Mi realidad, mi día a día.
Solía cerrar los ojos y dejar que la imaginación me arrastrara hasta ese mundo de fantasía tan pegado a la realidad. Salíamos a la calle sin preocupación alguna, todos éramos como una pequeña familia. Mi barrio siempre fue ese pequeño pueblo que ahora todos echan de menos y sueltan una lagrimilla al recordar aquellos buenos tiempos cuando yo podía jugar colgando mis pies entre los barrotes de la ventana, cuando tendías la ropa sin miedo a que alguien te la quitara. Recuerdo como mi abuelo nos tiraba caramelos por la ventana y esa felicidad que desgastaba mis zapatillas. También llega a mi cabeza como mi madre me dejaba suelta por el parque sin miedo a que alguien me llevara. Aquellos eran días brillantes, días en los que nadie se escondía detrás de una calle, en los que no temíamos a que los matorrales fueran demasiado altos y nos impidieran ver si algún extraño nos acechaba.
Recuerdo ver a las señoras mayores, riéndose en el parque, sintiéndose jóvenes. Mirada tras mirada, carcajada tras carcajada. Y luego, llegabas, y veían unos ojitos marrones inocentes, te ofrecían un caramelo y lo podías coger sin ningún temor a nada. Entonces, les rejuvenecías con una sonrisa y ellos te lo agradecían. “Mírala que contentilla” “¡Pero qué hermosa es esta niña!”
Eran buenos tiempos aquellos, una mente inocente que miraba todo y no veía nada. ¿Realidad o puro engaño? Quizá fuera solo un punto de vista. No, no puede serlo, si el recuerdo no me falla no había un día en el que el sol no brillara. La bondad sustituía al oxígeno y la generosidad sobraba. Aquellos tiempos en los que si una persona mayor se caía iban cuatro a ayudarla, en los que el hambre era cosa lejana, fuera de estos barrios. ¿Dónde se quedaron aquellos tiempos en los que nos ayudábamos los unos a los otros? ¿Dónde está esa confianza de poder salir segura de casa sin miedo a la noche?
Salgo por la puerta de casa, trece años más tarde, después de tres años encerrada entre cuatro paredes, atrapada entre trozos de ilusiones. Salgo y divago por estas oscuras calles, llenas de moratones, tan cambiadas; maltratadas.
La sonrisa de mi abuelo se me escapa. Me duele la cabeza, hace frío, el sol ya no brilla. Tan solo me dedico a observar sin hacer nada, cual fantasma, y veo a una viejecita intentando recoger la compra que se la ha caído, parece que tiene prisa, es como si tuviera miedo a que llegara alguien y se la quitara. Pánico, angustia, temor. ¡Dios mío! ¿En qué se ha convertido esto? Enloquezco por un segundo mas mantengo la calma; no puede ser verdad, será una mera casualidad.
Sigo andando, con paso débil, encapuchada debido a aquel trauma del que no me atrevo a hablar. Matorrales gigantescos que esconden llamadas de emergencia, señoras mayores agarrando fuerte el bolso, escondiendo sus joyas. Avaricia, sólo veo avaricia y cuatro muchachos corriendo entre las cuatro personas que nos encontramos por este oscuro paisaje.
Niñas de trece años fumando, niños de siete años con un móvil, un piercing en la oreja y escuchando música obscena. ¿Y esto es lo que le espera a mi hermano? Me pregunto.
¿Es este mi barrio?
Piso estas desoladas calles y me siento como un pez en el desierto, no puedo con esto. Tristeza es lo que siento al ver degradada toda esa esperanza que tenía de poder volver a salir a la calle sin temor a nada. Necesito irme lejos, no quiero ver más.
El parque está sucio, las bolsas no me dejan ver el césped y los cristales de las botellas se clavan en mis pies al ritmo en el que mi corazón se queda estancado en un “¿qué ha pasado?”.
Necesito huir, correr lejos… Necesito ser libre, salir de aquí. Oigo gritando: "MI BARRIO, MI VIDA"
Mientras yo pido auxilio, gritando hacia adentro: "Mi barrio, mi cáncer"




Comentarios
jorgerivi - hace más de 11 años
Precioso e intenso. Cuando leo estos textos consigues que me haga una imagen en la cabeza. Lo describes a la perfección. :3
_dennaselen - hace más de 11 años
La intensidad de este post me ha llenado por completo. La sutileza, los detalles son perfectos. La musica que has puesto me ha encantado. Eres una diosa de la escritura.
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.