Adiós multitudinario a Prince
Se acaba de perder otra de las grandes estrellas de la música. No pertenece a la generación maldita de los 27, pero sí a muchas memorias y recuerdos. Claro que en este portal son demasiado jóvenes para haber asistido a la época dorada de este portento musical, pero no para desconocer de quién se trata. Si todavía no saben de quién hablo, no pierdan palabra.
Prince Rogers Nelson nació en 1958 (año muy productivo en cuento a las artes se refiere si uno se da cuenta) en Minnesotta, Estados Unidos. No encajaba en ningún canon ni se le podía categorizar de ninguna forma, por eso siempre será recordado. Por ser extravagante, transgresor, por marcar un hito en la música del siglo pasado pero que permanecerá inmortalizada a los largos de los tiempos. Si tuviese que recomendar una sola canción de este prolífico y vanguardista artista podría devanarme los sesos sin encontrar una que no mereciese algún reconocimiento.

Se duda de su nombre, de su sexualidad, pero lo que es innegable es que tenía un talento y vocación para la música sorprendentes. Con tan solo 17 años ya manejaba 26 tipos de instrumentos diferentes a la perfección. Esa guitarra y voz son sin duda inconfundibles.

Grabó 30 discos a lo largo de toda su carrera, y protestó en los 90 tatuándose en una mejilla la palabra esclavo para atraer la atención sobre las condiciones de su sello discográfico. En los últimos años de su vida se acercó a Dios y ya apenas quería mencionar el sexo durante las actuaciones en los conciertos debido a su conversión a una religión concreta.
Saltó a la fama en los 70 con álbumes míticos como "1999" y "Purple Rain".

Su familia ya poseía una gran cultura artística, ya que su madre, Matthie Shaw era cantante de un grupo y su padre, pianista del mismo. Así se conocieron y el nombre de la banda: "Prince Rogers Trio" les dio la idea de su nombre.
Empezó con ritmos urbanos, más tarde en los 80 mezcló R & B y funky dando discos como el que marcará por milenios Purple Rain, y cuando parecía inegualable, creó el que toda la crítica por unanimidad alaba y venera: Sign O The Times.

Los años 90 fueron muy controvertidos para el artista, como podemos observar en el ejemplo anterior. Mantuvo muchas trifulcas con sus sellos discográficos. Predominaron la electrónica y su último disco fue HITnRUN: Phase One and Two en 2015.
Tuvo una vida bastante azarosa, se le relacionó con múltiples parejas, pero solo se casó dos veces. La primera con la bailarina y cantante puertorriqueña Mayte García con la que tuvo un hijo que desgraciadamente falleció una semana después del nacimiento. Eso repercutió mucho en su vida, pues supuso un gran impacto. Pero volvió a contraer matrimonio con Manuela Testolini Nelson, de la que más tarde se divorció.

Sin embargo, debido a su extravagante y provocativo vestuario, se duda de su heterosexualidad.
El cantante y compositor ya preparaba sus memorias, que ya nunca verán la luz. La sombra de las drogas planeaba peligrosamente desde su juventud, incluso se le atribuyen como causa de la muerte. Aunque no hay nada confirmado hasta el momento.
Se le encontró el jueves en un ascensor, ya muerto. La policía ha acordonado la zona en espera a una investigación, aunque el mítico portal de celebridades TMZ que anunció la muerte en primicia de Michael Jackson ya se ha pronunciado.
Su desgraciada muerte se une a las ya sonadas de David Bowie, Glenn Frey de los "Eagle" y el fundador de "Earth, Wind and Fire": Maurice White.



Se tenía conocimiento de que hacía pocos días había tenido que detener su avión privado para ser hospitalizado, pero se le concedió el alta sin problemas. Era tan solo una simple gripe. Pero ahora todo son interrogantes y parece que fue el primer signo de alarma.
Solo tras unas horas de su muerte se rendían múltiples homenajes a lo largo de todo el mundo, todos las figuras relevantes políticas y musicales se declaraban consternados y su residencia en Minnesota se convertía en un templo de un dios al que rendir culto. No derramaban lágrimas sus seguidores, aprovechaban sus energías para escucharle y bailar y cantar sus canciones. Ni un asomo de tristeza, porque él hubiese querido despedirse con buena música.
Era tan joven, tan solo 57 años. Su altura nunca le negó llegar a lo más alto.
Si hay que empaparse, que sea con su lluvia púrpura. Hasta siempre, Prince. Nunca te olvidaremos.



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