El Gran Golpe
Todo dolía, los músculos, la carne abierta, hasta la sangre que se resbalaba sobre la calzada dolía. Con los ojos ciegos, miré el cielo enmarcado por los edificios de ladrillo sucio. Veía las motas de hollín que lo volvían de un color grisáceo turbio mientras pensaba en todo lo que había...






