

- ¿por qué estoy llena de Ketchup?

 

Y en ese momento se durmió, solo que esta vez no despertaría jamás. Esa sensación de impotencia y de culpabilidad era tan horrible espero que nunca paséis por algo parecido. Desde entonces me prometí a mi mismo que esclarecería lo sucedido y vengaría la muerte de Daphne.

 

Entonces cuando acabé de relatarles mi historia de cuando era niño., empezamos a oír unos gemidos y notamos que era Mason llorando.

 

Mi radar volvió a sonar, 250 metros de distancia, según mis cálculos debía ir andando pero porque los pasos se oían tan fuertes.

 

En ese moneto mi instinto protector salto y les dije a los chicos.

 

-Huid.

 

Ellos no me rebatieron, mi cara lo decía todo, pero no huyeron del todo se quedaron rezagados en una cueva y noté como me observaban desde muy lejos. Justo en ese momento note un dolor agudo en el pecho, me di media vuelta y vi un cuchillo ensangrentado dentro de mí, y al asesino al lado mío, caí al suelo de rodillas, fije mi vista al horizonte y entonces vi un pequeño brillo, puse todo mi esfuerzo en intentar diferenciar ese brillo y me di cuenta que era el localizador que me permitía saber dónde estaba mi enemigo. Ya me había ganado una batalla, pero esta vez me había ganado la guerra, pero antes de morir el asesino se quitó la capucha y entonces en mi último aliento exclamé.

 

-Eres tú.

 

 

Cuando acabamos de leer el diario de Mosby nos dimos cuenta que nos comportamos como unos cobardes y lo dejamos morir. Habíamos encontrado su diario ensangrentado en mitad del campo. Entonces nos propusimos cumplir el último deseo de Mosby, vengar a su hermana Daphne. Y además también queríamos cumplir un nuevo deseo que había nacido en nosotros, vengarlo a él.

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