Naciendo
Respira.. 1, 2, 3... ahí viene otra ola. Otra bocanada... ya está aquí. Me inundó como una ráfaga homogénea, que me desplazó unos centímetros. Resultó ser más grande de lo que esperaba. Recogí los pies y me impulsé hacia el interior.

Esta vez ha sido por poco. Otras veces había acabado en la orilla por hacer caso omiso a la sensación de la falta de apoyo.
Recordé la sensación del revolcón de la ola, sin percibir dónde quedaba tu cabeza y dónde tus pies, donde la imposibilidad de quedarse por siempre dentro de tu madre te hacia regresar a trompicones, con un movimiento ambiguo e irreconocible, sin patrón alguno, donde acababas en la orilla magullado y si no ponías cuidado con los orificios nasales como relojes de arena.

Una metáfora, tras otra, con ritmos monótonos, hallando la aliteración completa al desbocarse y llegar aturdida a la aridez salada de la vera.
A cada marea un momento, a cada ola una emoción, incomparable a la siguiente, ni a la anterior. Sin saber su dimensión, su fuerza... Cuando creciente choca, a cada bajón, a cada ruptura espumosa de su totalidad profunda e infinita.

A cada rompeolas un rompe-sueños. Sintiendo las lágrimas del mar penetrando en nuestros ojos, mas nuevamente, es la vida por propia voluntad la que llora haciéndonos nudos en la garganta. ¿Por qué llora? Había oído en una película que en esta silueta se hallaba la felicidad. Si cierto era, que nunca habría creído poder alcanzarla de forma tan pura en vida. Y lo olvidé tan pronto como lo pensé. Ante la falta de aire volví al hemisferio celeste que continuamente retaba al mar a invadir el horizonte. Emergí quitándome la sal de los ojos. Nunca he podido abrirlos debajo del agua, añadiendo que mi sentido del oído se reducía a las piedras rodando en el borde del escalón en donde las olas cogían forma... eran una sensación solitaria. Nadie te puede ver allí debajo, en la confusión de la venida del monte turquesa nevado. Sentido así un nacimiento, donde te vales de ti mismo, donde te sientes uno con el timbre barítono de la naturaleza. Allá venía nuevamente.Solo se nace una vez, pero yo me siento nueva a cada nueva bocanada en la superficie. Tan pura... no se puede poseer en las manos, y aún así, pobres de nosotros, prescindimos de ella. En nuestras manos, desbordada, se vuelve invisible, diáfana. No importa de dónde venga o adónde vaya el viajero, cuando llegue a su vera se parará a contemplarla.
No desesperes, madre. No he visto ningún hombre que haya huido de ti o no obsesionarse por poseerte en esencia. Muchos hombres se fugaron de mi mundo por buscarte, surcarte, encontrarte, y en definitiva conquistarte, tus ojos, tu corazón, tus tesoros más ocultos. Y tan solo unos pocos lo lograron, sumiéndose en el cansancio y la soledad.

Luchas contra la tierra y contra el cielo. Y aún siendo indomable y depredadora te debemos la vida. Intentando pertenecernos te hemos violentado y rasgado, envenenado y torturado, a ti y a las vidas que por ti persisten. Y fuiste capaz de no sucumbir a la cólera, de perdonarnos y devolvernos con tus delicadas manos y un soplo de frescor de vuelta a la orilla. Para seguir soñándote, deseándote de forma inverosímil. Alejémonos de ti para poder acercarnos.
Volveremos a nacer, como seres puros que abandonan el pesebre del vientre para dormir plácidamente en la cuna de tu regazo.




Comentarios
partysummer - hace más de 11 años
Creo que necesito mejorar mi velocidad lectora, porque no me ha dado tiempo a leer todo el artículo en lo que dura la canción. Puse una frase tuya en mi twitter, porque me gustó lo poética que sonaba.
atenea - hace más de 11 años
Vaya. No habré sido yo que me he acelerado. Yo también leo lento. Qué frase?
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.