Crónicas de un pianista hechizado
Posó levemente sus finos dedos sobre las teclas de marfil inmaculado, como temiendo que éstas pudiesen dañar su blanca y delicada piel. Le temblaba el pulso, pero las yemas de sus dedos permanecían firmes sobre la clara superficie teñida de un amarillo gastado que le concedía a cada clavija un aspecto viejo y deteriorado.
Acarició sutilmente aquellas que yacían bajo sus dedos, apreciando las rasgaduras que cubrían la agradable pero áspera superficie, agrietando con arañazos oscuros cada tecla.
En la parte superior de las mismas se encontraba otra hilera de rectángulos, negros como el azabache, que conferían un sonido limpio y resonante, un tanto desafinado en comparación con sus níveas hermanas.
Aunque aquella composición blanca y negra poseía música de por sí, pues derrochaba la historia de una vida plenamente musical, el joven que allí esperaba paciente a pesar de la impaciencia que denotaban sus manos, tenía la intención de sacar aquella música de su interior, para escuchar todo lo que la criatura tenía que decir acerca de su pasado, presente y futuro.
Suspiró tenuemente, susurrándole a la criatura palabras tranquilizadoras que bien podrían haber sido para calmarla ella o a sí mismo, pues aunque su tez pálida denotaba seriedad y entereza, en lo más profundo de su corazón sentía unos nervios voraces que se afanaban en dar caza a cada rincón de firmeza que luchaba por abrirse paso en su interior.
Tras un breve instante de vacilación, decidió oprimir una de las teclas albinas que formaba parte de la composición bicolor. En cualquier otra ocasión lo habría hecho sin dudarlo, pero en aquel momento tuvo que recurrir a toda su fuerza para obligar a aquella pieza a emitir un sonido, que salió al exterior en forma de un quejido grave y atronador que consiguió espantar todos sus miedos y sumirle en un estado de aislamiento en el que sus latidos parecían sincronizarse con la música y le transportaba a un lugar muy lejos de allí, un lugar mágico.
Después aquel tañido lúgubre, sonaron muchos más estallidos de distintas tonalidades que compusieron una de las más perfectas melodías que jamás nadie salvo sus oídos llegarían a escuchar.




Comentarios
spidrmancoy - hace más de 9 años
A mí, que me encanta la música y toco el piano, me sorprende que de ese momento de ponerse a tocar pueda salir tanta lírica. Gracias por escribir.
catnip_ - hace más de 9 años
Me alegra de que te guste!! Y gracias a ti por leerme!! :D
cecil - hace más de 9 años
Tienes una forma de escribir que me encanta, buscando que los adjetivos paren el tiempo y que leerlo sea agradable a la vez que pausado, es quiza una de las formas mas ansiadas de todos los tiempos jajaja, solo he visto un pequeño fallo, sobre el estado de las teclas del piano, en que al principio estaba impecables y un poco mas abajo desgastadas, por todo lo demas, te doy un 10, genial ^^
catnip_ - hace más de 9 años
Hola Cecil!! Muchas gracias por tu comentario :3 siempre que escribo intento poner los adjetivos aproopiados (buscando sinónimos y demás) para que la lectura del relato sea apacible. Y graacias por la corrección! En cuanto me pongo a escribir no paro, así que alguna vez se me cuelan errores como esos. Gracias!!
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