Supergiro-Komikaze (3)
Capítulo anterior:
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SOBRE MIS ANDANZAS
Iba a morir. Lo tenía asumido. Eso de que pasa toda tu vida por delante, o ver la luz… Hombre, veía el reflejo de los rayos del sol en el agua, parecía ser un halo celestial, pero sólo podía pensar en todas las cosas que me habían quedado pendientes en mi corta vida. Cosas pendientes como gritar “profe” en medio de una sala de profesores y que se giren todos, subirme a una montaña rusa o comer ensaladilla en Rusia, teñirme el pelo de transparente, ser organizado por una vez en mi vida, colocarme por detrás de un periodista en medio de una conexión y hacer gestos por detrás y acabar esta lista.
Para mi sorpresa podía respirar bajo el agua. Fue un momento increíble lo que siempre había soñado.
Además no sólo mi sistema respiratorio se adaptó a este nuevo ambiente, sino que también mi visión, de forma que no sentía ningún tipo de escozor en los ojos, a pesar de que yo siempre había odiado las piscinas por este motivo .ya no hacían falta gafas que te hacen vacío y te sacan la retina, mi visión era en 4K (¿alta definición? Pues lo siguiente) Saboree el momento, más que nada porque trague agua. Pero los peces también beben y yo estaba adaptado. Claro que también hacen sus necesidades allí…
Pero es mejor no pensar en ello. Así que lo que parecía ser mi muerte definitiva se convirtió en el descubrimiento de un nuevo poder. Pero ¿por qué cambiaba tanto? De todos los superhéroes que había leído había algo en común, tenían uno en concreto. A veces descubrían nuevas facetas de ese poder, mejoraban su técnica, pero yo sólo tenía un día para aprender a utilizar mis nuevos poderes. De hecho si hace cuatro días me hubieran dicho esto habría pensado que formaba parte de una historia de ciencia ficción. Y lo cierto es que aún no se si esto forma parte del sueño más largo del mundo y sigo en mi cama, durmiendo , mientras mi familia está preocupada .o me he dado un golpe y estoy en coma.
Disfruté del contacto con los peces y todo era muy agradable. Hasta que se acabó lo bueno. Ese relax me estaba haciendo llegar tarde al partido.
Salí a la superficie, y no podía respirar. ¿Tendría branquias en vez de pulmones? Intenté aguantar todo lo que pude, hasta que mi organismo se acostumbró al cambio y pude seguir viviendo tranquilamente. Menudo sufrimiento al cambiar de un lugar a otro. Pero era lo que había.
Miré mi reloj, y quedaba media hora para empezar el partido. Corrí, y parecía ir más rápido de lo normal, como si un rastro de supervelocidad me quedara. Pero mi ilusión desapareció. Acostumbrado a la adrenalina de la supervelocidad, andar a una velocidad humana me parecía una eternidad.
Una calle cortada me alarmó, pero no podía dejar que nada me detuviera. Salté la valla y la cinta policial y leí un cartel: “Exposición de arenas movedizas. Organizada por Sand-ías MANOLO S.L”
Poco a poco me empecé a hundir. Bueno, al menos morir en arenas movedizas era más lógico y apropiado para mi estatus que por no saber nadar. Poco a poco, noté una vibración en mis pies. Como si fuera una lancha motora, y sin poder controlarlo, atravesé con propulsión todo aquello, eso sí, con barro en cada uno de mis poros.
Pensé que si podía respirar bajo el agua, caminar a través de arenas movedizas, era una especie de todoterreno, pero en persona. Por fin, llegué al estadio, cinco minutos tarde, que lástima, y ya perdíamos por 12-1. Pero bueno, a mucha honra, bastante habíamos hecho. A medida que iba preguntando cómo eran los goles, nos iban marcando más, así que decidi ver la repetición en diferido y centrarme en lo que iba pasando.
El equipo rival se confió y empezó a hacer cambios. Puso a miembros del cuerpo técnico a jugar, incluido el masajista, y nosotros aprovechamos la ocasión. Y con nosotros me refiero a mi equipo y también a mí. La alegría de ver que la remontada no estaba tan lejana me hizo ponerme a gritar, no podía aguantar quieto. Me daban ganas de correr y saltar al campo para… ¡NOOO! ¿Qué estaba pasando? Mis piernas parecían ir más rápido que yo.
Escuché mi radio (porque ya había aprendido después de una decepción que en los estadios no se oye la voz del comentarista), y oí lo siguiente: “Parece que un espontáneo ha saltado al campo. Literalmente, desde su asiento ha dado un salto espectacular de 25 metros con triple mortal hacia adelante y ahí está, corriendo como un poseso, también literalmente, porque es absolutamente increíble su velocidad. Supera todas las leyes de la lógica humana, ha marcado 24 goles en este minuto”
La polémica se había desatado, y todo había sido mi culpa. El espontáneo era yo, por si aún no había quedado claro. Pero no era posible, la supervelocidad era cosa del pasado. Por lo menos dieron los goles por válidos, al estar en 5ª división alguna ventaja nos tenían que dar. Hicimos que el equipo contrario perdiera la liga, y nos aseguramos el ascenso. Un día inolvidable… Para mí más que a ninguno.
Volví a escuchar la radio: “¡FINAL! ¡FINAL! Villaconejos se alza con el triunfo en una remontada histórica en la que un apasionado aficionado ha sido determinante, rompiendo todos los récords existentes hasta ahora y también parte del estadio. Les recomendamos que no usen el aire acondicionado en exceso si no quieren acabar resfriados”
Resfriados… ¡Estornudo! ¡Claro! Ese estornudo que me dolió tanto… Tenía que haber hecho caso a mi madre y haberme abrigado mejor. ¿Qué día fue? 7 de julio. Pero a mí no me gustan los toros. 2007. 7 de julio de 2007. Me acababa de levantar. Me llamo Steven por cierto, no sé si lo he escrito ya, pero es que se me va mucho la olla. ¿Y qué hora sería? No puede ser, jaja. Las siete y siete de la mañana. No sé cómo me acuerdo de esos detalles, pero, estoy completamente seguro. Sí, justo estaban echando el informativo, y mi madre había tenido que salir a comprar.
Steven. Era una hipótesis lógica. Bueno, de lógica no tiene nada que por estornudar adquieras poderes, pero todo cuadraba. Incluso mi nombre tenía el número siete. Menuda combinación más rara.
Tras el increíble espectáculo, que había montado, decidí marcharme a mi casa. Fui a tomarme algo, con mi primo, que es mi sombra. La camarera curiosamente era de Hamburgo y trabajaba en el Burguer King, así que pedí una hamburguesa a la hamburguesa. No se si me compensó pues me gasté nueve euros en la más grande de la tienda cuando podía haberme comprado por el mismo precio nueve pequeñas que compensaban más en proporción por el mismo precio.
Al llegar a casa, me duché tranquilamente a la vez que canturreaba, y al recoger mi ropa para echarla a lavar, se me cayó algo en todo el pie. Era el candado. Juraría que ya me había deshecho de él, pero parecía estar en-candado de estar conmigo. No os preocupéis por mi sentido del humor, lo heredé de mi abuelo, se transmite cada dos generaciones en mi familia.
Lo toqué y lo froté como si fuera Aladdin. Y, cómo él, tenía muy mal genio. Y no pasó nada. Probé a abrirlo, ya que estaba cerrado. Así que hice las dos cosas a la vez: abrir y frotar.
Tampoco. No sé que hacía perdiendo el tiempo. No fue hasta cuando me tumbé para leer un poco antes de acostarme cuando noté algo extraño. Soy como la princesa del guisante, muy tiquismiquis, no puedo estar agusto con cojines ni con absolutamente nada. Sólo mi almohada, y ni siquiera la de mi hermano. Me la tengo que llevar a todas partes. Un trauma que algún día os contaré.En fin, ya tenía claro que había algo debajo de la almohada. Al voltearla, vi un sobre. De ahí el título del capítulo. Lo abrí, y dentro tenía un pergamino que ponía lo siguiente:
“Tienes que aprender a manejar tus poderes. Si no, llegará un momento en que tu organismo no podrá soportarlo. Y será tu fin y el de los que te rodean”
Muy bien, buscando consuelo y lo único que encuentro es más prisas y cosas que ya sé. Yo bajo presión sólo trabajo cuando tengo que estudiar un examen el día anterior. Y así me va…
Mira que llamarme Steven… No tuvieron otro nombre mis padres… Aunque bueno, si hubiera sido brasileño y me hubiera apellidado Do Santos como Neymar hubiera tenido el mismo problema de los números. Pobre Unamuno, o los Rollings Stones. ¿Y si todos ellos hubieran pasado por lo mismo que yo? Los números son vitales, por algo soy de ciencias.
El pesao de mi primo me llamó. Pero si me acababa de ver hace menos de 12 horas.
Ey, tío, lo de ayer fue increíble. ¿Cómo hiciste eso? ¿Qué te pasó?
Emmm..
No supe qué responder. Siempre había leído que los superhéroes debían mantener su identidad oculta para proteger a los suyos.
Sí, jaja, estoy yendo al gimnasio. Miro a los demás un rato y luego me vuelvo.
Qué vago que has sido siempre. Tú y tus cómics
Cada uno es como es. ¿Me lo dices tú que tienes matrimonio concertado con tu ordenador?
Es verdad jaja, ser hipócrita mola.
Te tengo que dejar, me llaman por la otra línea
Pero si no tienes más lín…
Le corté, era una excusa rápida. Me estaba poniendo muy nervioso. Era mi primo, pero ahora mismo primaba el averiguar más datos.Mierda. Seguro que empezaba a sospechar. Tenía que haber dicho que iba a seguir leyendo que me dejara en paz, como hacía siempre. Lo que yo digo, bajo presión no funciono. Olvidaré eso. O aún mejor… ¿y si él lo pudiera olvidar como en los Hombres de Negro?
No paré de pensar en aquella idea.
Parte siguiente:
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