Tener clase.
Tener clase no es nacer con un traje puesto o saber coger una taza de té. Tampoco es hablar demasiado o saber qué pantalones elegir.No es tener muchos amigos, o un asesor de imagen que haga perfecto.
Tener clase es saber estar, sonreír con otras sonrisas, preocuparte por los demás y saber cuándo callar.
Puedes llamar poco la atención, no tener unos dientes perfectos, pesar unos kilos de más o vivir en los suburbios de Brooklyn, en África o ningún lado, pero siempre tendrás algo dentro de ti que brilla más que todos tus defectos juntos.No se sabe muy buen de dónde viene esta luz, tampoco dónde se consigue, ni cuando aparece, pero hace que en todo este barullo de sociedad haya personas que, con sólo mirarlas, sabes que tienen algo especial.
Y estas personas, a veces ajenas a su don, nunca quieren ser el centro de atención, no quieren hablar constantemente o pasarse el día de compras.Ellos sólo se limitan a ser ellos mismos.
Dicen lo que les parece bien, lo que les parece mal, pero siempre sin herir.Pueden elegir los pantalones más horteras en una tienda, y tú, a su lado, pensar que son horribles, sorprendiéndote después de lo bien que le quedan. Conocen la exactitud de en qué minuto callar, y en qué momento hablar; Pero estas personas, no son perfectas, y saben ver lo bueno de cada persona y admirarla.
No son engreídos y no dudarán en regalar una sonrisa por la calle.
Cuando encuentras a alguien así, con clase, te sientes a gusto con ella, o él.Te hacen no temer de tu alrededor, compartir un buen rato y hacerte sentir mejor contigo mismo.Y es que aquellas personas con esta clase tan especial, son las que no piensan sólo en sí mismos, sino también en los demás.



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