El mundo, el planeta, La Tierra, él.
El otro día decidí escribir sobre mi mundo.
Él siempre gira en solitario, y no cambiaría su órbita con la de otros, ni se haría igual a los demás. Tiene su propia forma de ser, y eso es lo que le hace único, lo que le hace ser algo más que simples rocas, hielo helado o sencilla nada en su cabeza, como el resto de amigos cercanos. Le hace diferente, tener sus propias ideas. No se deja llevar por el resto, y aunque callado, hizo de sí mismo el cuerpo con las más bonitas montañas, mares, océanos y bosques. Casi como un príncipe, hizo de sí mismo lo más bello, lo más misterioso, lo más grande… El más bonito exterior, y el aún mejor interior. Planeta que se llenaba de vida. Mundo codiciado por mundos.
Y desde que le conocí (Siendo yo una historia entre millones la que pisó su suelo), escuché en él la misma melodía. Siempre la misma canción que hacía reconocerle, pensar en él, ruido de ciudades y de campo, de Tierra, de vida que le diferenciaba de los demás planetas, de momentos donde deja la huella de sus manos, una lista de reproducción que lleva su nombre.
Sus gemelos o colinas, o colinas o gemelos, hacían perderse entre sus caminos, y su pecho fuerte, pulmón de vidas, daban, o dejaban, sin respiración a todos sus habitantes. Sus ríos, venas y lunares, formaban sequías y oasis, desiertos de besos, amar a la Tierra, amar a mi mundo. Mirada misteriosa llena de cuevas oscuras en la que pocos conocen sus entrañas, su pasado, sus miedos, sus luchas, sus choques de tierra y enfados como volcanes. Y nubes como labios con los que se llegaba a rozar el cielo, límite de mi mundo, del planeta.
Él era una mirada perdida que gira alrededor del Sol, callado y hasta entonces tranquilo, con una infancia sin sobresaltos ni malos humos, jugando con dinosaurios de juguete.
Pero ahora la sociedad avanza y él no puede con ella…
La tristeza se notaba en cada hoyuelo de sus mejillas. Se iba secando, adelgazando. Cortaban sus sentimientos, o árboles. Lo iban explotando, demasiada sociedad. Sus ojos, que de verde al amarillo se tornaban con la dureza del daño, cansados lo decían, pero no se oía una palabra de queja. Nubes negras flotaban sobre sus pensamientos, sobre su aire. Construían en él lo que no debían. Y él estaba dolido, inseguro pero sin poder hablar, pues por desgracia los planetas perfectos nacen sin voz con la que podamos saber si estamos haciendo el bien o el mal. Si es mejor mirar hacia la sociedad o la sostenibilidad.
Parece triste pero de momento sobrevive, y sigue siendo el mismo cuando el aire roza sus mejillas y él mira a lo lejos, tal vez al futuro, enigma de mis pensamientos. Y sigue siendo el mismo, cansado pero consciente de la vida, con mil historias vividas, otras mil por delante. Muchas batallas sobre su tierra, muchos cambios, mucho humo negro que superar.
Tal vez por todas esas luchas será por lo que no coincidimos, pero él es mi mundo, mi Tierra, compartido por todos, querido por pocos. Y si nuestra historia ha de morir le recordare en cada rio, en cada corriente, en cada precipicio y en cada sequía de mi corazón… Cuando mire al horizonte y no vea más que cenizas allá donde fue un atardecer junto al río.



        
        
      
Comentarios
partysummer - hace más de 11 años
Que bonito @Julialalala!!! Esa persona que es todo tu mundo, todo tu universo, que es capaz de albergar vida, de ofrecer cobijo. De enamorar.
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