Mi entrenador
Jugar al baloncesto no es fácil. Hay que coordinar le movimiento de brazos y piernas velozmente y con precisión, observar al compañero y la canasta y pensar una estrategia para anotar, todo eso en fracciones de segundo.
Pero con mi entrenador se puede lograr lo imposible. Prueba de ello es que en estos cuatro años siempre hemos ascendido de categoría, empezando desde lo más bajo hasta llegar a segunda, que no es poco. Y con él nadie se queda en el banquillo, todos nos sentimos útiles e imprescindibles en el equipo. Ha conseguido que cada cual saque lo mejor de sí y desarrolle al máximo su potencial. Pero lo más sorprendente es cómo lo hace.
Casi nunca nos da indicaciones en los partidos, y su rostro permanece invariable vayamos ganando o perdiendo. Eso nos ayuda a concentrarnos en el partido y no pensar en la decepción o tener miedo.
Cada partido es un mundo. Todos rotamos, nunca repetimos alineación. Eso nos une como equipo, y hace que estar en el banquillo sea simplemente una oportunidad para observar al equipo y prepararse para el próximo partido. No hay malos rollos.
Hoy, la final de la Copa del Rey. Y mira que es complicado que un equipo como nosotros se clasifique para la competición, y más aún que llegue a la final. Pero, como dije al principio, podemos lograr lo imposible.
Con la liga ya perdida matemáticamente (habrá que esperar otro año más para ascender) estas son nuestras esperanzas de culminar una temporada bastante buena.
Comienza el partido, los jugadores saltan y el rebote llega a mis manos. Es difícil que me creáis, pero soy el capitán del equipo, y también el más bajito (mido 1,40) Me escabullo entre las piernas rivales y tengo gran capacidad de salto, así que eso compensa mi aparente debilidad.
Comienzo a botar casi a ras del suelo. Los rivales intentan agacharse para llegar a él sin éxito, y veo un hueco abierto así que distribuyo el balón hacia allí. Qué lástima, mi compañero no me entiende y la posesión cambia de bando.
Nuestro entrenador, mientras tanto, permanece en el banquillo, con la misma cara de tonto que a principio de temporada (con todo el respeto del mundo)
Y empezamos a anotar. Una jugada tras otra, el partido se desarrollaba a un ritmo frenético. A un ritmo que, por cierto, no podríamos aguantar todo el tiempo del partido. Por lo que llegaron los cambios, y con ellos una frase de nuestro entrenador. "Sacad vuestro animal interior"
Él es así, no puede hablar a las claras. Siempre nos dice una o dos frases, o a veces palabras que nos hagan meditar y encontrar la clave de la victoria.
El efecto que tuvo en nosotros las palabras fue más de distracción que de ayuda. Nuestra coordinación se perdió y empezamos a encajar canastas. La presión nos hizo pensar: 'mi animal interior'
Entonces me acordé de que hace una semana tuve piojos, y contagié a toda mi clase. Los piojos saltan de una cabeza a otra, así que tendría que aprovechar mi habilidad de salto al máximo. Ayudado por mis compañeros, me impulsaba sobre ellos para tener más velocidad, e incluso me subí encima de la espalda de uno para hacer un mate en la canasta.
Pero no fui el único que reflexionó. Lucas, que tenía un hamster, se dio cuenta de que no estaba siguiendo la estrategia y sus esfuerzos por correr no valían la pena, se estaba quedando en el mismo lado. Abrahán, que adora las aves, aprovechó su buen juego aéreo para dar unos pases casi kilómetricos. Y lo mismo con cada uno de mis compañeros. Incluso los suplentes sabían qué hacer cuando les sacaran.
A pesar de nuestro buen juego, se notó que eran mayores en fuerza y en calidad. Así que, a falta de seis segundos, teníamos un tiro libre, sí, un único tiro, del cual dependía la victoria o el empate e incluso quizás la derrota. Y Víctor era el encargado de lanzarlo. ¿Por qué Víctor? Era el más miedoso de todos, sudaba a chorros y eso que acababa de salir. Estaba atacado de los nervios.
El balón se separó de sus manos.
Tiró tan mal que rebotó en la rodilla del jugador contrario. Pero con tanta fortuna que entró dentro. Tocó sufrir en la última jugada pero nos alzamos con la victoria.
Esto es un auténtico equipo, y no lo que se ve por la tele.




Comentarios
julialalalasehizoguia - hace más de 9 años
¡Uau, qué tensión hasta el último segundo! :)
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