Historia de un llanto en Gaza
Un grito de desesperación recorrió su mente y, como una horda de furiosos hunos, salió de su boca. Un cuchillo de lágrimas corto el rígido silencio que rodeaba al pequeño e inocente cadáver. Su rostro, hasta hace unas horas sonriente, estaba ahora deformado por la explosión. Y lo que quedaba de este estaba ahora lleno de sangre. La mujer, con materna desesperación, abrazaba al pequeño entre sus brazos y le limpiaba la sangre con sus lágrimas y su vestido. No podía creerse lo que tenía ante sus ojos. Su pequeño, el único hijo que tenía, había muerto a causa de un instante. Un instante en el que la pólvora hizo ignición, y junto al oxígeno, destruyó lo único que amaba. El cohete había caído como un jinete del Apocalipsis. Las sirenas sonaron, pero no era suficiente. Hamed había ido a conseguir agua, y el cohete venido del otro lado de la frontera rugió. Y como un león devoró la paz. Devoró el silencio y permitió que el miedo y la desesperanza nublaran la vista de aquella madre, de aquella mujer fuerte que nunca se había sentido tan débil como ahora. Nunca había tenido su cara tan llena de lágrimas.
De pronto sitió una mano que le tocaba el hombro y la voz desgarrada de su hermano, también roto por el dolor. Este empezó a prometer al cielo venganza. Juró ante el cuerpo ya marchito de su sobrino; muerte. La muerte de sus enemigos. Pero en el bello, roto y muerto corazón de la madre no había ningún tipo de sentimiento de venganza. Solo quería que le devolvieran el sentido de su vida, quería que le devolvieran la dulce voz de su hijo en los atardeceres de Gaza. Solo quería volver oír el suave rumor de la respiración de su hijo dormido entre sus brazos. Deseaba por encima de todo volver a besarle, besarle su cálido pelo y perderse de nuevo en sus inocentes ojos ahora muertos, sin alma, sin esperanza. Y como un autómata se levantó y abofeteó a su hermano. Y al momento lo abrazó cuando este todavía estaba perplejo por la reacción de la mujer. Y lloraron, lloraron los dos abrazados. Lloraron sin decir nada. Ella había perdido a su marido y a su hijo; él a su mujer y a sus dos hijas. Lloraron y recordaron la sonrisa de cada uno. Y haciendo esto fueron eternos en un instante. Fueron eternamente dichosos y al mismo tiempo eternamente malditos. Malditos por la vanidad y el egoísmo de unos pocos.
Todavía entre lágrimas y abrazada a su hermano ella le dijo: “No busques venganza hermano mío, no derrames más sangre, no seas parte del odio”. Y este volvió a llorar y casi sin respiración, con un susurro, le dijo a su hermana: “¿Cómo quieres que no sea odio si nuestra historia es la historia del dolor? ¿Cómo quieres que no busque venganza si cuando duermo todavía escucho los gritos de mi mujer y mis hijas moribundas en los escombros de mi casa?” Y antes de que pudieran reaccionar sonaron de nuevo las sirenas. Y fue un instante. Y se repitió la historia. Y tras el estruendo se hizo la calma. Y nadie lloró por los dos hermanos, ni por el pequeño. No quedaba nadie. Habían muerto en una guerra que no empezaron ni verían terminar. Habían desaparecido sus voces, sus sonrisas, sus lágrimas de la tierra. No saldrían en ningún libro de historia ni en ningún periódico internacional. Pero murieron en una guerra que empezaron hombres ya muertos de lejanos lugares. Fueron parte del llanto en Gaza y nadie escribiría su historia.




Comentarios
partyflipa - hace más de 11 años
Buf, brutal. Me encanta esto que has hecho: ponerte en la piel, denunciar desde lejos, ser uno más. Y qué verdad más espectacular e indignante eso de que "murieron en una guerra que empezaron hombres ya muertos de lejanos lugares". Y muy interesante la crítica casi de lógica filosófica al Periodismo: ¿de qué sirve si no hay nadie presente durante el hecho? Es como aquella interrogante: ¿suena un árbol cuando cae si no hay nadie para escucharlo?
partyflipa - hace más de 11 años
Coke, le llevo dando vueltas a tu artículo un rato... ¿por qué no lo mandas a un periódico de Guadalajara o como carta a la dirección de un periódico tipo 20minutos.es?
prisionera de la ωeb - hace más de 11 años
Partyflipa tiene razón. DEBERÍAS, con mayúsculas, mandarlo a un periódico para que lo publiquen o algo. Es precioso y me ha llegado. Nunca me había parado a pensar detenidamente eso de "¿de qué sirve si no hay nadie presente durante el hecho?", "¿suena un árbol cuando cae si no hay nadie para escucharlo?" como ha dicho Partyflipa, y es que ahora le estoy dando vueltas porque me has dado qué pensar, y lo veo más claro. A mi me ha encatado tu reflexión sobre la prensa y periodismo. Te felicito.
coke - hace más de 11 años
Muchisimas gracias "Partyflipa" y "prisionera de la web" por vuestros comentarios. Y gracias tambien por daros cuenta de la crítica tan mordaz hacia la prensa actual. Yo tambien le he estado dando vueltas a mandarlo a un periodico, pero no lo tengo muy claro. Aunque gracias a vuestros comentarios me lo estoy remplanteando seriamente. Un saludo
partyflipa - hace más de 11 años
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war of dreams - hace más de 11 años
magnifico! has hecho un excelente trabajo me encanta tu estilo mil bendiciones. espero que continúes con esto y no te desmotives nunca.
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