Supergiro-Komikaze(22)
"MADRE NO HAY MÁS QUE UNA"
Llegué a casa bastante preocupado, mis padres me quieren mucho y lo sé, y yo les aburro con lo que me pasa al igual que os lo cuento a vosotros, pero cuando me dicen específicamente que quieren hablar conmigo siempre suele ser para una charla o una regañina.
- Cariño, ¿qué te pasa?- comenzó mi madre a hablar.
Yo no respondí, y entonces mi madre miró a mi padre, como indicando que ya había hecho su parte y que ahora le tocaba a él hablarme.
- Emmmm... -balbuceó un poco, creo que no sabía muy bien que palabras usar- hijo. A ver. No estás bien. No soy el único que lo ha notado, ahora estás más nervioso, siempre tienes algo que hacer, te vas de casa sin avisar. A lo mejor, bueno, seguro... no somos los mejores padres. Pero una cosa no quita la otra, por favor, dinos, ¿tienes algún problema?
- A ver, estoy en la adolescencia, vosotros también habéis vivido eso ¿no? Tengo mis preocupaciones, mis cosas... Pero os quiero un montón.
- Si ya lo sabemos. - mi madre sonrió- pero me acuerdo que cuando murió la abuela tu ya sabías lo que había pasado, pero venías a mí y me preguntabas cómo estaba. Porque te preocupaba. Cuando eras pequeño te dije que normal, no quería que me vieras llorar ni nada porque eras un niño, y no creo que estuvieras preparado para entenderlo del todo. Pero a medida que has ido creciendo, hemos compartido muchas cosas juntos. Me acuerdo de aquellas conversaciones los viernes después de cenar, era nuestro momento...
- Ahora ya no tengo tantas ganas de hablar, no sé por qué. A ver si hago muchas cosas es porque me gusta mantenerme ocupado, me hace sentir bien, satisfecho. Y también quiero tener cierta privacidad: no quiero que todo el mundo sepa lo que hago en cada momento, como hacen algunos amigos míos con las redes sociales.
- Bueno, tú también las usas, así que...
- Calla cariño- mi madre regañó a mi padre por interrumpir.
- Bueno, creo que no vamos a conseguir nada. Simplemente que sepas que aquí estamos, y que nos quitarías un peso de encima si nos contaras con pelos y señales todo. Somos tus padres, no le diremos nada a nadie si es grave y si no lo es. Si cuando eras pequeño hasta me contabas cuántas veces ibas al baño.
- Eso son cosas de niños, mamá. Y ya no soy un niño. Me voy a mi cuarto, y mira, os voy a enseñar algo que estoy haciendo.
Bajé un archivador: el día anterior me aburría y me puse a copiar ejercicios de un solucionario que encontré en Internet. De ese modo, mis padres pensaron que, por lo menos, me estaba tomando en serio los estudios. No digo que esté bien mentir, pero si la información que tienes que ocultar es que tienes superpoderes... te lo piensas dos veces.
Me puse a mirar mis redes sociales en el ordenador (no publico absolutamente todo, pero me gusta curiosear qué opina la gente, y pasar el rato) Allí vi un concurso, y la verdad, me desanimé, me he presentado a varios y como mucho he quedado tercero. Es un poco frustrante no conseguir lo que te propones, pero si no lo sigues intentando te restarás oportunidades, lógicamente.
Pero era un concurso de talentos. Supongo que las trampas era la única forma de ganar, así que me aprovecharía de mis poderes, además, no creo que mis chistes malos triunfaran en el escenario. El casting es en tan sólo una semana, y me di cuenta de que hay había un problema. Es verdad que podía usar mis superpoderes de forma discreta y ganar seguro, pero como cambian cada día, me cogerían en el casting por hacer una cosa y luego el día de la actuación haría otra totalmente distinta. Según las normas del concurso, no se podía hacer un cambio tan radical.
Aunque solo fuera por la satisfacción de que me cogieran, lo intentaría de todos modos. Y aunque luego no me aceptaran por no ir acorde a las bases, por lo menos podría salir en la tele. Eso sí, no avisaría a nadie, si no todo el mundo se pondría pesado con que le mandara un saludo cuando estuviera en antena y ese tipo de chorradas.
Mientras esperaba a que me llamaran, decidí empezar un nuevo proyecto. Sí, sé que la constancia es una virtud que está en mi lista de tareas pendientes, pero bueno, las metas dan sentido a la vida.
Me propuse escribir un poema. Puede parecer algo simple, pero quería hacer algo con lo que estuviera satisfecha, no recurrir a la rima fácil, y eso que la última vez que hice un poema fue en primaria y sonaba tal que así:
Con las pompas de jabón, juega Jaime el juguetón. Qué jugada tan jugosa... Con las pompas de jabón, jugaremos Jaime, Jorge y Jairo y yo.
Realmente, no era un poema, era un juego de sonidos con la jota, pero no sabía muy bien como llamarlo. Y encima me ayudó mi madre a escribirlo para un trabajo de clases.
Cogí la primera hoja que pillé, y os copio textualmente lo que puse, resistiéndome a modificar pequeños detalles:
Este mundo es algo complicado
Y más aún si tienes superpoderes
Porque ya de por sí no sabes lo que quieres
Y ahora además ni sabes qué ha pasado
Ya han pasado años
Aún no me acostumbro
He sufrido daños
He perdido el rumbo
Si fuera vosotros no me creería
Todo esto parece fantasía
Para bien o para mal, es verdad
Es mi vida, el día a día, mi realidad.
Como no tengo ganas de seguir copiando os iré mostrando más fragmentos de poema próximamente. No estaba triste, pero tenía que reflejar de algún modo todos los sentimientos que había teniendo, el papel a veces es una liberación, es tu mejor amigo... no sé, algo así.
Después de tirarme dos horas para el poema, me duché. La inspiración me viene en muchos lugares, pero uno de ellos es el cuarto de baño. No tanto a la hora de ducharme, porque me pongo música y mi mente está concentrada, sino en el proceso. Al estar en pleno invierno, me pongo la estufa y cierro los ojos, sintiendo el calor en cada poro de mi piel. Llamadme guarro (¡guarro!) pero , no me ducho todos los días. Un día sí y uno no, y alguna vez ha pasado más de uno. ¿La razón? Me cuesta meterme a la ducha por el simple hecho de dejar la rutina, pararme un momento y relajarme. Cuando estás haciendo tantas cosas a veces te sientes culpable por parar, piensas que estás desaprovechando el tiempo, o simplemente ni te das cuenta de paso del tiempo o estableces prioridades incorrectas. No sé si es que he madurado demasiado rápido o simplemente que he aprendido cosas, pero bueno, si alguien en el futuro lee esto que escuche y aprenda.
La ducha fue muy placentera, aunque se me acabó el agua caliente a los diez minutos y aún no me había lavado el pelo, por lo que casi muero de hipotermia. Bueno, en realidad el agua estaba templada tirando a fría, pero yo soy bastante friolero. De hecho, siempre duermo con manta, entre el frío y además que me da sensación de seguridad.
Al salir, miré mi móvil y me di cuenta de que tenía una llamada pérdida de un número desconocido. Llamé y estaba la línea ocupada. Busqué el teléfono específicamente por Internet y era del concurso de talentos al que estaba a punto de presentarme. Me llevó a la página web oficial, y en la mitad dela pantalla había un cartel donde se anunciaban los diferentes lugares donde se llevarían a cabo los castings. Y era... ¡mañana!
Así es mi pueblo, organizan un concurso un día y al día siguiente ya están con los castings. Bueno, “organizan”, entre comillas.
Voy a lo interesante, ya os cuento el día siguiente. La rutina típica de todas las mañanas, y llego al casting.
Me recibieron bastante bien, a todos los participantes nos dieron un almuerzo casero excepto a los que van a actuar primero o tienen números muy físicos, o sencillamente no tieenn hambre o no quieren comer por otras razones. Lo mismo con la bebida. Me llamó la atención que todas las latas estaban recubiertas con una pegatina con el nombre del concurso, supongo que sería para no hacer patrocinio de otras marcas. Aunque yo la levanté un poco y confirmé mis sospechas: era una marca de un refresco muy popular de por aquí.
Había un montón de gente, y el lugar del casting era el mismo donde después se grabarían los programas, por lo que esperaba que el escenario me cogiera cariño. O yo podría acabar odiándolo.
Miré mi reloj, aún no sabía qué superpoder tenía. “Agilidad sobrehumana”
Pregunté a Whanzal por teléfono qué significaba, no tengo por qué saber absolutamente todo y el manejaba bastante el tema tecnológico.
- “Esto significa puedes reaccionar más rápido que un ser humano normal. Además, tus sentidos están más desarrollados.”
No respondí al mensaje, bueno, al menos de forma escrita, aunque mentalmente le agradecí que me hubiera salvado el pellejo.
- Se ruega silencio por favor, van a empezar las audiciones del casting.
Mi apellido es Spielberg. Steven... Spielberg. No, ya hubiera sido demasiado. Me apellido Tormes. Sé que no pega mucho con mi nombre, pero bueno, yo no cuestiono lo que decidieron mis padres (en cuanto al nombre, el apellido no se elige). Y os cuento esto de mi apellido porque fui el sexto en actuar... contando a la inversa. No se podía salir, había que estar toda la mañana viendo pasar el tiempo si querías tener alguna oportunidad, así que me dio tiempo a reflexionar en las grandes cuestiones de la vida.
Es curioso como muchas veces mis poderes no funcionan hasta que no sé cuales son. Por ejemplo, y ahora más con el silencio, oigo mi propio corazón al tener el sentido del oído más desarrollado, veo y comprendo perfectamente la letra pequeña de los anuncios (incluso esa que pasa muy rápido que no está pensada para leerse ni a cámara lenta), incluso puedo hacer un 'zoom' mental, enfocar y desenfocar la imagen, aplicar efectos...
En una pantalla (de ahí lo de que haya aprendido a leer anuncios) podíamos a ver a todos nuestros compañeros... o rivales, llamadlo como querías. Eran las dos cosas. Aunque era una tentación perfecta para que la gente fuera a su bola, yo me animé a socializar y hablamos de cosas, no muy importantes ni útiles, pero sí graciosas o curiosas para pasar el tiempo.
Casi siempre eran anécdotas, y tenía de sobra para empezar yo. Los meses que estuve, sin saberlo, lavándome con el cepillo con el que se lavababa mi hermano (nadie sospechaba porque yo me los lavo por la noche y él por la mañana), haciendo deberes en verano por adelantado para que luego cambien el libro,darle un semáforo y mirar a otro...
La gente me contaba otras, y sé que está mal que lo diga pero no tan buenas como las mías.
Otras veces la gente empezaba a recomendar películas y series, una lista interminable, y a veces te recomendaban una y te decían otras cuantas que te tenías que ver para entenderla (la precuela, la secuela, la ekwjhiceucuela...) Me ponía un poquito nervioso, pero bueno, al menos no te estropeaban el final como algunos amigos míos.
No sé si hice bien, pero vi que sobraron bocadillos y me tomé otros dos. Me quedé bastante lleno, mientras no me tirara un erupto o algo parecido durante la actuación, que estropearía todo lo estético y probablemente evitaría que me escogieran, todo iría bien.
Salí al escenario, y me dijeron que me diera prisa (yo creo que lo hacían con todo el mundo porque no podía ir más rápido)
Ya que tenía tanta capacidad, podía por un lado escuchar a los que estaba hablando y por otro prestar atención a lo que aparecía en las pantallas, y bueno, de todos los que éramos habían escogido aproximadamente al 20% O el nivel de exigencia era muy alto, o el nivel general era muy bajo.
Salí, un poco nervioso pero a la vez confiado, y los jueces me preguntaron que qué iba a hacer. Realmente, no tenía nada pensado. No había dedicado nada de tiempo a preparar mi actuación. Como no suelo ser de hablar mucho, pensé que por el apellido tendriá tiempo de sobra para prepararla. Y bueno, en lo único en lo que me equivoqué fue en poner en práctica mi plan.
- Hola- me saludó uno de los miembros del jurado, miembra en este caso.
Con los nervios, no me acordaba de que había que saludar y presentarse primero, y ya había empezado a improvisar algo.
- Hola, hola...
- ¿Qué vas a hacer?- preguntó otra mujer.
- Si no os importa, prefiero que lo veáis por vosotros mismos.
- Vale, pero necesitamos meter tu número en una categoría antes que verlo. ¿Vas a cantar, va a ser alguna disciplina física, magia...?
- Creo que mi número es inclasificable.
- Pues veremos si para bien o para mal- dijo uno
Me coloqué en el centro del escenario, de hecho había una pequeña marca roja en el suelo que no se ve desde el ángulo en que enfoca la cámara pero que ayuda a los artistas a mantener las proporciones. De todos modos, fijándote en las líneas de las baldosas, podías situarte, pero facilitaba bastante las cosas.
Respiré hondo, y comencé mi actuación.
Ya que tenía el oído bastante desarrollado,aproveché y escuché lo que susurraba el jurado entre sí, y no era muy bueno que dijéramos (“esto no tiene buena pinta”) así que empecé lo más rápido posible.
Me concentré y noté un olor a chocolate negro, que para mí era muy intenso, aunque venía de muy lejos.
- Tengo hambre... Me apetece un poco de chocolate- grité.
Me dirigí hacia el público, le dije a una señora que abriera el bolso, y ella, asustada, pero instigada por el público, lo abrió.
Mientras, con los ojos cerrados, empecé a decir todos los ingredientes que llevaba, reconocía cada aroma dentro del mismo chocolate, y acerté de lleno. De hecho pensaban que había hablado con la señora anteriormente y estaba pactado, así que los jueces se mostraron escépticos.
Por ello, les dije a los miembros del jurado que podría adivinar algo de ellos.
Me concentré de nuevo, pero noté un fuerte dolor de cabeza y empecé a escuchar, oler, ver, sentir y saborear absolutamente todo: me mareaba al mirar a todos lados, los olores me ahogaban, los sonidos me desconcertaban y podía saborear incluso a distancia, como lo que tenía más cerca era el suelo recién limpiado después del confeti que habían echado en la actuación anterior el sabor no era muy agradable.
El jurado empezó a pulsar el botón para indicar que detuviera la actuación, seguramente me darían el no porque había empezado a hacer movimientos muy raros, y la actuación tenía límite de tiempo, por lo que estarían desesperados.
Cuando desperté, tumbado boca arriba, vi una pared blanca y todo muy iluminado. Estaba en el hospital. Un sueño fallido.
Mis padres estaban a mi lado, en el hospital. Pese a mi estado, no pudieron evitar preguntarme que dónde me metía, que qué hacía en un concurso sin avisarles para apoyarme, que por qué nunca les decía nada, que sentían que habían fracasado como padres...
Una especie de chantaje emocional en el momento menos oportuno, pero supongo que era así como se sentían realmente...
Aún la cabeza me daba vueltas, y, con tal de que me dejaran en paz, decidí desahogarme y contarles todo. Sólo estaban ellos y yo, y estaba harto de discusiones.
- Sentáos, mamá, papá. Bueno, ya estáis sentados. Gracias por obedecerme. A ver, tengo mucho que contaros.
El gesto de mis padres era el mismo que el del jurado horas antes, no se creían lo que estaban viendo.
- ¿Véis este reloj?
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