Te lo estás perdiendo

No sabían lo que se perdían.
El primer hombre miraba constantemente al suelo. Jamás levantaba la cabeza. Un trauma infantil, supongo, una vez se tropezó y le tuvieron que dar ocho puntos de sutura, y ahora le han quitado ocho puntos del carnet por no prestar atención a la carretera. En el mundo que pisaban sus pies no había ningún detalle que se le escapara: conocía todos los insectos, sabía a qué árbol pertenecía cada hoja que caía en el otoño, en su pueblo nadie se encontraba monedas o billetes en el suelo aparte de él... Pero claro, también tenía desventajas, jamás se tropezaba, pero no sabía adónde se metía en cada momento. Su única referencia eran las sombras.
Siempre se compraba la ropa de más baja calidad, porque era la que ponían en los estantes de abajo. Rara vez hablaba, pues como siempre estaba con la barbilla pegada al cuerpo no vocalizaba bien. Se estaba poniendo límites a sí mismo. Y eso no era bueno.
Muchos habían tratado de ayudarle de diversas maneras. Por ejemplo, preguntándole a qué hora pasara el bus para que mirara el cartel de la marquesina, pero en su zapato tenía un reloj de estos inteligentes por control de voz que hizo que el plan no funcionara. Decir también que ese reloj estaba en constante reparación, entre el sudor y que algún graciosillo se lo pisaba...
Pero el segundo era todo lo contrario. Continuamente intranquilo. Miraba a todos lados, esperando un peligro inminente que se cernía sobre él. Pero no había nada. Y, a diferencia del otro, que tenía su particular mundo en el suelo, él no conocía nada. Quería centrarse en tantas cosas que no abarcaba ninguna.
Aunque podía hablar perfectamente, estaba tan sobresaltado que era realmente imposible mantener una conversación más o menos normal con él.
Alguien: -Hola
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Qué..?
- ¿Me puedes decir....?
- ¿Eres un espía? ¿Qué quieres saber de mí?
- ¿... la hora? Bueno, preguntaré a otra persona. Buena tarde
- ¡Encima, buena tarde! ¿Cómo quieres que tenga buena tarde?
Eso sí, el estar en continuo sobresalto le había permitido desarrollar unos reflejos increíbles. De hecho, habría batido varios Record Guiness si hubiera podido comunicarse con los que le verificarían el premio.
Y por casualidad, un día cualquiera, se encontraron aquellos dos hombres. El primero iba muy despacio, como siempre, observando el terreno; y el segundo acelerado, con paso firme, y con prisa, dirigiéndose hacia el banco a sacar dinero. Iban en la misma dirección pero en sentido contrario, y se chocaron.
Al caer de espaldas (llevaba sin caerse quince años),el primero observó de nuevo el cálido paisaje primaveral. Qué bonito.
El segundo, que también se cayó, iba a pedir perdón por su negligencia, pero observó que estaba en el suelo, quieto, que así tampoco se vivía mal, podía haber pausas, no había que estar en continuo movimiento y acción.
Así que su destino fue el banco de todos modos, pero en lugar del financiero el del parque. Comenzaron a hablar, y se hicieron grandes amigos.
___________
El equilibrio es difícil: tanto que hacer o sólo hacer una cosa.
Es curioso como pequeñas cosas pueden tener grandes efectos.
Hay que tratar de salir de nuestra burbuja y mirar más allá. Es probable que luego te quieras quedar allí.
_________



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.