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Pues aquí estoy

Supergiro- Komikaze(18)

Publicado por spidrmancoy el 28/01/2017 · Categorías: Humor, Pensamientos, Creación, Jóvenes, Misterio, Confusión, Fantasía

Si piensas ¿cómo que 18? ¿Y cuándo ha empezao esto? Te animo a que leas la historia desde el principio aquí


Capítulo anterior

WHANZAL

Este capítulo es el número 18, ya es mayor de edad. Llevo bastante tiempo contándoos mis vivencias y reconozco que me ha costado poner muchas cosas por escrito. Las palabras se las lleva el viento, y el papel... el fuego. Espero que esto os pueda ayudar de alguna manera, si es que os llegáis a encontrar en mi situación (quien sabe, la vida da muchas vueltas) O a lo mejor es que aún no habéis descubierto vuestros superpoderes...

En cualquier caso, habéis leído bien, acabo de perder la memoria. Mentalmente era como un recién nacido, aunque sabía andar y hablar, no sabía nada sobre mí y lo que me rodeaba.

Aunque ya os adelanto que acabaré recuperando la memoria de alguna forma, (si no ¿cómo podría haber escrito todo esto?), ahora dejo unas páginas reservadas para Whanzal, él es el único que puede contaros que pasó exactamente durante la época en la que yo estaba inoperativo, digámoslo así.No me responsabilizo de lo que está escrito abajo.

 

Hola a todos, queridos lectores. Soy Whanzal. Quiero que os relajéis. Después de la tensión del momento, voy a dejar la acción por un rato y os contaré algunas cosas que creo que debéis saber.

 

Nací hace dieciséis años. De pequeño era muy rechonchito, pero ahora da igual lo que coma que soy un palillo. De hecho, a veces familia y amigos míos me dicen que tengo que comer más, que necesito energía, y yo les insisto en que siempre como hasta saciarme.

Bueno, yo no soy de contar muchas cosas como Steven que ya ha rellenado diecisiete capítulos con lo que yo os resumiría en tres, pero crecí feliz, tuve una infancia considero que bastante buena, y siempre fui buen estudiante, hasta que un profesor se negó a subirme de un ocho a un nueve, teniendo un 8,8. En ese momento me frustré, y dejé de tomarme en serio los estudios.

Lo cierto es que desde pequeño he sido muy independiente. Sólo estaba con mis padres a la hora de comer, cuando necesitaba ayuda con los deberes, y cuando quería contarles algo que me había pasado.

El resto del tiempo, mi pequeña mente elaboraba pequeños proyectos, desde pintar mi habitación a mano y con ceras, hasta casi incendiar la casa por jugar con las cerillas. Muy independiente.

 

Bueno, creo que con esto he hablado suficiente. ¿Qué os cuento ahora...? Vale, a ver. Ahora os voy a contar la forma en la que conseguí mis poderes. Por lo que he leído ya Steven os contó que un día fuimos al dentista (capítulo 7), que había un científico obsesionado con la fama que desarrolló un líquido, de un grupo sanguíneo ABX+-...)

Recuerdo aquel día perfectamente, ya que era la primera vez que iba al dentista, y que viajaba fuera de mi país.

Yo he pasado parte de mi vida en Nicaragua, mi país, y otra temporada en España, aunque luego me volví a Nicaragua.

Acabábamos de bajar del avión y nos llamaron del centro de salud preguntándonos si íbamos a llegar, y en caso afirmativo, cuándo.

Mis padres colgaron, diciendo que no tuvieran tanta prisa (son así, de bastante carácter)

Por fin llegamos y por encima nos hicimos esperar.

Allí fue cuando conocí a Steven, Bueno, conocer... Simplemente le vi de lejos y le sonreí, él me miró mal... Pero se convirtió en un gran amigo para mí, y aunque no le volví a ver hasta hace poco tiempo cuando se teletransportó a mi casa, me acordaba a menudo de él. No entendía muy bien por qué, había hecho nuevos y buenos amigos pero no sé...

La situación económica llegó a estar peor aquí en España que en mi país, por lo que decidimos volver. Yo también echaba de menos las costumbres de mi país: con lo inquieto que soy, que la mayoría de la gente se eche la siesta después de comer y no se pueda hacer ruido era un suplicio para mí.

Me llevé un mal sabor de boca, porque aquel líquido sabía bastante mal. Y nada más regresar a mi país, empecé a notar los síntomas de que tenía superpoderes.

El primer superpoder de Steven fue el de cambiar la voz, y controlar las ondas sonoras. El mío fue matemático, y me pasó en medio de clases.

La profesora estaba corrigiendo los ejercicios que yo, en aquella época, si hacía, y yo apenas usaba el boli rojo, prácticamente me confundía en sólo una cifra, apuntaba mal la fecha del día, y ese tipo de cosas.

Cogí mi libro y como ya me aburría, me puse a hojear las páginas siguientes para ir de adelantado, de forma disimulada. A medida que iba pasando las páginas, mi mente iba haciendo de forma involuntaria los ejercicios. Noté una energía en mi interior, y empecé a hacer movimientos descontrolados, quedando en completo ridículo ante toda la clase.

 

- ¿Tienes que ir al baño? ¿Necesitas algo? - dijo la profesora.

- Yo.. es que...- ni siquiera podía hablar bien.

 

Salté hacia la pizarra, y me puse a resolver el ejercicio en cuestión, y todos los de las tres páginas siguientes. La profesora, por un lado, parecía estar orgullosa de mí, pero a la vez asustada.

 

- Muy bien, pero... todavía no te toca salir a la pizarra. Hablando de salir, salte de clase un poco, porfa, y vete al baño, aquí tienes la llave.

 

Bajé al baño, y me había dado la llave del baño de las chicas. Bueno, como estaba cerrado, no habría nadie, así que entré de todos modos. La señora de la limpieza estaba allí, y yo, disimuladamente y en silencio, entré y cerré la puerta. No quería hacer ningún tipo de comentario. Iba a hacer mis necesidades cuando mi mente se dispersó de nuevo. Empecé a contar todo: 25 baldosas, 2,5 m de altura, separación de 5 mm entre cada bisagra...

 

Me había obsesionado con las matemáticas. Claro, eso no podía ser simple obsesión. Tenía la capacidad de medir absolutamente todo.

Para un niño de diez años, ese superpoder era absurdamente inútil.

 

Cuando volví a clase, un buen rato después, y cerrando los ojos para evitar pensar en cualquier cálculo, la profesora me dio un papel y me dijo que quería hablar con mis padres. Yo lo entendía, guardé la nota en la mochila.

 

La mañana se hizo larga, y yo tuve que hacer otros viajes al baño. Incluso mis mejores amigos se alejaron de mí, pensaban que estaba completamente loco. Y es que lo estaba.

Llegué a casa y al ver cómo me ponía a contar las baldosas otra vez, decía el precio aproximado del piso, cogía las facturas y les hacía las cuentas del mes en tan sólo segundos, pensaron que a lo mejor es que tenía un coeficiente intelectual demasiado alto, que los demás no estaban a mi nivel. Y claro, lo de que era hiperactivo ya se lo llevaban planteando desde hace más tiempo.

 

Así que pidieron cita por la noche, cuando mi padre acabara de trabajar y pudiéramos ir en familia.

 

El pediatra me examinó, y todo estaba correcto: ritmo cardiaco, todos los huesos y músculos desarrollándose adecuadamente... De hecho, los síntomas habían desaparecido.

Mis padres me vieron y se dieron cuenta de que estaba bien, así que pensaron que solamente lo hacía para llamar la atención.

Cuando salimos de la consulta, algo avergonzados, me dijeron:

 

- Hijo, si querías que te prestáramos más atención, sólo tenías que decírnoslo. Como siempre has ido tan por tu lado, pensábamos que era lo que querías.

- No, si yo..

- Escúchanos por una vez. Mañana vamos a ir al zoo todos juntos, ¿vale?

- Pues..

- ¡Genial! Pues voy a preparar unos sandwich de muerte- gritó entusiasmada mi madre, como si fuera una niña más.

 

Al día siguiente, tuve un nuevo poder: la capacidad de comunicarme con los animales.

Me vendría genial para estar entretenido en el zoo, el problema que todavía no dominaba mis poderes (sólo llevaba un día), y cuando quería adularles para que se amansaran, realmente les debía estar insultando. Los guardias nos llamaron la atención más de una vez, hasta que mis padres me dijeron que si seguía así nos íbamos del zoo, y me mantuvieron a bastante distancia.

Un poco antes de que cerraran, dejé de entender a los animales, y tampoco podía hablarles. De hecho, la gente me miraba mal, y mis padres, enfadados, me sacaron del zoo.

Así fue como me di cuenta de que mis poderes no duraban todo el día, sino que, como le pasaba a Steven, por la noche desaparecían.

 

Desde pequeño siempre me había apasionado la robótica. Es increíble como usando la ciencia podemos crear cosas que se parezcan a los humanos. Así que empecé un proyecto muy diferente a los que se habían creado hasta el momento. Era un robot, sí, pero totalmente diferente a los demás. Le llamaría Identity, no RedBot. Eso fue cosa de Steven. Era un nombre futurista, bastante molón. Identity. Sonaba bien.

Además, aprovechaba mis poderes para mejorarlo, apenas lo usaba para divertirme, ya que mis padres me castigarían y lo empeoaría todo. Por ejemplo, el día que obtuve supervelocidad hice en un solo día el trabajo que quizás me hubiera tomado años.

Además, hubo algo que me hizo enfrascarme mucho más en el trabajo.

Un día, mi padre me dio un beso y se fue. Según ellos, era demasiado pequeño para entender algo, pero ni aún en la actualidad lo entiendo. ¿Por qué dos personas se separan después de haberse casado y tenido un hijo? Eso es muy egoísta, un capricho de una temporada y luego ya me canso. Así lo veía y lo veo yo.

Tras la separación de mis padres, y la posterior llegada de mi padrastro, me volví aún más introvertido. Me dediqué en cuerpo y alma al robot hasta que al fin lo terminé.

Solo quedaba encenderlo, pero tendría que buscar el momento indicado. Era muy poderoso, necesitaba algún amigo de confianza que me fuera a apoyar. Por eso, cuando encontré a Steven, alguien que tenía poderes como yo, con el pretexto de crear un enemigo para entrenar, lo activé.

En principio no era malo, pero modifiqué algunos de sus componentes y lo programé de forma aleatoria, para que también fuera un reto para mí. Creo que Steven ya lo habrá contado, pero no me apetecía leer todo otra vez.

Bueno, y así fue como creé al que después sería RedBot.

 

Podía contaros mis aventuras con los superpoderes, pero supongo que ahora tengo que centrarme. Retomaré la historia desde lo último que contó Steven:

 

Acababa de borrarle la memoria. No sabía que se había hecho invisible, y usé la gema en ese momento con mi poder... Mala suerte.

Aún así, pude insertar el chip a RedBot de nuevo, y aunque acabé exhausto y malherido, logré desactivar mi propia creación. Me quedé en una especie de coma, y cuando desperté tras varios días estaba en el mismo sitio.

¿Y el primo de Steven? Ni siquiera sabía cómo se llamaba, él nunca le llamaba por su nombre. Y aunque quisiera ahora, no se acordaría.

Nada había cambiado. RedBot estaba a mi lado, apagado.Le desmonté, deshaciendo el trabajo que tanto tiempo me había llevado hacer, y me guardé la placa base en el bolsillo. Sin ella no volvería a dar problemas. Ninguna fuerza ni ningún superpoder podría reactivarlo. Ahí estaba toda la información.

Steven estaba comiéndose un bocadillo, que no sé de dónde habría sacado.

Dejé una nota tratando de imitar la letra de Steven en el buzón de su casa, diciéndole que se quedaría a dormir en casa de un amigo, y cogí un avión hasta mi pueblo en Nicaragua.

Una azafata me dijo que por ley tenía que estar al lado de mí y de mi amigo al tener este una discapacidad. Yo, claro, no le iba a llevar la contraria, lo cierto es que cada vez parecía más desorientado y confundido.

 

Rebusqué en los bolsillos de mi chaqueta y encontré el manual de bolsillo que habíamos elaborado él y yo. Por si no lo recordáis era, eso, un manual que tardamos más de un año en hacer en el que recopilamos situaciones posibles y maneras de actuar ante ellas.

Aunque tardé un buen rato en encontrar lo que buscaba, al fin lo vi:

 

4.2. BORRADO DE MEMORIA

4.2.1. ACCIDENTAL

 

- MODO DE ACTUAR: Decir una palabra, de forma sutil, que evoque un recuerdo, este a su vez otro y otro. De ese modo, como un hilo que se va desenrollando, los recuerdos, al principio condensados e inaccesibles, se irán conectando entre sí, hasta constituir de nuevo la memoria.

 

No me acordaba de lo bien que se expresaba Steven, cuando quería. Sobre todo en papel, se inspiraba bastante.

Una palabra, sutil. Que evoque recuerdos...

Era el que mejor conocía a Steven...

Tenía que saberlo.

¿Cuál podía ser, aquella palabra?

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Comentarios

  1. rulparty

    rulparty - hace más de 8 años

    Otro episodio más! Qué bien! No paras!! Gracias por compartir tu talento e inquietud!

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