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Porque te quiero.

Publicado por lissie el 31/05/2014 · Categorías: Pensamientos, Creación, Sobre mí

¿Por qué me siento tan viva?

Es que tu presencia hace desaparecer la infinita imperfección que rodea mi cuerpo, tus pasos convierten mi sombra en luces que despegan hacia el cielo, tus palabras se convierten en mis versos y tus besos se deslizan por mi pelo, absorbiendo mis malos pensamientos.

Tú, mi evasión. Tú, mi querido amor; aquel que convierte mi tristeza en vida con una sola mirada que se calla diciendo todo y silenciando la nada. No digas más, agárrame de la mano que hoy quiero mostrarte el refugio de mi cuerpo en tu espejo.

Conviertes mis pequeños pies en saltarines de la vida, enmudeces mi voz entre tremendo estremecimiento, mi alma rejuvenece con el impulso de tu sonrisa. Eres la luz de mis días, la persiana que abriga mi ventana, el viento que se agita entre mi pelo, el latido incesante de mi pecho, aquel golpeteo fuerte tan enérgico y delicado.

¿Qué esconde mi ser?

Una criatura cursi, frágil, que sangra en su silencio, un alma perdida que busca tu abrazo, una palabra que se quedó en el intento, un invierno derretido con el sol desprendido por tu cuerpo, soy esa afonía que esconde un sinfín de sentimientos callados por temor a que tu ser rechace tan frágiles versos.

Aquel ente que te observa desde la lejanía, que te sueña, te desea, te quiere, te ama y te necesita para curar esa sed de sentirse viva. Aquel que calla para no ser herida, la que tiembla cuando te besa con inquietud a dejar de ser correspondida, callando aquí me tienes, queriendo gritar un te quiero. Por fin, lo chillo y el mundo se gira mirando este pequeño individuo y lo alaba.

Libertad que me hace sentir el aire rodeando mi forma, vuelo por el cielo, toco las nubes con las yemas de mis dedos. Y esa suave textura, que revela un éxtasis a mi cuerpo, no es más que tus brazos rodeando mi pequeño ser, protegiéndolo, inconscientemente, de todo aquello a lo que temo. Mi fuerza, mi pasión, mi amor, mi felicidad, mi ilusión.

Sí, esto es lo que siento todas las veces que  te veo. La espera merece la pena; dos simples horas, un minuto, incluso un simple segundo  de tu compañía hacen que mi sonrisa dure una semana, dos tres, incluso toda la vida. No sé qué haces, ni que hechizo utilizas pero quiero seguir siendo aquella que caiga una vez tras otra sobre este encantamiento. Y es que, ni sapo ni princesa, soy aquella paloma blanca que se escapa de tu chistera.

Porque yo… te quiero.