Hasta hace dos días, mi nombre era Mohamed Ansaldi, desde que entré en la cárcel de Jerusalén pasé a ser conocido como el recluso 38 o simplemente 38.
Nada más entrar, fui derecho al despacho del alcaide, el Mayor Grossman, un general judío degradado a la cárcel más peligrosa de todo...
El héroe de esta historia no necesita una señal para socorrer alguien en apuros,porque siempre esta ahí: aunque no lo necesite, siempre esta pendiente de mí.
Hace ya casi tres años iba caminando con este héroe, cuando apareció un inmigrante pidiendo limosna. Para mi sorpresa, sacó de la...
-Eh tú, bizantino, aquí tienes tu comida – dijo el carcelero de la prisión.
-Ja, Ja – reí amargamente.
-¿De qué te ríes?
-De la ironía de la vida. Yo acostumbrado a compartir mesa con emperadores y nobles, y me veo ahora servido por un carcelero cualquiera. Si acaso supieras cómo...
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