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SOS0

Publicado por spidrmancoy el 18/02/2017 · Categorías: Creación, Impactante

Una sonrisa se iluminó en su cara. Después de dos agónicos días sin su adorado peluche, por fin podría dormir tranquila. Allí estaba, en el pasillo del centro comercial escogiendo su nuevo regalo. Había una gran variedad de animales, y otras cosas que simplemente eran suaves aunque no tenían una forma definida. La niña se quitó su melena rubia de la cara, echó la mirada hacia arriba y allí lo vio en el estante más alto, un oso de peluche deshilachado y medio mordido, con el pelo de diferentes colores como resultado de haberlo recosido con varias telas. Era el único que quedaba de ese modelo, quizás fue eso precisamente lo que la cautivó a comprarlo.

- ¡Este, este!

Los esfuerzos por convencerla  de que cogiera otro fueron inútiles, así que como un rayo atravesó la caja con su adorado osito sin pagar, mientras los padres hacían una señal a la cajera de que no se preocupara , todo estaba en orden, pagarían ellos.

Durante el trayecto de vuelta a casa la niña no había cambiado con respecto a horas antes, seguía con su mirada perdida, su sonrisa en modo automático, buceando en sus pensamientos, hasta que tras varios minutos el ruido del claxon la espabiló.

- ¡Mira por donde vas, tío!- un grito de su padre la desperezó del todo, y lo primero que contempló al abrir los ojos fue un gesto obsceno hacia el otro conductor que, lógicamente, ella no logró entender.

Permaneció con los ojos muy abiertos, lo cierto es que se había asustado. Aún así, ni tocó su peluche, parecía que se lo estaba reservando para cuando llegaran a casa. O quizás sólo había sido otro capricho infantil, y ya se había cansado de él sin probarlo siquiera.

La cena ya estaba preparada, y todos sabían que la norma era comer nada más llegar, para no entretenerse con otras cosas. Pero tanto los padres como la niña querían disfrutar, la pequeña con su nuevo juguete y los padres con el simple y a la vez tan inexplicable placer de ver feliz a un pequeño. Contentarse con poco, eso es algo que todos deberían aprender.

Subió a su habitación a todo correr, y cerró la puerta.

No tardó en empezar a reírse, una serie imparable de carcajadas que revelaban su potente imaginación, seguramente durante su juego había sido veterinaria, profesora, futbolista(el oso se resquebrajó aún más…), psicóloga…

Los padres estaban acostumbrados a dejar jugar a su hija sola; a pesar de su corta edad,  era muy independiente, y sabían que en el momento en que abrieran la puerta dejaría de estar a su aire, se centraría en los demás y no se divertiría tanto.

Aún así, la niña llevaba diez minutos riéndose sin parar, y siendo asmática iba a pasar muy mala noche, por lo que había que calmarla y distraerla con otra cosa. Los padres subieron por las escaleras, y, tan pronto pisaron el primer peldaño, la niña se calló, se quedó en silencio, instantáneamente, como si sus cuerdas vocales se hubieran roto en dos como las de una guitarra. ¿Le habrían escuchado?

Los padres siguieron subiendo, ahora más lentamente,  por la escalera de caracol para que el ruido de sus pasos no les impidiera escuchar a la niña, que seguía sin emitir ningún sonido.

Al abrir la puerta, se encontraron lo que esperaban: alguien con una amplia sonrisa disfrutando con su nuevo juguete.

Aunque no exactamente: ante ellos un enorme oso se reía sin parar, jugueteando con una muñeca de una melena rubia, medio mordida, con la mirada perdida, con una sonrisa fija.

Entonces comprendieron por qué había costado  tan barato.