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Supergiro- Komikaze (14)

Publicado por spidrmancoy el 09/01/2017 · Categorías: Humor, Creación, Jóvenes, Experiencias, Acción, Confusión

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I HAVE A DREAM... (TENGO UN SUEÑO...)

Esta mañana he probado algo diferente. Me he levantado (hasta ahí todo normal), y, para que no se me olvidara lo que había soñado, me he grabado a mí mismo en audio contando el sueño segundos después de despertarme. Al escucharme a mí mismo, además de darme cuenta de la voz de drogado que tenía, he podido reflexionar mejor en mi sueño.

No lo voy a escribir, básicamente porque se me cayó el móvil y perdí la grabación, pero sí que me hizo centrarme en el tema de los sueños, casi hasta obsesionarme.

Me encantaría tener el poder de controlar los sueños, pero claro si los superpoderes se acaban al llegar la noche, únicamente puedo esperar a alguna siesta o a alguno que tenga jornada de trabajo o estudio nocturna. O... quizás... ¡claro, irme a otro país!

Bueno, lo mejor sería concentrarme, había que hacer un trabajo para el instituto sobre cómo hacer un buen trabajo. Era una buena indirecta de nuestro profesor, y la idea me parecía absurda hasta a mí, pero qué iba a hacer...

Cojo folios de la impresora de mi padre, imprimo una plantilla con líneas (no puedo escribir recto por más que me esfuerce) y empiezo a buscar información. Mi subcsonciente no quiere trabajar y decide mandar información a mi pie para que le dé sin querer al interruptor, apagando el ordenador cuando ya tenía todo preparado.

No sé si ya lo habré contado alguna vez, pero me pasa bastante a menudo.

Bueno, al menos mi ordenador no era excesivamente lento y no tardaría demasiado en recuperar todo otra vez. Después de reiniciarlo, empiezo a sentir un cansancio terrrible. Y no es problema de pereza, o de hambre, yo suelo ser muy disciplinado y mis excursiones a la nevera son muy puntuales. Además, era domingo, no había ningún examen a la vista, estrés... ¿por qué había de tenerlo?

Empecé a ver borroso, y dejé de ver la pantalla del ordenador. Me asusté, porque nunca había tenido problemas de vista, pero, supongo que habría sido una bajada de tensión.

Estaba en una sala vacía, oscura en general excepto por un pequeño rincón, que tenía una iluminación deslumbrante y casi angelical. Ahí había una especie de enciclopedia gigante, y mi curiosidad no se resistió a consultarla.

Estaba en muchos idiomas diferentes, así que busqué partes en español, francés, inglés o italiano (es lo bueno de ser tetralingüe, perdón por presumir) y ojalá lo hubiera dicho antes, porque parecían ser relatos exactos de sueños de la gente. ¡Incluso estaban los míos!

Realmente, el estrés podía provenir de mi ajetreada vida con el tema de los poderes y no del instituto, y por eso ahora estaba en aquel mundo tan extraño. El caso es que los sueños, sueños son... como dice el refrán, y estar aquí era un sueño hecho realidad para mí. Nunca mejor dicho.

Al lado de mí, había unas escaleras. Las bajé, y allí encontré todo lo contrario: un lugar más oscuro que la propia oscuridad, donde hacía un frio estremecedor. Todo tenía su explicación lógica: me había quedado dormido con la ventana abierta, a lo mejor incluso había sido sonámbulo y me había quedado en manga corta, y claro, en pleno invierno, pues... el frío.

Hace poco leí un libro de un tal Freud que hablaba de lo impresionante que es el cómo incluimos los estímulos que nos pasan mientras dormimos en el sueño (si suena una alarma soñamos que suena el teléfono, y así por el estilo) Es realmente impresionante.

Bueno, a lo que iba, al bajar las escaleras con la oscuridad, el frío y todo eso vi otro libro (bueno, no se veía mucho, más bien lo noté) Como no podía leerlo, me quedé con las ganas de saber lo que ponía. Dejé el libro abierto por si con el tiempo pasaba algo, y subí las escaleras, no había mucho más que explorar.

La temperatura volvió a ser media, pero el libro ya no estaba allí, en su lugar había otra puerta. Libros, escaleras, puertas... aquello parecía un rompecabezas. Y al menos, para mí, lo era.

Entré en la puerta, hacia un pasillo donde había dos puertas. Escogí una y entré, y ahora había cuatro puertas. De cada puerta salían dos más, e independientemente de la que escogieras avanzabas. Ojalá las decisiones en la vida fueran así... Y siguiendo con la metáfora de la vida, a veces me ha pasado, y en ese momento me pasaba, parecía caminar sin rumbo fijo. Necesitaba un objetivo, una meta a dónde llegar. Y no lo sabía.

A lo mejor le estoy sacando mucha filosofía a lo que me pasó, pero bueno, voy a los hechos:

Tras cinco minutos abriendo puertas, me senté en una de las tropocientas que había y pensé:

- Si no puedo abrirlas, quizás hay algo que pueda hacer.

 

Con fe y algo de miedo, me puse en pie rápidamente, retrocedí unos cuantos pasos y corrí con todas mis fuerzas, tratando de embestir la puerta. Pensaba que el choque dolería pero, la sensación fue indolora e indescriptible.

Un momento, ¡si allí estaba mi profesor de historia!, dando clase, y los alumnos pasando de él. Quizás para él sería una pesadilla, aunque realmente era el día a día, al menos en mi instituto, lo cual me parecía bastante injusto ya que era bastante majo.

Al atravesar la puerta me introducía en los sueños de la gente. Traté de interactuar con mi profesor, para averiguar si podía modificar los sueños o ser únicamente observador.

• Profe, ¿si blablablablabla...?

Mediante una serie de razonamientos que ni yo logro comprender, le indiqué al profe que había algo incoherente en el tema, él me respondió que hacía muchos años que nadie le hacía una pregunta tan buena, (creo yo que hacía muchos que nadie le hacía una pregunta) y me dijo que la investigaría y que me pondría un positivo. Sólo es un sueño: mi profe feliz y yo con positivo, pero al menos, le hice pasar una buena noche.

Pero claro, había algo extraño: ¿por qué de entre miles de puertas había ido a parar a la de mi profesor? ¿La probabilidad no era demasiado baja?

Y ya sabía entrar a un sueño, pero ¿cómo salir? ¿Y si se acaba el sueño y...? Demasiado tarde.

La alarma de mi profesor sonó, y el suelo de la clase comenzó a desmoronarse. El sueño se estaba destruyendo.

Corrí con todas mis fuerzas de nuevo y conseguí, por los pelos, atravesar la puerta. No sé que hubiera sido de mí de no haberlo conseguido, pero era mejor no imaginárselo.

El susto no me impidió seguir explorando, no tenía nada mejor que hacer.

Me metí en una puerta aleatoria, y me arrepentí nada más ver el panorama.

Debía de ser una persona sonámbula o algo así, porque el suelo era muy inestable, era como estar despierto y dormido a la vez, parecía que me iba a caer en cualquier momento. Y no quería quedarme sinceramente, me apetecía irme a a casa y dejar de experimentar, no quería desaparecer. Pero no podía.

No me quedó otra que observar el sueño:

Gatos, perros, cocodrilos, ornitorrincos... cientos de animales corrían sin descontrol. Al ser tantos, no podía distinguir los detalles, pero no ocurría nada más destacable, simplemente se movían de un lado para otro, y eso sí, muy rápido. Quizás, pensando en el autor o autora del sueño... se había muerto algún animal suyo. O trabajaba en el zoo y no le gustaba su trabajo. O tenía algún tipo de trauma infantil..

Dicen que no hay que despertar a los sonámbulos. Pues debe de ser por esto, por si alguien como yo viaja a un sueño y se queda atrapado.

Sonó la alarma. Estaba acabado. Para mi suerte, como comentaba antes, el sueño transformó la alarma en un teléfono que sonaba por ahí, así que la persona continuó durmiendo, y yo viviendo.

Había probado de todo. Cantar, llorar, gritar... E irónicamente uno de mis gritos hizo despertar a la persona, y caí a la nada. Caí muy bajo, pero que muy bajo.

No recuerdo mucho más.

Desde entonces llevo dos días sin dormir. Y no puedo seguir así. No es el típico insomnio de pensar en lo que vas a hacer el día siguiente, que se te quede una canción en la cabeza o simplemente dar vueltas. Ni siquiera tengo sensación de sueño. Un cansancio arrollador, pero sin sueño.

Decido llamar a Whanzal para ver qué ha pasado. Antes, como buen cotilla que soy, veo que ha cambiado su frase de perfil, y dice 'Lucha por tus sueños' Qué oportuno.

 

• Steven, son las cinco de la mañana

• Lo sé, pero...

• Da igual, no te lo creerás, pero iba a llamarte en este preciso momento.

• Hoy es el día de las coincidencias. Verás...

• Creo que lo mío es más importante. Bueno, estoy completamente seguro.

• Pero...

• He perdido mis poderes.

• ¿Qué?

• Lo que oyes.

• Pero, ¿cómo? ¿Qué ha pasado?

• Si te lo dijera, perderías tú también los poderes. Pero, a cambio, he conseguido algo aquí tienes a tu primo de vuelta.

 

Era como un hermano para mí. Parecía estar muerto, bueno, de hecho... No sé, no entendía nada.

 

• ¿Me estás diciendo que has sacrificado tus poderes por... mi primo?

• Yo no he dicho nada.

• Bueno, no hay otra posibilidad. Muchas gracias por tu sacrificio, pero ¿y Redbot? No sé si podré sólo..

• Yo tampoco. No es por ser desanimador, pero se ha vuelto más fuerte de lo que pensaba. Hay algo que puedes hacer.

• ¿De qué se trata?

• Fíjate en el suelo por una vez, así te evitarás tener que limpiar las zapatillas todos los días de chicles u otros elementos inhóspitos, y lo más importante, debes buscar cosas que brillen.

• Ahí has estado brillante.

• Cómo se nota que ha vuelto tu primo, ya has vuelto con tus chistes estúpidos. Ya recuperarás el nivel. Son gemas de colores, ya te explicaré su función cuando sea apropiado. Me debes una, así que simplemente obedece. Cógelas, y no pierdas ninguna.

• ¿No crees que son demasiado llamativas? No creo que pueda coger todas antes de que cualquier persona que sencillamente pase por ahí la coja.

• Sólo tú puedes verlas.

 

 

Se soluciona un problema y aparece otro. Bienvenido a mi mundo, querido lector.

 

• Vale Whanzal, pero, ahí un problema, no puedo dormir.

 

Le iba a contar lo sucedido, pero otra vez pedí el conocimiento.

Me encontré a mí mismo flotando, en otro sueño bastante similar en el que soñaba que los animales se escapaban del zoo. Ahora era esclavo de los sueños de una persona. ¿Cada vez que soñara tendría que estar yo ahi? No, me negaba rotundamente. Miré a mi alrededor, desesperado. Todo estaba borroso, pero distinguí un cartel con unas letras y luminosos de colores que decían: 'SALIDA'

 

Era la salida del zoo, pero paradójicamente también me sirvió para salir de aquella prisión y volver a ser yo mismo. Yo, y mis propios sueños, porque me desperté al día siguiente con el teléfono en el suelo y Whanzal gritándome que colgara o me iba a costar la llamada internacional un ojo de la cara. La factura fue realmente impresionante, pero una vez descansas, todo se afronta mejor.

 

Con el cuello dolorido por haberme quedado dormido en la silla en una muy mala posición, tropecé con algo, que tenía un brillo parecido al del libro de los sueños. Era una de las gemas. ¿Por qué sólo las podía ver yo? ¿Sería otro jueguecito de Whanzal o realmente había perdido sus poderes?

 

Preguntas, con sus correspondientes respuestas, que obviamente, descubriría con el tiempo.

Ahora era momento de desayunar, llevaba doce horas sin comer.