Enseñando a aprender, aprendiendo a enseñar (Parte 5)
Quién me mandaría a mí... Profesor de autoescuela. Bueno, pues tenía que dar mi primera clase. Me traté de descargar un manual de conducir, y me lo bajé en el móvil. Mientras tanto, mi alumno me agobiaba haciéndome preguntas y diciéndome que cuándo empezábamos.
Le dije que con esa actitud no llegaría a ninguna parte... a no ser que fuera andando. Él se resignó, y yo me senté en el lado del copiloto.
- Bueno, hola, bienvenido a la clase- le hablé cálidamente con una sonrisa
- Hola. Venga, vamos a darle caña al tema.
- Espera... Tengo que comprobar antes tus conocimientos teóricos. ¿Para qué sirve el freno?
- Mmm.. para frenar.
- Me has sorprendido. Ya podemos empezar.
(Qué quieres que te diga, no se me ocurrían más preguntas que no fueran que botones tienes que pulsar para activar el turbo, y eso en el mundo real con ese coche traído directamente del desguace, como que...)
- Bueno, el primer paso es repasar los conceptos. ¿Qué es lo primero que hay que hacer?
- Acele.. RAAAR
Juraría que estaba el freno de mano puesto, pero no. Le traté de explicar qué también existía el freno, que tenía que cambiar de marcha para no reventar el motor, cosas básicas que sabía gracias a mis jueguecillos. Pero no sirvió de nada. Éramos un peligro público. El coche llevaba la L puesta, la L de lo lerdo que éra el tío que estaba a mi lado.
Pensé que no pasaría nada. No podía pasar nada, si esto era un coche de autoescuela yo tendría también los pedales de acelerar y frenar para controlarle. Pulsé a todo gas el freno. Pero como no había podido explicarle que lo primero no era acelerar sino abrocharse los cinturones, salimos despedidos por los aires. Hablando de salir despedido, jamás volví a trabajar en aquella autoescuela.
Bueno, esta vez no había sido culpa mía. Quizás tenía que haber sido más rápido, pero contra un tío loco que ha debido de recibir rayos UVA porque siempre está en la parra. Ahora ha pasado de UVA a la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva)
Pues nada. Día de relax. Lo que pensaba que sería mi ocupación en el día se había tornado en un fatídico accidente. ¿Y cómo salí ileso? Bueno, digamos que son exigencias del guión. Si no, ¿cómo iba a seguir haciéndome pasar por gente?
Entonces me acordé de la noticia de una señora que devolvió un libro a la biblioteca 67 años después de cogerlo. Aquella biblioteca que solamente visitaba para aprender a hacer beatbox. No sé si lo sabéis, pero todas las bibliotecarias del mundo saben hacer beatbox. Tanto chistar a todo el mundo "shhh" les hace tener una capacidad única. Pueden hablar y chistarte a la vez, y si te cuentan un chiste chistando ya sería el no va más..
En fin, quizás yo podría ser bibliotecario por un día. Llevo años sin tocar un libro, espero que no me pase nada.




Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.