Cibercorresponsales

Pensamientos cenicientos

Publicado por atenea el 10/01/2016

Hoy también he quitado el polvo a mis recuerdos. Hoy he abierto el cuaderno naranja con el que empezó todo. Definitivamente no sabíamos lo que se nos echaba encima. Y como dijimos por aquel entonces "Eso no entraba en el contrato". Aquellos temblores, aquel cristal que nos dividía e impedía hablar más que por el papel... Se hizo añicos, quien lo diría, como si de un cuento de hadas se tratase: Con un beso. Dejamos atrás nuestra cabeza en las nubes, nuestras mejillas sonrojadas por el temor de algo mal expresado. Tantos lloros que aún hoy perduran por el daño dado y devuelto. Arrepentimiento, temor, amor, perdón, y dolor. En eso se ha resumido un año tormentoso pero... Creo que bajo esa tormenta seguíamos cantando una sinfonía temerosa, esperanzada pero... temerosa al fin y al cabo. Teníamos miedo. Ahora, bajo la lente difractada de la realidad, todo es mucho más simple y confuso. Sí o no, blanco o negro, bien o mal, suficiente o insuficiente. Pero tu y yo no somos así, ¿verdad? No hemos dejado que nos apabullasen con su rigidez pesimista. Aún soñamos. Aún volamos. Cabizbajas, ocupadas, algo insensibles, pero volamos.

Este olor no se olvida. Este olor que penetró en mis pulmones no me abandona al pensar en ti. En mucho se vio el envés de tu personalidad. Antes   tu tiempo impregnaba el espacio igual de ancho en el que discurría tu día a día. Nadie te sacaba de la calle. Nada de tu silencio. Ahora no hay quien te haga correr si no es esa preciosa perrita que te ha cautivado. No hay paseos, no hay cielo. Ahora tu tiempo es mínimo, tu espacio tu mesa de trabajo. Mucho a cambiado.

Ese principio fue como un sueño, ¿sabes? Pasó, rápido, fugaz, y dejó la huella más sutil de la que pudiese haber surgido este amor. Nunca te dije algo, y es que, si hubieses tratado de ligar conmigo, te habría salido el tiro por la culata. Y es que... No soy fría. Sólo me enamoro de lo que veo sin que señalen, y de lo que oigo sin que griten. He de decir que el tiempo me ha recobrado algo de mi mirada gélida. En mi forma de hablar, en mis gestos, en mi aire. Pero no me lo tengas en cuenta. El tiempo ha puesto las cosas en su lugar. Ahora eres mi compañera. Sin juegos de materia, sin opuestos, sin temblores, sin paseos. Ya no hay hechizos, no hay hielo y fuego sellado en nuestros besos, no hay pasión... Pero en parte es porque la malinterpreté.

Se que no quieres más deseo. Lo he leído en tus ojos cautos y temerosos de enfurecerme. No te preocupes, porque no es lo que busco. Busco un holograma de fantasía que inunde mi cabeza. Pero, como el tiempo repuso lo robado... Ya no me impacta ver sola el programa. No puedo donar mi cabeza a la ciencia, ni mis ideas al progreso, pero sobretodo... No puedo regalarte mi imaginación. Vuelve a ser sólo mía, espectáculo de nadie.

Y aunque fue hora de volver a casa tras una larga caminata, seguimos siendo vecinas. No espero nada de tu conciencia. No me decepcionarás, pero comprende que no me ilusione...

El viento no puede compartir su tiempo con una ventana cerrada.

Te quiero:

Atenea