Reflexiones de un Lugar
Hay un pueblo perdido en el norte de España. No diré su nombre, porque si el destino me es agraciado me haré famoso, y seré cineasta, poeta o científico ¡yo que sé! Entonces si este texto, que hago por gusto y cayera en un futuro en manos de un fan, y decide visitar el lugar del que hablaré en breve, este y sus habitantes perderá su encantó, y ya no podrá ser disfrutado por nadie, ya que miles de turistas visitarían la casa en la que una vez viví.
Modestia a parte, este pueblo está escondido en los valles más profundos de Liébana, protegido del mundo exterior. Es pequeño, pero cuando digo pequeño no me refiero como el pueblo de vuestras abuelas, no, se puede afirmar que tiene 10 habitantes, de los cuales solo cuatro son suficientemente valientes para permanecer allí todo el año. No hay ni carreteras ni tiendas, si quieres algo, tienes que conseguirlo, eso o coger el coche y tragarte quince minutos de trayecto hasta la población más cercana. Los domingos a veces viene una furgoneta cargada de pan, pero ya está.
El pueblo tiene un pequeño río mil veces más bonito que cualquier Sena o Guadalquivir. Pues en él, cuando era niño, tenían lugar las regatas más emocionantes. Pequeños barcos de madera construidos por mí y por un amigo mío surcaban imparables las aguas. Estos tenían los nombres más absurdos que podáis imaginar, frutos de la imaginación de un niño, y eran tripulados por desafortunados caracoles, tuvimos muchas bajas, además hubo varios barcos que no pudimos recuperar debido a las fuertes corrientes invernales. El amigo del que os hablaba era hijo de un habitante fijo del pueblo, pero vivía en Santander por los estudios. Él era y es mi compañero en mis trastadas y travesuras, y ahora es como un hermano. Recuerdo un día que estábamos disparando piedras a los patos en un pequeño estanque, cuando un paisano cogió una escopeta y disparó al aire para asustarnos, que miedo pasamos.
Lo mejor de ese pueblo es el tiempo. El tiempo se congela. No hay horas, no hay días, solo momentos. Se come cuando se tiene hambre, se duerme cuando se tiene sueño, se despierta cuando sale el sol. Cuando pasas allí un fin de semana, sientes que has vividos meses, y al volver al mundo, todo sigue igual, nada ha cambiado. Ha estallado una guerra en no sé dónde, ha quebrado otro banco, han asesinado a tres personas, más accidentes de tráfico, todo sigue igual, nada ha cambiado. Mientras tanto Cayo nos ha tocado una canción con su viejo acordeón, hay que colocar la leña que han traído los padres del monte, hay que ir a quitar un árbol que se ha caído en medio del camino, uno de los chones de Abel a tenido un cochinillo, hay que tirar la ceniza a la hornija, un coche se ha atascado en un camino muy linte y hay que rescatarlo. La vida es mucho más bella y simple allí.
Una de las cosas que más me marcaron del pueblo fue un pequeño perro, llamado Nerón. Era el perro de Cayo, y él no le hacía mucho caso, era un hombre bastante solitario y extraño. Todos los del pueblo me decían que no me acercara a él, que estaba lleno de pulgas y garrapatas. Pero yo, como niño que era, no hice caso de las advertencias y jugaba y acariciaba a Nerón como si fuera mío. Así que cuando llegábamos al pueblo desde Madrid, Nerón se pasaba las noches durmiendo en la puerta de casa, ya que mi madre no le dejaba entrar, lloviera o nevara, no importaba. Aunque enguisaramos al perro para que se fuera, el no se marchaba. Allá donde fuera, el me seguía. Un día subimos al monte en coche a acampar, y cuando estábamos montando las tiendas apareció el animal corriendo con la lengua fuera, nada más encontrarnos se tiró en la hierba a descansar, yo pensaba que se nos moría de agotamiento, me quede impactado. Yo siempre le decía a mí Padre que nos lo lleváramos a Madrid, y el siempre sabiamente me respondía que si nos lo llevábamos del campo, donde es libre, y lo trajéramos a Madrid, seguramente le entraría una depresión, y moriría. Yo sabía que tenía razón, siempre que llego de allí me siento amurniau. Pero al final la libertad fue lo que acabó con Nerón, pues un día cuando no estábamos se fue solo a dar un paseo hacía otros pueblos, y allí uno le cogió y le mató. Este perro me enseño dos cosas muy importantes, que la lealtad es algo animal, algo que nace con nosotros, y que es algo que necesitamos para ser personas y algo que debemos mantener entre nuestros principios. Seguidamente que la libertad es lo más bello del mundo, y algo por lo que tenemos que luchar, pero es algo que todos poseemos, seamos buenos o tiranos, por lo que hay que andarse con cuidado. “El camino del hombre recto esta por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos”.
El pueblo se puede considerar un fuerte. Sus muros son las altas montañas, y sus vigías los verdes pinos. ¿Pero de que protege este fuerte? Del mundo. Es un lugar aislado, difícil de acceder. Pero sobretodo es un ejemplo de las ansias de autodestrucción del ser humano. Años atrás era un huevo, ahora poco a poco, lo vamos rompiendo. Antes le preguntabas a un paisano lo que era la tele, y se santiguaba, no había ni periódicos. Pero poco a poco, como si no quisiera la cosa, se va filtrando el exterior. Pasamos de no tener televisión, a tener cincuenta canales. Ahora ya no nos subimos a los árboles por diversión, sino para coger cobertura. Poco a poco, la infección que azota actualmente al mundo va contagiando a los pocos lugares sanos que restan.
Iván Panadero

(perdonad la extensión del relato, y tambien el que halla palabras y expresiones de típicas lebaniegas, si no entendeís alguna, perguntad:))



Comentarios
un hipster alocado - hace más de 12 años
Me encantaría visitarlo. Escribes super bien chico, mola mucho como lo has descrito,y ha habido una frase, la cual me ha llegado al alma, pero de verdad: "El tiempo se congela. No hay horas, no hay días, solo momentos." Es preciosa. Fan tuyo.
ivanpa - hace más de 12 años
jajajajaaj muchísimas gracias, me encanta que te guste:)
partyflipa - hace más de 11 años
¿Qué significa amurniau?
ivanpa - hace más de 11 años
Amurniau significa que se esta triste o deprimido, mas o menos