Supergiro- Komikaze (12)
12. DES-GRACIA
No estoy de humor. Jamás pensé que diría eso, pero es verdad. Demasiadas bromas y tonterías, creo que ya basta. Hay que tomarse las cosas en serio, y más aún después de lo que ha pasado.
Os contaré lo que pasó, lo más detalladamente posible:
Yo necesitaba un descanso físico y mental. Pedí a Whanzal que jugara al beisbol conmigo, y le hice correr bastante. Luego nos intercambiamos las posiciones y ocurrió lo mismo pero a la inversa. El ejercicio físico es una buena forma para relajarse. Total, que nos fuimos acostumbrando. Siete días con sus siete lunas y sus siete poderes de descanso. Por cierto, ni sabíamos cuáles eran ni los usamos.
Ya teníamos las pilas completamente cargadas, listos para volver a nuestra misión: encontrar a RedBot y acabar con él. Podía estar en cualquier lugar del mundo. Un mes de inactividad por su parte, y también por la nuestra. Por fin podíamos vivir como individuos normales. Pero, ¿era justo que un robot que hemos creado amenazara la vida de personas que no conocemos? ¿Que no nos diéramos cuenta de lo que pasaba de forma directa era suficiente motivo como para quedarnos parados teniendo la oportunidad de remediar las cosas?
Mis principios me decían que no, y Whanzal estuvo de acuerdo. Había que buscarlo a toda costa. Pero, como pasa con todo, se van posponiendo las cosas, y cuando llevas mucho tiempo sin hacer algo pierdes práctica. Estábamos desentrenados. Algo que nos dio esperanzas es la frase tantas veces repetida de que 'El alumno llega a ser superior que su maestro' RedBot, aunque fuera sólo por un día, había sido nusetro maestro. Nos había enseñado valiosas lecciones. Qué pena no haber aprovechado ese fantástico e intensivo entrenamiento. Por un maldito botón rojo.
Ya habíamos tenido un mes para lamentarnos, no íbamos a perder más tiempo. Decidimos entrenar dieciséis horas al día, descansando únicamente para dormir. Sería duro, pero efectivo. Entre los dos, pensamos qué podíamos hacer para mejorar, y con las experiencias que vivíamos y los resultados que obteníamos logramos elaborar muchas estrategias y protocolos en función de cada situación posible. Con el ordenador, lo compilé todo en un documento y se lo mandé a Whanzal. Lo imprimimos y, listo. Al cabo de varios meses de entrenamiento, en los cuales no tuve tiempo para escribir, repetimos el proceso e hicimos otro manual. Y otro más, hasta cinco manuales.
No fue fácil compaginar el proceso con el instituto, pues los exámenes se iban volviendo cada vez más difíciles, y aún tenía que aprobar Química, mi talón de Aquiles, que por más que me examinara de lo mismo y lo volviera a estudiar me resultaba imposible. Y así pasó el curso. Sé que avanzo muy rápido en el tiempo, pero lo cierto es que ese año fue un año que no quiero recordar por lo que viene ahora:
Bueno, en dos palabras: soy estúpido. Pero, no estúpido de hacer cosas estúpidas como tropezarte contigo mismo, sino un auténtico estúpido. Y no lo digo en broma. Otro de mis paseos con mi primo charlando tranquilamente y enseñándole un juego del móvil cuando un coche se acercó. El conductor no iba a mucha velocidad, pero parecía que tenía las lunas tintadas… pero las de alante. Era imposible, eso no es legal. Estábamos en medio de un paso de cebra. Mi primo es muy especial, él siempre se queda esperando media vida para cruzar y jamás cruza sin que esté el semáforo en verde, hasta cuando hay una carrera municiapl y están las calles cortadas. Por una vez, le logré convencer, un poco a la fuerza, y el conductor no paró. Él salió peor parado que yo.
Lo peor es que no sabía nada de él. No había manera de contactar. ¿Y si había muerto? ¿O estaba en coma? Es muy complicado vivir con esa preocupación y culpabilidad a tus espaldas. Hombre precavido vale por 2, así que yo valía por medio. O ni siquiera.
Llamé a Whanzal y, angustiosamente, tratando de hablar, aunque era complicado entre las lágrimas y el nerviosismo, le pregunté qué habíamos pensado hacer en estos casos (él era el que guardaba los manuales que habíamos elaborado)
Mi reloj estaba sin pilas, llevaba un año sin usarlo. A saber qué clase de pilas necesitaba eso…
- A ver… busco. Tomo 2, sección 'Incidencias' apartado 'Atropellos'
POSIBILIDAD Nº234: QUE ALGUIEN SEA ATROPELLADO EN UN PASO DE CEBRA PORQUE EL COCHE CONTRARIO NO PARE.
MODUS OPERANDI: EL PRIMER PASO SERÁ...
Colgué. No soy tan arisco, eran los nervios, pero no nos habíamos dado cuenta de un pequeño pero importante detalle. No podíamos controlar qué poder íbamos a tener cada día, así que la mayoría de las soluciones que habíamos estado planeando durante un año no serían factibles. Tenía que conseguir pilas para mi reloj, el botón que cambia ya me ha salvado de varias. No podía decirle a Whanzal que tenía un nuevo reloj, pero sí podía iniciar una búsqueda exhaustiva para recuperar el mío. Habría un juego de palabras muy fácil con poner pilas, pero de verdad, no quiero. El humor y la estupidez ya me han traído demasiados problemas.
Whanzal me volvió a llamar, preocupado por haberle colgado inesperadamente:
- Perdona
- Lo entiendo, imagino que no estarás pasando una buena racha
- Como te podrás imaginar, no. Pero tú nunca entiendes nada.
- Sé que sólo habla el corazón y la información no pasa por tu cerebro. No te lo tendré en cuenta, pero escúchame por favor. Tal como tú tuviste el poder de saberlo todo hace tiempo según me contaste, ahora lo tengo yo. Necesitas pilas para tu nuevo reloj, y además conozco el lugar más apropiado para conseguirlas. Sé que arriesgado, pero también sé que lo conseguirás.
- Vamos allá, llévame a ese sitio.
UN MOMENTO… MANUAL.. TOMO 4… SECCIÓN VIAJES INTERDIMENSIONALES POSIBILIDAD Nº34: VIAJE URGENTE PARA CONSEGUIR PILAS PARA UN RELOJ
Vamos allá.
Llegamos a un lugar bastante futurista, todo era de color blanco y azul y estaba iluminado con multitud de luces de neón que se encendían y apagaban constantemente. Era bastante espectacular, pero a mí no me sorprendió demasiado, ya había visto muchas cosas últimamente. Estaba todo lleno de gente, pero a pesar de ello había un silencio sepulcral y todo estaba impoluto y organizado perfectamente. Pasillos infinitos con un montón de carteles con palabras raras, ascensores equipados con escaleras mecánicas en su interior para llegar a pulsar todos los botones de los miles de plantas que había.
- ¿Qué es este sitio?
Una voz proveniente de ninguna parte me respondió.
- Hola, Steven. Bienvenido al centro de investigación y desarrollo de habilidades especiales. Todavía estamos pensando un acrónimo guay, pero mientras tanto, así se llama… Llevamos trabajando incontables siglos para conocer a seres como tú, y no sólo eso, sino ayudarlos. Por tu estructura molecular deduzco que empezaste a sufrir los síntomas hace poco tiempo…
- Sí, poco más de un año… Pero aún no me acostumbro
- Es totalmente lógico, un cuerpo humano moriría con tanta cantidad de energía en su interior. Tú, sin embargo, al tener un grupo sanguíneo tan especial, por causas desconocidas…
- Bueno, no son del todo desconocidas. Es una larga historia.
- Me pondré al día rápido, si me das permiso para acceder a tus conocimientos.
- De acuerdo.
Empecé a sentir un cansancio extremo, y sólo pude plantearme si no había sido una locura dar tanta información a una persona a la que ni siquiera he visto. Pero si Whanzal me llevó allí, serían de confianza.
Desperté, y era de noche.
- Menos mal, ya te ha despertado. Perdona, creo que me pasé al absorber y también te quité parte de la energía. Como compensación, te concederé el doble de energía.
- ¿Y eso qué significa? ¿Qué me pasará?
- No te lo puedo decir. Nuestro lema es “Descubre por tí mismo”
Todo el mundo con lo mismo… Estaba harto de tanto secretismo.
- Bueno, al menos enseñadme que hacéis en este sitio.
- No hay problema. El sitio es bastante amplio, como habrás podido observar, así que tenemos visitas programadas de 24, 72, 144 y 288 horas. Elige la más asequible para ti.
- ¿Y si me cuentas un poquito de cada cosa en lugar de absolutamente todo?
- Es otra opción. En ese caso serían 10 horas, pero tenemos que ir bastante rápido, y presta mucha atención. Cualquier detalle puede ser importante…
- De acuerdo.
Mientras nos dirigíamos a la sala, me puse a hablar con Whanzal. Todos los trabajadores, mientras tanto, nos miraban raro, éramos los únicos que estábamos hablando. Obviamente, ellos no eran humanos. Yo ya estaba seguro de que Whanzal y yo éramos los únicos humanos con superpoderes, y aunque se parecían bastante a nuestra especie, tenían la nariz en la boca y la boca en la nariz.
Whanzal me dijo a eso:
- Supongo que eso tendría ventajas, por ejemplo a la hora de besar a alguien no habría posible choque de narices. Aunque también podrías besar su nariz, lo que sería más desagradable.
Al ver que no respondía me dijo:
- Perdón, perdón. Ya verás como lo de tu primo se soluciona.
La verdad es que, como en las pelis, todo acababa saliendo bien por más imposible que pareciera. Siempre una ocurrencia genial en el momento preciso, a veces una estupidez, otras una genialidad nos salvaba de morir o solucionaba algún problema. Aún así, sólo quería sonreír por mí mismo cuando quisiera, ni chistes ni tonterías.
La voz nos interrumpió:
- ¿Cómo váis a seguir a alguien que es invisible? Mi voz resuena por todas las paredes del recinto, pero como sé que os han gustado las luces, simplemente tendréis que seguir la luz verde. Se moverá muy rápido, si no váis a mi velocidad, dos opciones: o os perderéis información, o os perderéis vosotros.
La luz se encendió y comenzó a moverse, pero tenía una silueta extraña que me recordaba a alguien... Era un símbolo extraño que se veía de forma diferente en función de dónde te colocaras. Lo escaneé con mi móvil, pero la tecnología me decía que no correspondía a ningún idioma ni salía en Internet nada parecido. Entonces, ¿por qué me sonaba tanto?
Seguí con el tour y pasé a una sala muy estrecha, donde sólo cabía una persona, lo cual me llamó bastante la atención:
- ¿Por qué con todo el espacio que tenéis hacéis algo tan pequeño?
- Porque lo más importante está en los pequeños detalles. Casi nadie se da cuenta de la existencia de esta sala, de hecho sois los únicos que lo sabéis. Aquí guardo un artilugio súper-poderoso, que puede salvar el mundo, pero también destruirlo...
- Qué típico- dijo Whanzal
- Es probable que hayáis leído algo similar en la literatura de vuestro mundo. No os negaré que los habitantes de vuestra dimensión tienen bastante imaginación. Pero esto es real.
- ¿Y si es tan importante por qué revelas este secreto a unos humanos a los que no conoces de nada?
- ¿Y si sóis vosotros los que no me conocéis a mí?
Dicho eso, la luz empezó a parpadear y se apagó. De pequeño me había perdido en un centro comercial y en mi propio colegio cuando no me acordé de que ese día salíamos antes y me tiré esperando una hora en medio de clase. Pero esto era diferente.
Decidimos investigar por nuestra cuenta, sin tocar nada por si acaso. Vimos cosas inimaginables que desafiaban todas las leyes del universo. Pero claro, estábamos en otro universo completamente diferente. Había una sala con miles de cámaras en las que se veían panoramas de todo tipo... Había un botón en el centro de la sala, y no era rojo, así que no podía pasar nada malo si lo pulsaba.
- Whanzal, haz los honores.
Una mujer apareció en todas las pantallas. Estaba colocando una habitación que estaba hecha un desastre. Si hasta en otra dimensión ocurre esto... Por preguntar, dije:
- ¿Conoces a esta tipa?
- Es... mi madre.
- Pues me alegro, pero no podemos detenernos. Tenemos que encontrar a mi primo.
- Mis padres... se separaron cuando era pequeño. Se volvieron a casar, y ahora se han vuelto a separar. Ya he vivido esta experiencia, pero... es duro.
- No puedo decir que te entiendo porque nunca he pasado por ello. Si tú me ayudas a solucionar el problema con mi primo, alguna solución habrá para volverlos a juntar. Aunque sea con imanes.
- Gracias por tu comentario gracioso. ¿Ves cómo no pasa nada por sonreír ante las dificultades?
- Perdón, se em olvidó que estaba serio. Ya bastante culpable me siento, la risa ha sido la que ha provocado todo esto...
- Las cosas pasan, y punto. Pulsa tú el botón.
Las pantallas se emborronaron, y apareció mi primo.
- Parece ser que esta pantalla refleja a las personas por las que sufres.
- Sí Steven, seguro que si hubiera pulsado otra vez el botón habría salido mi padre también. Pero ¡mira! Está jugando al fútbol. Cojea un poco pero...
ALARMA. ALARMA. ALARMA. Las pantallas volvieron a cambiar y nos mostraron a RedBot arrasando todo lo que había a su paso. Había vuelto a atacar. Supongo que, si mi primo ya está bien, no debo tener ninguna distracción.
- Whanzal, aunque tus padres ahora no se lleven muy bien hay algo que tienen en común: el amor por ti.
- Pero hasta por mí discuten, que si la custodia es mía que si no, al final no me ha quedado más remedio que independizarme
- Pero, si cuando te conocí me saludó tu madre si no recuerdo mal.
- Al menos sé que los hologramas funcionan.
La voz volvió, y nos anunció que había problemas técnicos y por eso nos había dejado sólos, y además que el sistema era muy inestable y que esperaba que no hubiéramos tocado nada, ni una mota de polvo.
- Tenéis que volver a vuestra dimensión. Algo no va bien...
- Ya nos hemos dado cuenta. Usaré bien la energía que me has dado, aunque aún no sepa cómo.
- Esa es la actitud.
Volvimos a casa, en un milisegundo, tal y como habíamos venido. Todavía no podía comprender cómo Whanzal podía viajar a ese sitio, tendría una entrada V.I.P o algo así. Aunque si tenía hologramas suplantando a sus padres, estaba a un nivel tecnológico superior al mío. No cuesta nada reconocerlo.
Sin embargo, aquella voz seguía sonando en mi cabeza: “Gracias por vuestra visita. No sé si será bueno o malo, pero veo apropiado informarte de que cada dos viajes tu estructura molecular se ve afectada ligeramente, por lo que tu superpoder varía”
Superpoder... ¡Las pilas! Me he tragado horas de exposición y ni he preguntado cómo conseguirlas. También es culpa de Whanzal, la idea fue suya y no me lo recordó. Mi primo está bien, no dejaré de repetirlo. Qué tranquilidad. Seguro que marca muchos goles, sólo espero que no se vuelva a caer...
Fui a casa a dar la noticia a mi familia, y mi madre esbozó una sonrisa, pero estaba demasiado ocupada. Tenía que regañarme por no haber colocado mi cuarto ni limpiado el polvo. Ojalá viera la habitación de Whanzal... No podía explicarle la prisa que tenía. Al hacer las cosas rápido y sin ganas, se me cayó un plato, y no hubo suerte: se rompió. El grito de mi madre fue aterrador:
- ¿Quéee ha pasadoo?
Antes de que pudiese responder, mi madre ya lo había visto todo.
- 
¿Cuántas veces te tengo que decir que no comas en tu cuarto? Y yo que decía a las vecinas que mi hijo era muy bueno, que nunca había roto un plato...
 - 
Lo... siento..
 - 
Ni lo siento ni lo sienta, a tu cuarto.
 - 
Si ya estoy en él..
 - 
Bueno, pues, castigado sin salir.
 
Miré mi móvil. 23 mensajes de Whanzal. La cosa no iba bien, él sólo no podía con todo. Hablé con él y no sé qué le pasó pero dijo algo muy rápido y alto que no logré entender y me colgó.¿Por qué todo el mundo se enfadaba conmigo? Sólo me quedaba mi hermano como confidente de mis problemas, mi padre seguía trabajando...
- 
Hermanito. ¿Qué tal?
 - 
Buaaaaaaaa- empezó a berrear
 - 
No hagas de rabiar a tu hermano, si te aburres haberme hecho caso. Léete uno de esos cómics que te gustan tanto pero no salgas de ahí.
 
Y eso hice no por obedecer, sino por evadirme de todo lo que estaba pasando. Aguanté dos minutos mientras pasaba las páginas pensando en otra cosa. No me estaba enterando de nada.
Pensé en la manera de escapar, y no parecía un plan muy complicado. Ventana abierta + piernas para saltar: la solución. Como nunca había saltado, tenía una cierta dosis de adrenalina, que aumentó cuando recordé que vivíamos en un segundo. Es lo que tiene mudarse tan a menudo de casa. Suerte que no había recogido las hojas del jardín. Por eso a veces es bueno no hacer caso.
Tenía la energía que me había dado la guía, y lo notaba, no tenía sueño a pesar de ser bastante tarde. Tampoco hambre. Saqué el reloj y me lo coloqué en la muñeca. Si pudiera canalizar la energía y cargar el reloj... Había visto demasiada tele, pero hice esfuerzo y el reloj se iluminó. Era la luz de una farola. Eso no cuenta, supongo...
Toqué el reloj para ver si se encendía, y no ocurrió nada. Probé con cada uno de mis dedos, y, sorprendentemente con el meñique funcionó: el reloj, ahora sí, el reloj, se iluminó con incluso más fuerza que las veces anteriores que lo había utilizado. Es verdad que lo importante está en los pequeños detalles, nunca pensé que el dedo pequeño me sirviera de algo excepto para escribir con el teclado.
Lo malo es que para cargar el reloj tenía que estar bastante rato en la posición del dedo meñique en la muñeca. Tardé un buen rato en darme cuenta de que podía atarme el reloj a la otra mano para no tener los dos brazos ocupados. El reloj tardó en cargar lo suyo, y no me atreví a usarlo mientras cargaba. He oído que a gente se le han explotado móviles por hincharse la batería y si te explota un reloj futurista que te da poderes, no sé que puede pasar. Tampoco quiero saberlo.
El reloj me sirvió de GPS, así que pude llegar al lugar donde estaba Whanzal en unos minutos. No sabía dónde era, ni sabría volver a mi casa, simplemente seguía las instrucciones:
Da una palmada/ Baila breakdance/ Salta tres veces
La verdad, está mejor que coger la bifurcación, girar la segunda a la derecha o que el GPS te mande a un precipicio. Hay gente que se ha muerto por seguir al GPS, pero el mío es infalible.
Whanzal estaba inconsciente. Traté de poner la zancadilla al robot, pero retiré el pie justo a tiempo, un pie humano no puede competir contra un robot de metal a tanta velocidad, por pequeño que sea.
Curiosamente, RedBot ni siquiera me dirigíó la mirada: su única misión era destruir, y como no le había impedido nada... (de momento)
Whhanzal despertó, como si hubiera sentido mi presencia, y me lanzó una mirada de complicidad. Miré el manual que habíamos hecho juntos (también tenía una edición de bolsillo, si no no compensaba por el peso) TOMO 3: EPÍLOGO: EPÍGRAFE 2. PLAN SECRETO Nº1
- Recuerda Whanzal: brazo derecho levantado, el izquierdo en la espalda, sonrisa de anuncio iidental y parpadeo ultra-rápido. Gracias a nuestros relojes sincronizados, podíamos fusionar nuestros poderes.
A saber qué clase de poder tendría él, quizás antes era el de viajar a aquella dimensión, pero ahora habría cambiado tras el viaje de vuelta.
Cotilleé su reloj. “HACER QUE LAS COSAS COBREN VIDA” Como en la Bella y la Bestia... Yo no quería decirle el mío, porque ya me había dado cuenta de que consistía en que la gente se enfade contigo independientemnte de lo que hagas. Whanzal también estaba enfadado... Pero, según mi opinión, la madurez antepone las necesidades a los deseos. Bueno, creo que es un hecho más bien.
Necesitábamos gente a la que hacer enfadar con mi poder, quizás nosotros dos sólos no pudiéramos con RedBot, pero varios sí. Un árbol, una lata, una botella, una bombona de butano y otras cosas inanimadas que encontramos por ahí nos sirvieron de conejillos de indias. Después de que Whanzal les diera vida, no les salieron ni ojos, ni boca, como me esperaba. Pero de todos modos hablaban y veían, insultándome y corriendo enfurecidos hacia mí. Como habíamos fusionado poderes, algunos también insultaban a Whanzal.
- Lucha con todas tus fuerzas, Steven. Puede que nos hayamos equivocado en algo, pero si no sobrevivimos no podré contártelo.
Aquello junto con la energía que me quedaba de la que había recibido en el centro de investigación, me permitieron hacer un increíble sprint hasta alcanzar a Red. Nada iba a mi velocidad excepto a él, así que el primer objetivo era aminorar su velocidad. Comencé a lanzarle obstáculos mientras Whanzal continuaba dando vida a todo lo que pillaba. Fue una batalla larga, pero pasados quince minutos RedBot no tenía escapatoria. Estaba rodeado a ambos lados, y con esos pies no podía saltar tan alto como para superarlos. Todo nos pèrseguía a nosotros, así que debíamos colocarnos cerca y apartarnos en el momento preciso. El robot se volatilizó incluso antes de que lo tocaran.
Nuestro problema ahora era otro: librarnos de todo aquello a lo que habíamos dado vida.
Miré el botón de mi reloj y ponía: INVERT. Lo probé, y ahora tanto yo como Whanzal podíamos quitar vida a las cosas. Nos tiramos un buen rato esperando, asegurándonos de que no faltaba nada por hacer. Buen trabajo.
- Whanzal, ¿qué querías decirme?
- Hay noticias.
- ¿Noticias de qué?
- Siéntate y escucha con atención.




        
        
      
Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.